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Los iglúes esquimales son viviendas tradicionales utilizadas por algunas culturas del Ártico, especialmente los inuit (conocidos como esquimales). Estos refugios son conocidos por su capacidad para mantener el calor en ambientes extremadamente fríos y su construcción con bloques de nieve.
Los iglúes están hechos principalmente de nieve compacta. La nieve se utiliza por sus propiedades aislantes: aunque la nieve es fría, sus cristales de hielo atrapan aire en su interior, lo que ayuda a retener el calor. Los bloques de nieve se cortan en formas rectangulares o cuadradas y se apilan en espiral, comenzando desde un círculo en el suelo y elevándose hacia el centro.
La estructura de un iglú tiene un techo curvado, que es clave para su resistencia. La forma abovedada distribuye el peso de la nieve de manera eficiente, evitando que se hunda. El techo generalmente se construye con una ligera inclinación, y la entrada suele estar situada bajo el nivel del piso, lo que ayuda a reducir la pérdida de calor.
Los iglúes fueron utilizados principalmente por los pueblos inuit y otros grupos indígenas del Ártico, como los Chukchi en Siberia. Aunque hoy en día rara vez se usan como viviendas permanentes, los iglúes eran construidos como refugios temporales durante las cacerías o viajes largos, ofreciendo un abrigo eficiente y rápido de construir. El iglú era una solución móvil y temporal para condiciones extremas.
Hoy en día, el uso de los iglúes como vivienda ha disminuido, pero siguen siendo una parte importante de la cultura popular y el patrimonio de las comunidades inuit. Además, algunos turistas pueden experimentar pasar una noche en un hotel de iglú hecho de hielo y nieve, que ofrecen una experiencia de alojamiento en lugares como Finlandia, Canadá o Noruega.
En resumen, el iglú es una de las estructuras más ingeniosas para sobrevivir en climas extremos, combinando la sabiduría tradicional de los pueblos del Ártico con las características únicas de la nieve.


Carolina CAOBÍ HERNÁNDEZ

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