Carlos Scarpa licenciado en diseño arquitectónico en la Universidad de Venecia, no es un arquitecto convencional, ni siquiera lo fue oficialmente. A lo largo de su vida y formación, la relación con los materiales, sobre todo con los de gran nobleza como el cristal de Murano, fue muy estrecha; esta experiencia que desarrolló a lo largo de su trayectoria se ve plasmada en sus composiciones arquitectónicas, donde se puede apreciar una particular sensibilidad compositiva, que le diferencia notablemente de sus contemporáneos. Una arquitectura de autor, profundamente intelectual y sensible, sin olvidar el objetivo de crear un lenguaje común.
El contexto histórico arquitectónico que envuelve a Scarpa viene marcado por la influencia de la Secession vienesa, y la arquitectura funcionalista y racionalista. Scarpa marca una línea roja con la idea de modernidad impulsada por el estilo internacional, y no es que niegue el espíritu moderno, sino que su lectura de la tradición enraizada en su trabajo de observar y dibujar proviene de rechazos y contrastes, no de la búsqueda de una homologación estilística. El ordo clásico es impracticable. Por eso podemos apreciar que en su complejo lenguaje hay una desacralización de toda normativa estilística, y hace énfasis en la recuperación del valor constructivo. Una crítica directa al hábito introduciendo de nuevo en la cultura artesanal el factor intelectual que se había caracterizado al diseño desde el Quattrocento.
El dibujo, tiene mucha relevancia en su proceso de creación, es el medio de reflexión, no se trata de una simple representación realista, sino un lugar donde puede cuestionar y relacionar el entorno con el espacio. Toda obra suya tiene una gran referencia gráfica por lo que su forma de proceder es la de perder el tiempo en la contemplación, y con el dibujo contrapone una separación a la aparente objetividad de lo que observa.
En sus obras que hay un tratamiento detallado de los materiales, creando un interés especial en cada una de las partes que componen el conjunto, lo que genera un espacio enriquecido de anécdotas de materialidad sensiblemente diseñadas. Aunque presenta un carácter ostentoso, el cual es anti-moderno; esta particularidad es una de las más potentes en su obra, pues manifiesta una profunda intimidad con la materia, resaltando en su conjunto el énfasis del instante, el fragmento, donde aclara su carácter compositivo de no anular la diferencia sino más bien demostrarla; la maestría de conseguir contrastes rebuscados y matices sutiles junto a refinados montajes.
Su fijación por construir en lo ya construido se centra en buscar una claridad histórica, sus obras de rehabilitación museísticas, son una aportación a la arquitectura de la rehabilitación muy importantes en referencia a la interpretación de la función del espacio museo. La aplicación de la hermenéutica como concepto de interpretación al espacio contenedor de obras, rompe con la teoría clásica de la restauración. “El museo es un elemento crítico que hace perceptible y comprensible a las obras de arte, se trata de comprender la obra no de enjuiciarla.
Fernando RANGEL - Patricia KREMPELS