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Precursor del racionalismo español y verdadero maestro de la llamada Generación de 1925., Zuazo parte de la corriente tradicionalista para superarla a base de orden y revalorización del espacio y el muro.
El Palacio de la Música de Madrid (1926), sala de conciertos inspirada en el interior del Hospital de la Caridad de Sevilla (Barroco), es de las últimas obras de influencia historicista y racionalista.
El edificio Central de Correos y Telégrafos de Bilbao (1927) rompe con el pastiche historicista y el edificio se concibe como volumen rotundo, el material se revaloriza y la sencillez armoniosa de vanos y netos son claros testimonios de un paso adelante en la función del edificio y nuevo concepto de arquitectura.
La Casa de las Flores (Madrid, 1930-32) con su concepción de espacios abiertos y orientación hacia exteriores, así como la importancia que adquiere la luz como elemento fundamental de la vivienda, y la simplificación de líneas y volúmenes articulados en un sentido racional, hacen de este edificio el gran hito de la arquitectura española del siglo XX hacia las nuevas tendencias arquitectónicas de Europa. Todas estas características se plasman en un distribuidor con corredor ajardinado, patios interiores abiertos y la correcta unión entre racionalismo y elementos tradicionales de la arquitectura española del momento.
Con Torroja proyecta el frontón Recoletos (Madrid, 1935) donde el hormigón armado se emplea consiguiendo efectos espaciales y volumétricos de gran vuelo. Cumpliendo requisitos del juego como la existencia de dos grandes muros y cubrir unja gran superficie rectangtular.
Nuevos Ministerios (Madrid, 1933-42) proyecto de gran embergadura truncado por la Guerra Civil en 1936, terminado finalmente en 1942 de un modo distinto al proyectado por Secundino Zuazo.
Desde 1939 Zuazo parece perder ritmo y no consigue superar sus logros anteriores a la Guerra Civil.
Oscar de BLAS
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Nace en Bilbao, en 1887. Tras acabar los estudios en 1912, trabaja con Antonio Palacios en su estudio. Un viaje por Holanda y el centro de Europa hace que su estilo evolucione hacia un racionalismo depurado, donde prima el confort y la funcionalidad. En sus comienzos laborales, quedo aterrorizado con los planteamientos urbanísticos que se ejercían en España, especialmente en Madrid, la ciudad donde mas podrá expresarse. Buscaba viviendas ventiladas, e iluminadas, con lo que para el seria una vivienda salubre, ya que las medidas higiénicas que se partían en las viviendas españolas eran realmente escasas.
Le interesó sobre todo la arquitectura española en una de sus mejores épocas: la de Carlos III, domina su lenguaje y lo emplea de forma magistral en sus proyectos, que plantea siempre con gran valentía.
Su obra destacara por la introducción audaz de criterios urbanísticos, con patios abiertos, y empleando con toda soltura el lenguaje racionalista, pero, con una maravillosa armonía, elementos muy tradicionales de la arquitectura española y muy adecuados al clima de la Península. Destacando, estos nuevos valores en 1932 con su obra magistral, “La casa de las Flores”.
Tras el estallido de la Guerra española decide exiliarse, truncando su trayectoria profesional. Cuando al cabo de los años regresa a España, toda su obra posterior, aunque deja ver siempre su gran calidad como arquitecto, carece de esos valores magistrales propios de su primicia carrera. Sus edificios evolucionarán hacia planteamientos más nacionalistas, afines a los gustos de la dictadura, aún así buscará líneas más renovadoras.
Págs. 621-669.”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”
5.- España.
Por otra parte, como ya se apuntó, fuera de los arquitectos pertenecientes al GATEPAC y a la generación de 1925 existen algunos otros, a los que Bohigas ha denominado racionalistas al margen, que con mayor o menor convencimiento y acierto van procurando su incorporación a las nuevas tendencias.
Entre estos arquitectos que después de realizada una obra de cierta consideración, dentro de la arquitectura ecléctica, se incorporaron con mayor o menor fortuna a las nuevas tendencias, destacan sobre todos las figuras de Secundino Zuazo (1887-1970) y Francesc Folguera (1891-1960) que en los primeros años de la década de 1930-1940 son capaces de producir dos trabajos tan excepcionales y renovadores como la casa de las Flores (1930-1932) y la casa de San Jorge (1929-1931) situadas en Madrid y Barcelona respectivamente. Estos edificios constituyen dos de las obras más importantes realizadas por arquitectos españoles en lo que va de siglo y a través de ellas sus autores rompían en cierto modo con una trayectoria anterior ligada a los convencionalismos al uso. Tanto Folguera como Zuazo mantendrán esta línea renovadora en algún edificio posterior, como la casa El Llorà (1935), en Collsacabra, del primero, o las madrileñas Torres de Cea Bermúdez (1955) del segundo, aunque sin alcanzar ya el nivel vanguardista y polémico de las primeras.
Otro caso notable de adscripción por vía propia a las nuevas corrientes arquitectónicas lo tenemos en la obra de gran interés en su conjunto realizada por Víctor Eusa (n. 1894), en la que se conjugan elementos tal vez procedentes de Wright y Dudok, dando lugar a soluciones muchas veces elaboradas mediante interpretaciones de un destacado acento personal.
Ángel Pérez, Pedro Ispizua, Javier Ferrero, Mestres Fossas, José Goday, Antonio y Ramón Puig Gairalt, Pedro Benavent, Javier M. Feduchi, Joaquín Llovet, Cayetano Borso, Enrique Viedma, Joaquín Rieta, etc., son algunos de los arquitectos cuya producción se aproxima en uno u otro momento a las corrientes de vanguardia llegando a producir obras meritorias aunque a veces aisladas e incluso inconexas con el resto de su labor. Entre estos arquitectos que por una vía individualista persiguen su incorporación a las nuevas tendencias europeas y que alternan, dentro de su labor, los edificios más o menos sujetos al nuevo estilo, con otros de carácter marcadamente convencional, se encuentra asimismo Ramón Raventós (1892-1971) que con su casa barcelonesa de la calle de Lérida iniciada en 1928 parece anticiparse a todos ellos, si bien dicha obra supone un hecho insólito dentro de su producción.
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Arquitecto y urbanista nacido en Bilbao. Realizo obras por toda España, siendo Madrid la ciudad donde desarrollo gran parte de sus proyectos tanto a nivel arquitectónico como urbanístico. Precursor del racionalismo español y verdadero maestro de la llamada Generación de 1925, Zuazo parte de la corriente tradicionalista para superarla a base de orden y revalorización del espacio y el muro. El Palacio de la Música de Madrid (1926), sala de conciertos inspirada en el interior del Hospital de la Caridad de Sevilla (Barroco), es de las últimas obras de influencia historicista y racionalista.
El edificio Central de Correos y Telégrafos de Bilbao (1927) rompe con el pastiche historicista y el edificio se concibe como volumen rotundo, el material se revaloriza y la sencillez armoniosa de vanos y netos son claros testimonios de un paso adelante en la función del edificio y nuevo concepto de arquitectura. La Casa de las Flores (Madrid, 1930-32) con su concepción de espacios abiertos y orientación hacia exteriores, así como la importancia que adquiere la luz como elemento fundamental de la vivienda, y la simplificación de líneas y volúmenes articulados en un sentido racional, hacen de este edificio el gran hito de la arquitectura española del siglo XX hacia las nuevas tendencias arquitectónicas de Europa. Todas estas características se plasman en un distribuidor con corredor ajardinado, patios interiores abiertos y la correcta unión entre racionalismo y elementos tradicionales de la arquitectura española del momento.
Con Torroja proyecta el frontón Recoletos (Madrid, 1935) donde el hormigón armado se emplea consiguiendo efectos espaciales y volumétricos de gran vuelo. Cumpliendo requisitos del juego como la existencia de dos grandes muros y cubrir unja gran superficie rectangular. Un proyecto de gran envergadura e importante presencia urbana son los Nuevos Ministerios (Madrid, 1933-42) truncado por la Guerra Civil en 1936, fue terminado finalmente en 1942 de un modo distinto al proyectado por Secundino Zuazo. Desde 1939 Zuazo parece perder ritmo y no consigue superar sus logros anteriores a la Guerra Civil.
Oscar de BLAS