Inprimatu
Luigi PICCINATO

PICCINATO, Luigi

  • Arquitecto y urbanista
  •  
  • 1899 - Legnago. Italia
  • 1983 - Roma. Italia

COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna, una historia desapasionada. Gustavo Gili. Barcelona, 2005. 


Pág. 183-192.Del racionalismo al revisionismo: La arquitectura en Italia, 1920-1965”


Durante la primera mitad de la década de 1930, la fortuna política de los racionalistas fue mejorando tras su participación con éxito en una serie de proyectos públicos. Los más importantes fueron:



  • La Universidad de Roma (1932-1935): aunque el arquitecto responsable fue el tradicionalista Marcello Piacentini (188t-1g6o), varios de los edificios fueron asignados a los racionalistas, entre ellos la Facultad de Física, obra de Pagano.

  • Las obras para el Ministerio de Comunicaciones, entre ellas la nueva estación ferroviaria de Florencia, obra del Gruppo Toscana.

  • Las nuevas ciudades construidas en los pantanos desecados de L Lanura Pontina, al sur de Roma, la más célebre de las cuales fue Sabaudia, proyectada por un grupo encabezado por Luigi Piccinato (1899-1983) en la que se prestó la misma atención a los temas socioeconómicos que a los simbólico-estéticos.


En el norte del país (lejos de la influencia directa de Roma), el racionalismo también alcanzo un relativo éxito, pese a la indiferencia a veces a hostilidad del Partido Fascista. Estos arquitectos racionalistas llevaron a cabo importantes proyectos, tanto privados como públicos: entre ellos, Figini y Pollini (por ejemplo, la casa del propio Figini en Milan, de 1934 - 1935) y Giuseppe Terragni, cuya Casa del Fascio en Como (1932-1936) era una fusión del monumentalismo clásico con la abstracción moderna. Terragni era el mis dotado de los arquitectos de Gruppo. Su obra es notable, entre otras cosas, por su compleja interacción de las superficies con el esqueleto estructural, como en la fachada este de la Casa del Fascio y en la casa Giuliani-Frigerio (1939) aludiendo a «ese concepto de Mussolini de que el fascismo es una casa de vidrio en la que todos pueden entrar, los aspectos clasicistas del edificio indujeron a Pagano a condenarlo por formalista y por representar una «sensibilidad aristocrática». El conflicto entre Pagano y Terragni no era político (ambos eran fervientes fascistas); era el mismo conflicto que había enfrentado a Hannes Meyer y Le Corbusier: por un lado, un rigor moralista; por otro, un esteticismo idealista.

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