Inprimatu

"Gratos recuerdos de viaje integran nuestros más bellos sueños. Hermosas imágenes de ciudades, monumentos, plazas, panoramas pasan ante nuestra alma, y otra vez  gozamos de aquello a cuyo lado fuimos tan felices  al detenernos."


 "Construcción de ciudades según principios artísticos",


  Camillo Sitte, 1889, página 1.


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PEVSNER, Nicolaus ., Pioneros del diseño moderno. De W. Morris a Walter Gropius. Ed. Infinito. Buenos Aires,2003.


Págs.137-160 . “Inglaterra desde 1890 hasta 1914”


Existe un sorprendente paralelo entre la historia del urbanismo desde 1850 a 1914 y la de la arquitectura y decoración contemporáneas. Examinando las dos tareas más grandes que fueron encomendadas a arquitectos durante el tercer cuarto de siglo, debemos reconocer que la Ringstrassede Viena  es una vistosa cadena de edificios individuales, desligados casi por completo unos de otros, mientras que la memorable apertura de grandes bulevares  a través del centro de París, obra de Haussmann , es ciertamente mucho más arquitectónica, ya que los valores espaciales no sondescuidados en favor de los volumétricos . Sin embargo, tanto en París como en Viena, no se afrontó el problema social de saneamiento y realojamiento de los slums y lo mismo se puede decir del urbanismo de las demás ciudades europeas y americanas. Ni tampoco las nuevas tendencias que comenzaron por 1890 ayudaron a resolver estos urgentes problemas. Burnham  inició en Chicago el movimiento para la construcción de centros cívicos monumentales en los Estados Unidos , movimiento que conquistó a Inglaterra después de 1900. En Alemania, el libro de Camilo Sitte DerStädtebau  (1889) combatía la vacía grandeza de las plazas y caminos neo-barroco s, y proponía un planeamiento más libre y pintoresco sobre lineamientos medievales . Tanto Sitte  como Burnham pensaban, respecto al urbanismo, en términos de elementos aislados.


Hemos visto que la interpretación del urbanismo, no sólo como manifestación de fuerza cívica sino también como medio para lograr el bienestar y confort de toda la población, se originó en Inglaterra y quedó confinada allí por más de una década. Pero, tan pronto como el planeamiento se aplicó en áreas mayores que el barrio-jardín  de una firma, la iniciativa municipal tuvo que reemplazar a la empresa privada. Es muy significativo el hecho de que apenas alcanzado este estado de cosas Inglaterra quedó atrás y Alemania pasó a la vanguardia . Muchas ciudades alemanas son propietarias de gran parte de los terrenos edificables que existen dentro de sus límites y favorecidas por la legislación- tratan de adquirir más. Theodor Fischer , uno de los arquitectos jóvenes más enérgicos, fue elegido arquitecto-urbanista de Munich en el 90; la publicación periódica Der Städtebau comenzó a aparecer en 1904; ciudades como Nuremberg, Ulm, Mannheim, Frankfurt, elaboraron esquemas comprensivos para el desarrollo del centro y de los suburbios. La exposición de urbanismo que tuvo lugar en Berlín en 1910, se puede considerar como el resumen final de estas tendencias que florecieron antes de la guerra.


 Desde 1918, los barrios de grandes casas colectivas, construidas sobre todo en Holanda, Alemania y Austria, han servido más que cualquier otro tipo de edificio para atraer la atención de otros países sobre la existencia de un moderno estilo arquitectónico . En Inglaterra recién después de 1925 y aun de 1930, el público comenzó a tomar algún interés en el moderno problema del alojamiento colectivo para la clase trabajadora . Por la misma época, las formas del Movimiento Moderno  comenzaron apenetrar en Inglaterra, formas que, entre 1900 y 1925 habían sido desarrolladas por arquitectosamericanos, alemanes y franceses.


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COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 13-33.“El Art Nouveau, 1890-1910” 


En Austria, el espíritu liberal y racionalista quedó encarnado en la obra de Otto Wagner, el arquitecto más célebre de su tiempo. Con respecto a la divisoria ideológica, Wagner estaba situado en el lado opuesto al de Camillo Sitte (1843-1903), cuyo libro Construcción de ciudades según principios artísticos (1889) –que llegaría a ejercer una influencia internacional-, había fomentado un modelo urbano de espacios irregulares y cerrados, basado en la ciudad medieval. Para Wagner, por el contrario, la ciudad moderna debía consistir en una retícula regular de calles de longitud indefinida que contendría nuevos tipos de edificios como bloques de viviendas y grandes almacenes. Entre sus edificios, el racionalismo de Wagner alcanza su punto culminante en la Caja postal de Ahorros de Viena (1904-1906). Sin embargo, es un racionalismo que no abandona el lenguaje alegórico del clasicismo, sino que lo amplía. En esta sede bancaria encontramos una ornamentación figurativa alegórica; pero hay también metáforas más abstractas, como las redundantes cabezas de los pernos de la fachada (en realidad, el delgado revestimiento de mármol está unido con mortero a un muro de ladrillo). Esas piezas, al igual que la funcional sala de operaciones construida con vidrio y metal, son tanto símbolos como manifestaciones de la modernidad.


Págs. 137-157.“Retorno al orden: Le Corbusier y la arquitectura moderna en Francia, 1920-1935” 


Le Corbusier antes de la I Guerra Mundial. ...La obra inicial de Jeanneret muestra ya ese deseo de conciliar la tradición arquitectónica con la tecnología moderna que iba a caracterizar toda su carrera. Mientras trabajaba en La Chaux-de-Fonds, entre 1911 y 1917, se dedicó a tres tipos de proyectos: la investigación sobre la aplicación de las técnicas industriales a la vivienda colectiva en un marco de ciudades jardín suburbanas inspiradas en Camilo Sitte; los interiores burgueses de estilos imperio y directorio; y el diseño de villas neoclásicas. De las tres villas que construyó en los aledaños de La Chaux-de-Fonds —la Jeanneret(1912), la Favre-Jacot (1912) y la Schwob (1916)—, las dos primeras estaban profundamente influidas por las casas neoclásicas de Behrens; y la tercera, por el uso que hacía Perret de la estructura de hormigón armado. Durante este período, sus frecuentes visitas a Paris le mantuvieron en contacto tanto con Perret como con los círculos franceses de las artes decorativas, en los cuales su «estudio» había gozado de cierto «éxito de prestigio».  


 


MONTANER, Josep María.,  Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 


Págs.. 116-131. “Estructuras de la memoria” 


Morfologías historicistas. Por otra parte, encontramos aquellas propuestas urbanas que desde la década de 1970 plantearon un retorno a las morfologías tradicionales. Lo que la teoría urbana europea de Rob Krier propuso ha sido recogido por el llamado new urbanismnorteamericano a partir de la década de 1990. Su objetivo ha sido rehacer los tejidos urbanos modernos a partir de unas imágenes nostálgicas de la ciudad tradicional, algo que han sabido recrear las visiones urbanas de pintores; algo que ya estaba en los dibujos del arquitecto, Massimo Scolari, en la década de 1970.


     De hecho, la recuperación de la ciudad histórica que ya había sido propugnada por el arquitecto vienés Camillo Sitte, su tratado Construcción de ciudades según principios artísticos,12 un libro que defendía la calidad y los valores artísticos de los espacios urbanos de la ciudad europea tradicional y que ha mantenido su influencia hasta la actualidad. Con sus plantas y sus perspectivas, el libro de Sitte es el primer tratado sobre el sistema de los espacios públicos-plazas y calles- de las ciudades históricas. Es decir, del “espacio profundo infinito existente entre los objetos materiales individuales”, como escribió Alois Riegl. Este tratado, junto a La arquitectura de la ciudad de Aldo Rossi,13es la base esencial de la teoría urbana de Rob Krier, explicitada en su libro Stuttgart. Teoría y práctica de los espacios urbanos.14 La voluntad de los tratados de Sitte, Rossi y Krier ha sido la de plantear propuestas intemporales para lo urbano. Tanto el libro de Rob Krier como las iniciativas de su hermano León, quien propuso crear los Congresos del New Urbanism (CNU), son referentes para este nuevo movimiento a favor del proyecto urbano y en contra del sprawl (esparcimiento urbano).


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”


Antes del desmoronamiento del Segundo Imperio, el principio de la 'regularización' ya se estaba poniendo en práctica fuera de París, especialmente en Viena, donde la sustitución de las fortificaciones demolidas con un bulevard escenográfico se llevó hasta sus últimas consecuencias lógicas en la ostentosa Rigstrasse, construida alrededor del centro, entre 1858 y 1914. Los monumentos aislados de esta ampliación 'abierta' de la ciudad, estructurados en torno a una avenida quebrada de enorme anchura, provocaron la reacción crítica del arquitecto Camillo Sitte quien, en su influyente libro Construcción de ciudades según principios artísticos, de 1889, proponía rodear los principales monumentos de la Ringstrasse con edificios y arcadas. Donde mejor puede apreciarse el interés reparador de Sitte es en su comparación crítica de la ciudad del siglo XIX, 'abierta' y agobiada por el tráfico, con la  tranquilidad de los núcleos urbanos medievales o renacentistas: “Se ha demostrado teóricamente que en la "Edad Media y el Renacimiento se utilizaban intensamente las plazas urbanas, y que, por otra parte, había también un acuerdo perfecto entre ellas y los edificios públicos adyacentes", mientras que hoy, en el mejor de los casos, se emplean para amontonar carruajes, no existiendo apenas relación artística alguna entre ellas y sus edificios.  Falta hoy [...] en general la vida, precisamente allí donde en la Antigüedad era más intensa: cerca de los grandes edificios públicos. 


...La interpretación radical de los diagramas originales de Howard —reflejada en el trazado de la primera ciudad jardín, Letchworth, en Hertfordshire, comenzada en 1903— inauguró una nueva fase, inspirada en Sitte, del movimiento inglés de la ciudad jardín. Que el ingeniero-urbanista Raymond  Unwin quedó impresionado por las ideas de Sitte resulta evidente en su libro, La práctica del urbanismo, publicado en 1909 y sumamente influyente. 


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CURTIS William. J.  La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 241-255“La comunidad ideal: alternativas a la ciudad industrial” 


En Europa se crearon en la segúnda mitad del siglo XIX una serie de paradigmas que estaban destinados en influiren las ideas del siglo XX. Uno de ellos surgió en los escritos destlerischen Grundsätzen, 1899, traducido Camillo Sitte (por ejemplo, Der Stadtebau nach Construcción de ciudades según principios artisticos, 1926).


Sitte era vianés y se oponía a esa clase de grandes ejes y vistas que había quedado tan patentes en la excavación de la Ringstrasse alrededor de Viena; en cambio, abogaba una relación más estrecha entre las irregularidades de Formas urbanas anteriores y el trazado de los espacio las plazas, de este modo, Sitte se convirtió sin saberlo en el padre de muchos movimientos y teorias urbanas posteriores, decididos a conservar la escala menuda de la ciudad preindustrial frente a las embestidas de toda clase de plants grandiosos para hacer tabla rasa. Si los arquitectos hacían a veces analogias biológicas y mecanicistas, también las hacen los urbanistas, que podrán concebir la ciudad industrial como una gran máquina o bien como un organismo capaz de admitir un cambio ordenado.


Pág.589-613. “ El pluralismo de los años 1970” 


Las láminas y los dibujos (de la Ciudad Collage) fomentaban la admiración por los tejidos urbanos complejos y la veneración por ciertas plazas clave del renacimiento; la fragmentación y la ambigüedad del cubismo se le daban en cierto modo al amor de Camillo Sitte por los ambientes exteriores; los “edificios objeto “ (es decir, los pertenecientes a la tradición moderna) eran severamente criticados.


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GIEDION S.,  Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 739-771.“El urbanismo como problema humano" 


  La vuelta de Camilo Sitte a la ciudad de la Edad Media (1889)


 En la Europa continental hubo una pronta reacción en contra de las imitaciones degeneradas y omnipresentes de la obra de Haussman. En 1889, el urbanista Camillo Sitte (1843- 1903) -al igual que los artesanos de cuatro décadas antes- sugirió que el remediopodría encontrarse en una vuelta a los métodos del período medieval. Sitte veía en elcrecimiento orgánico de las ciudades medievales un modo de humanizar la ciudadcontemporánea; hizo concienzudos análisis de esas ciudades, del norte y del sur,románticas, góticas, renacentistas y barrocas; le interesaba la afortunada organización delos espacios abiertos que se expresaba en su trazado; y encontró ese aspecto en el modoen que las calles fluyen en las plazas de las ciudades medievales, en las relaciones entre laplaza del mercado y la iglesia o el ayuntamiento, y en el equilibrio libre y bien ponderado de todas las partes de estos organismos urbanos.


 Sitte entendía - como todo el mundo debería hacer- que las leyes que regían la construcción de las ciudades se resumían en la  lacónica declaración de Aristóteles: las ciudades debían construirse para proteger a sus habitantes y, al mismo tiempo, hacerlos felices.


 Hoy en día. La mayoría de nosotros comparte esa convicción adicional de Sitte de que los problemas artísticos planteados por el desarrollo urbano son tan importantes como los técnicos.


 Sitte tenía las mejores intenciones, trataba de superar la monotonía y la falta de vitalidad artística de la ciudad típica de finales del siglo XIX; veía sus defectos con toda claridad, pero las medidas que sugería para corregirlas eran solo paliativas. Despejar elcentro de las plazas y colocar todas las estatuas y los monumentos en las esquinas, disponer jardines en los patios de los edificios de viviendas en vez de hacerlo en espaciospúblicos muy concurridos; construir muros altos para aislar los parques públicos del ruidode las calles: todo esto eran reformas superficiales.


 Tales propuestas muestran hasta qué punto los urbanistas habían perdido el contacto con su tiempo; se habían convertido en una especie de trovadores que lanzaban inútilmente sus canciones medievales contra el estruendo de la industria moderna.


 A finales del siglo XIX, los urbanistas, al igual que los pintores populares, se perdieron en la composición de un universo idílico. Y tampoco fueron capaces de trabajar lo que era necesario. La vida avanzaba por una vía diferente. ¿Qué actitud adoptaron los artistas realmente creativos en torno a 1900 (figuras como Otto Wagner, Tony Garnier y Hendrik Petrus Berlage) ante los problemas del urbanismo? Las respuestas pueden darnos una idea de cuánto control sobre el urbanismo podía tenerse en ese periodo.


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BENEVOLO, L., Historia de la Arquitectura Moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs.374 – 399. “Las experiencias urbanísticas desde 1890 hasta 1914”


2.- La enseñanza de Camilo Sitte


Camillo Sitte (1843-1903) es un arquitecto austriaco, director de la Staats-gewerbes-chule de Salzburg, autor de varias construcciones de carácter religioso de los planos de ensanche de algunas ciudades austriacas, dueño de una vasta cultura histórica, acumulada en numerosos viajes por Europa y Oriente....


... También Sitte, como los románticos de las generaciones anteriores, contrapone el pasado al presente; pero propone algunos remedios prácticos para restablecer en la ciudad moderna una parte, al menos, de  lo admirado en la antigua. Los espacios desarticulados o demasiado grandes   subdividir, de hecho, adecuadamente, con objeto de crear ambientes edificados definidos; las formas abiertas se pueden substituir por otras cerradas; la  simetría puede atemperarse con asimetrías parciales; los monumentos pueden desplazarse del centro geométrico de las plazas a lugares más apartados; y así sucesivamente. El folleto concluye con un capítulo en el cual se propone dividir el ambiente demasiado espacioso del Ring vieneses, creando en torno a los principales edificios plazas proporcionadas.


Las convicciones teóricas de Sitte son bastante estrechas. Para él arte y utilidad constituyen exigencias opuestas y en las recientes experiencias urbanísticas del siglo XIX, sólo ve preocupaciones técnicas, a las cuales él contrapone los derechos del arte. Es, en gran medida, responsable de este concepto de “ornato ciudadano” que ha pesado durante tanto tiempo en los estudios de urbanística, obstaculizando los análisis en profundidad de los problemas sustanciales.


 


Bastará el siguiente texto para mostrar este aspecto de su pensamiento:


 


Sistemas modernos. ¡Ya! Reducirlo todo rigurosamente a esquemas, no salirse ni un pelo del esquema, tal es el contrasentido de nuestro tiempo, respetar el esquema torturando hasta la muerte al genio y ahogar todo sentimiento alegre. Tenemos, hoy, tres sistemas principales para construir ciudades: el sistema ortogonal, el sistema radial y el sistema triangular...Todos estos sistemas tienen un valor artístico nulo; su único objetivo es regularizar la red viaria: su finalidades, pues, únicamente técnica.


 


Una red varia sólo sirve para la circulación, no es una obra de arte porque no puede ser captada por los sentidos y solo puede ser percibida   en el plano. Por ello nunca hemos hablado,en las páginas anteriores, de la red viaria, ni cuando hablábamos de Atenas o de la antigua Roma, ni de Venecia, ni de Núremberg. Desde el punto de vista del arte nos deja absolutamente indiferentes. Artísticamente sólo es importante aquello que se puede abarcar con la mirada, lo que puede verse, es decir, cada calle, cada plaza.


A partir de esta simple consideración queda claro que, bajo ciertas condiciones, pueden conseguirse resultados artísticos con cualquier sistema de red varia, siempre que esta no se haya llevado a cabo con la brutal ignorancia histórica que corresponde al genius loci de las ciudades de lnuevo mundo y que, desgraciadamente, también se ha puesto de moda entre nosotros,


 Así, el sistema ortogonal permitirá dar un orden artístico a calles y plazas, siempre que el técnico en circulación dejase alguna vez al artista ejercer la facultad de mirar por encima de sus hombros y le traspasase el compás y la regla de dibujo. Juntos podrían encontrar un modus vivendi, si se distribuyeran entre si el trabajo; porque el artista quedaría satisfecho si pudiera diseñar a su gusto algunas plazas o calles principales y delegaría gustoso el resto a las exigencias de circulación y a las otras necesidades  . El destino de la mayor parte de los barrios de la ciudad es la construcción de viviendas comunes; no importa que se presenten en ropa de faena. Pero las pocas calles y plazas principales deberían aparecer con traje de fiesta para alegría y gloria de sus habitantes, para despertar el amor a la patria e inspirar grandes y nobles sentimientos a la juventud que se prepara para la vida.


Partiendo de estas premisas, Sitte ha aportado dos importantes contribuciones a la cultura urbanística de su tiempo.


En primer lugar, devolviendo el interés por los ambientes de las ciudades antiguas -y no sólo ya por los monumentos aislados- ha puesto freno a la nefasta costumbre del aislamiento (R. Baumeister escribía en1876: «Deben conservarse los edificios antiguos, pero, por así decir, limpios y restaurados»), ha establecido las premisas para la conservación de conjuntos enteros, ya que no de los barrios antiguos en su conjunto, y ha puesto un obstáculo psicológico de la mayor importancia a los derribos indiscriminados, al modo de Haussmann.


 En segundo lugar, intentando conducir el contraste entre ciudades antiguas y modernas a una casuística y un método de intervención, intuye un engarce entre la teoría y la práctica y da paso a una serie de experiencias que llevarán a superar la teoría, partiendo de los hechos visibles para legar a las causas ocultas. 


En algunos párrafos hay ya el presentimiento de estas consecuencias, por ejemplo cuando describe las dificultades que se encontrarían al imitar la complejidad orgánica de un ambiente antiguo:


 ¿Pero, se podría verdaderamente concebir y construir en el tablero de dibujo las mismas bellezas que la histona ha producido a lo largo delos siglos? ¿Sería realmente posible experimentar un goce verdadero y sincero a la vista de esta espontaneidad mentirosa, de esta naturalidad artificial? Seguramente que no. Estos goces... están vedados a un nivel de civilización que no construye ya las cosas día a día, sino sólo a base de racionalidad en los tableros de dibujo... La vida moderna, como la técnica moderna de la construcción, no permiten ya copiar fiel y supinamente los sistemas de ordenación urbana antiguos: hay que tener el valor de reconocer esto abiertamente, si no  queremos caer en fantasías sin esperanza. Los modelos de los antiguos deben revivir hoy de modo muy distinto a la pura copia, por concienzuda que fuese; solamente estudiando lo que hay de esencial en sus creaciones y buscando, si ello es posible, la forma de adaptar a las modernas condiciones lo que en sus obras hay de más significativo, podremos  esperar, de un terreno que ha llegado a ser aparentemente estéril, arrancar una semilla que pueda volver a germinar.


Estas palabras, verdaderamente modernas y actuales, que podrían aplicarse a muchos barrios de nuestros días de viviendas subvencionadas, donde la complicación y el aspecto orgánico se han conseguido artificialmente con el dibujo,sin ninguna correspondencia con las modalidades técnicas y administrativas de la iniciativa.


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