Inprimatu
GEORGE GILBERT SCOTT

GILBERT SCOTT, George

  • Arquitecto
  •  
  • 1811 - Buckinghamshire. Reino Unido
  • 1878 - Londres. Reino Unido

 


 


PEVSNER, N ., Pioneros del diseño moderno. De William Morris a Walter Gropius. Ed. Infinito. Buenos Aires,2003.


p. 17-40. "Teorías del arte desde Morris hasta Gropius" 


 « La ornementación », dice Ruskin  « es la parte principal de la arquitectura ». « Es la parte que imprime en un edificio, dice en otro lugar, ciertos caracteres venerables o hermosos pero, por lo demás, innecesarios ». Sir George Gilbert Scott amplió esta sorprendente afirmación cuando recomendó a los arquitectos el uso del estilo gótico, porque su « gran principio es decorar la construcción ».


Págs.109-136 .“La ingeniería y la arquitectura en el siglo XIX” 


Otro caso algo similar es el de Thomas Harris, que construyó en el más feroz y abrumador estilo del alto victoriano, pero que no obstante escribió en 1862 que en el Crystal Palace "puede considerarse inaugurado un nuevo estilo de arquitectura tan extraordinario como cualquiera de sus predecesores" y que "la conjunción del hierro y vidrio ha logrado dar un carácter marcado y distintivo a la futura práctica de la arquitectura" Aún Ruskin, antes de haber visto el Crystal Palace, había sugerido en 1849 que estaba próximo el día "en que iba a desarrollarse un nuevo sistema de leyes arquitectónicas, totalmente adaptado a la construcción metálica. El arquitecto de más éxito del estilo alto victoriano, Sir George Gilbert Scott, fue también demasiado inteligente para dejar pasar por alto las posibilidades del hierro en arquitectura, aunque era demasiado convencional para explorarlas por sí mismo. Esto es lo que escribió en 1858 con referencia a los puentes: "Es evidente de por sí que este triunfo de la construcción metálica abre un camino absolutamente nuevo para el desarrollo de la arquitectura" y que "el chapucero más inteligente tendría que devanarse los sesos para hacer desagradables los puentes suspendidos". Pero no bien se acerca a la construcción de edificios, estaba pronto a admitir al hierro solo "como un medio excepcional" en casos semejantes al Crystal Palace.


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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 277-284.”Introducción. La búsqueda de lo nuevo” 


La insatisfacción general ante el eclecticismo


 En 1861, en el último verso de la gran poesía Le voyage, dedicada a Maxime du Camp. Baudelaire fija el objetivo de todas las futuras vanguardias artísticas europeas: «Au fond de l'Inconnu pour trouver du nouveau»


 El adjetivo final que el poeta quiso escribir en cursiva, se convierte en la palabra de orden que destruye las certidumbres estilísticas y se extiende sobre todo en el penúltimo decenio del siglo, cuando el eclecticismo se transforma en un liberalismo artístico que pone definitivamente en crisis sus bases ideológicas.


 En este período se registran numerosas declaraciones de arquitectos que deploran la confusión del lenguaje y esperan, de un momento a otro, el nacimiento de un nuevo lenguaje original.


 Camilo Boito (1834-1914) escribe lo siguiente:


“La situación de la arquitectura, hoy día, está en mucha mayor contradicción con los criterios de la filosofía de la historia y es mucho más mezquina que en las postrimerías del siglo pasado y en los primeros treinta años del nuestro; entonces, por lo menos, había un arte relacionado con ciertas necesidades intelectuales de su tiempo: la belleza tenía un ideal, un fin, una base y, aunque se la buscase muchas veces en vano y sólo se encontrase una uniformidad monótona, frecuentemente molesta, en cualquier caso era seria y no indigna de un pueblo. Ahora la arquitectura, salvo raras excepciones, no es más que un pasatiempo de la fantasía, una ingeniosa combinación de formas, una divagación de lápices, compases, reglas y escuadras. Pese a todo, el organismo arquitectónico sigue existiendo e, incluso, en estos últimos años ha mejorado; sin embargo, el simbolismo divaga y presenta síntomas de locura, con algunos intervalos de lucidez. De la tiranía aritméticamente clásica no podía derivarse más que el actual desbarajuste. ¿Quién sabe? Quizá de la anarquía presente nazca el verdadero arte, arte que es la libertad de la fantasía regulada por la razón.²⁷


 En Inglaterra, George Gilbert Scott (1811-1878) observa:


“Nada más sorprendente en la actualidad que la ausencia de un verdadero poder creador en la arquitectura. No me refiero a los artistas en particular. Hay muchos hombres que, en condiciones más favorables, hubieran producido grandes e incluso originales obras. Siempre es notable lo hecho por cada hombre de genio en las actuales circunstancias, pero no hemos creado un estilo nacional, ni parece probable que, por ahora, suceda algo semejante. Hemos roto con la tradición que mantenía la continuidad en la historia del arte hacía de cada estilo un desarrollo natural del anterior. Por todas partes topamos con reproducciones de los antiguos estilos, intentos de hacer revivir las tradiciones perdidas; pero ni rastro de cualquier poder creador de las nuevas formas de belleza propias de las nuevas necesidades. Ciertamente, se hace difícil ver cómo, una vez rota y agotada la tradición, pueda iniciarse una nueva genuina arquitectura. Debemos tener en cuenta esta circunstancia entre las desconocidas posibilidades del futuro.”²⁸


 Estos autores no sugieren nada concreto para salir del actual estado de confusión y encontrar un estilo nuevo, pero atestiguan que el problema está en el aire, preparando el terreno para acoger las ya próximas iniciativas de Horta, de Van de Velde, de Wagner que se enfrentan así a una exigencia común.


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TRANCHTENBERG M. HYMAN I., Arquitectura de la Prehistoria a la Modernidad. Edit. Akal.Madrid,1990. 


págs.561-565, El gótico victoriano fue el revival medieval de más éxito en el siglo XIX y la mayor contribución inglesa del período. Mientras que la Ecole des Beaux Arts era sistemática y centralizada, la arquitectura victoriana permaneció en muchos aspectos fragmentaria e individualista, como ha sido siempre la arquitectura en Inglaterra. La preparación de los arquitectos era una cosa fortuita de tutela y aprendizaje personal. La maestría conceptual como resultado de todo ello, nunca igualó a la de los francesespero la ventaja inglesa fue la adaptación de toda clase de talento y sensibilidad arquitectónica, encontrando apoyos en el estado, los municipios, la iglesia y los privados. La diversidad de intereses y el gusto, tanto de la aristocracia como de los nuevos ricos, fue tanta que era raro que un arquitecto no encontrara respaldo para la práctica de su oficio en una Inglaterra de gran expansión Victoriana (1830-1870). Mientras en Francia los ganadores del Grand Prix podían construir sólo un puñado de obras importantes, los arquitectos ingleses erigieron cientos.


GEORGE GILBERT SCOTT 1000 edificios


GEORGE EDMUND STREET 263 edificios  y más de 360 restauraciones.


WILLIAM BUTTERFIELD 100 obras


PUGIN Auguste 100 obras


EDWARD BUCKTON LAMB el más estrafalario de los arquitectos del gótico victoriano erigió de 30 a 40 iglesias.


Cantidad y calidad en las iglesias. Los arquitectos victorianos tuvieron los medios para experimentar y refinar sus ideas en la práctica real en vez de meramente en el tablero de dibujo. Además a causa de los medios de financiación aparentemente ilimitados, la práctica fue con frecuencia algo en lo que la fantasía arquitectónica tuvo un dominio libre.


Pero estas condiciones materiales no explican cómo y porqué el gótico llego a ser tan intensamente popular en el período victoriano.


En el gótico georgiano realismo creciente del detalle gótico con elementos de asociacionismo de forma historicista y sentimiento romántico. Después de 1800 forma y sentimiento se separaron. Agotado el romanticismo tendió hacia efectos decorativos delgados y nervudos desprovistos de convicción. Fue precisamente en estas primeras décadas del XIX cuando se hicieron progresos decisivos en la erudición del gótico formando una visión completa hacia 1830. Una doble brecha se abrió en el mundo del renacimiento gótico



  1. estándares inexactos de la práctica y el nuevo cuerpo de conocimientos exactos.

  2. el gótico como construcción seca y formalista y el gótico como portador de significado y emoción.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Págs.64-73 "El racionalismo estructural y la influencia de Viollet-le Duc; Gaudí, Horta, Guimard y Berlage, 1880-1910 “ 


Beaux Arts en 1853, sugerían claramente la tradición arquitectónica del racionalismo clásico francés. En lugar de un estilo internacional “abstracto”, Viollet-le-Duc abogó por un retorno al edificio racional. Sus ilustraciones para les Entretiens, que en ciertos aspectos se anticipaban al Art Nouveau, e indicaban ostensiblemente la clase de arquitectura que evolucionaría a partir de sus principios del racionalismo estructural. No sin envidia por parte de Ruskin, Viollet-le-Duc aportó algo más que un argumento moral. No sólo presentó modelos sino también un método que liberaría teóricamente la arquitectura de las irrelevancias eclécticas del historicismo. Con ello, sus Entretiens sirvieron como una inspiración para la vanguardia del último cuarto del siglo XIX, al penetrar su método en aquellos países europeos donde la influencia cultural francesa era intensa pero la tradición del clasicismo era débil. Finalmente, sus ideas llegaron, incluso a Inglaterra donde influenciaron a hombres tales como sir George Gibert Scott Alfred Waterhouse, e incluso a Norman Shaw. Más allá de Francia, sus tesis en particular su nacionalismo culturalimplícito, tuvieron su impacto más pronunciado en las obras del catalán Antoni Gaudi, el belga Victor Hortay el arquitecto holandés Hendrik Petrus Berlage.


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KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3


págs.1107-1165.“Ambientes Victorianos” 


pág.1110. El panorama de Londres.



El Midland Grand Hotel de Scott (comenzado en 1861), está diseñado en una deslumbrante e inteligente mezcla de idiomas góticos. Hay detalles franceses, toques holandeses o flamencos aquí y allá, y préstamos obvios procedentes de edificios como la Lonja Textil de Yprés (en la torre de la entrada de la estación), y una superficie propia del norte de Italia que permite la disposición uniforme de las ventanas en un muro no reforzado. Scott escribió acerca de su estilo que él lo había «casi originado», y ello es cierto en el sentido de que esta receta posee una fuerte individualidad. Pero el edificio de Scott está de hecho en línea con la dirección general en la que se había desarrollado el revival gótico de Pugin desde mediados de siglo. 


 



Programáticamente, el Hotel San Pancracio ejemplifica el decidido impulso de los goticistas a hacer que su estilo fuese omnipresente. Los ecclesiologistas de Dichard excluían de su campo a las estructuras comerciales, los edificios de oficinas y los grandes hoteles de lujo como el Midland Grand, mientras que podían permitir el empleo del gótico con mayor tranquilidad de conciencia en hospitales y escuelas debido a la apariencia religiosa de sus actividades. Las oficinas gubernamentales eran, por otra parte, descaradamente del estilo, precisamente por su sesgo sectario. El edificio del Parlamento, del periodo justamente anterior a la apropiación del gótico por parte de la Alta Iglesia, había tocado la fibra nacionalista. El movimiento ecclesiologista cambió todo esto. En la década de 1860 el primer ministro liberal, Lord Palmerston bloqueó el diseño gótico de Scott para los edificios del Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Guerra en Whitehall, a pesar de la presión del partido conservador, obligando a Scott a producir un nuevo conjunto de diseños de inspiración renacentista italiana. Con algunas excepciones importantes, entre las que destacan los Tribunales de Justicia de Londres (1870-1882) de G. E. Street, y el Ayuntamiento de Manchester (1868-1877) de Alfred Waterhouse, los edificios gubernamentales y municipales permanecieron fuera del alcance de los goticistas. Y, en general, ocurrió lo mismo con las viviendas en terrazas y la arquitectura industrial y comercial. Pero se vieron compensados en otros campos, fundamentalmente en iglesias, escuelas y casas exentas. 


 



También visualmente, la obra de Scott cae bajo la rúbrica del alto gótico victoriano, que es el término con que se refiere la Historia del Arte a aquellas fórmulas medievales que sucedieron al dogma purista de Pugin y los ecclesiologistas. Las firmas personales son legión, pero la tendencia general era apartarse de las versiones locales del gótico en favor de las tradiciones foráneas. Una de ellas era el primer periodo del gótico francés, que era muy estimado por su «masculinidad». La otra era la arquitectura medieval de Venecia y Toscana, con su llamativa policromía. El propagandista principal de las ricas superficies venecianas era Ruskin. Con el comienza también la defensa de una policromia «constructiva» o «permanente», es decir, la creación de planos llenos de color mediante el empleo de ladrillo y piedras de diferentes tonalidades, como opuesta a la incrustación que oculta el auténtico tejido del muro. ....


 


.... Algo de todo ello había de manifestarse en la arquitectura victoriana media. Quizá no deberíamos sorprendernos de que mostrara tanto una jactanciosa confianza, en lo enorme de sus tamaños, como también una confusión en sus intenciones estéticas. Sus reparos teóricos parecen incongruentes en un mundo de laissez-faire. La asociación de estilos particulares con tipos constructivos particulares estaba perdiendo terreno. La pureza de las superficies de estuco o de piedra monocroma fue sobrepasada por el deseo de masas abigarradas y ricas, texturas ornamentadas que uno buscaba para poder resistir contrapesar la fuerza contaminante y gris de la industria. Los arquitectos exageraban la apariencia colorista de sus edificios proyectados en grandes dibujos a acuarela y en maquetas de presentación. Se celebraban competiciones ruidosas e intrigantes para los trabajos importantes y todos entraban en la lucha. Las grandes firmas arquitectónicas que daban trabajo a docenas de delineantes alcanzaron un gran desarrollo. Se las llamaba «fábricas de planos». Scott dirigía una de ellas, y se decía que algunas veces no estaba seguro de qué edificios eran responsabilidad de su firma, de entre los que se encontraban entonces en construcción. La industria había afectado drásticamente a los métodos de construcción tradicionales. La prefabricación convirtió a los edificios en artículos que podían ser transportados. Las grúas movidas con energía de vapor en las canteras, y sierras también de vapor en el terreno del albañil, crean aun cosas del futuro, pero las máquinas de todo tipo estaban ya acelerando la producción e invadiendo los dominios, celosamente guardados, de los negocios de la construcción. Las máquinas también hicieron posible la imitación barata de aquellos ornamentos que en otro tiempo indicaban status. 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

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