El actual Ayuntamiento de Segura se ubica en el Palacio de Lardizábal y sirve en cierta manera de contrapunto a las grandes acciones constructivas que se llevan a cabo en la mayoría de los ayuntamientos guipuzcoanos. Dicho edificio calificado como de interés histórico, viene a sustituir al antiguo consistorio que ocupaba el solar donde hoy se encuentra el Ambulatorio. La filosofía fue la de buscar un edificio digno y con valor simbólico, adaptable a las necesidades de la pequeña villa, y que sirviera para las funciones administrativas y de representación que le son propias. El patrimonio arquitectónico de la localidad guipuzcoana, daba amplias posibilidades para efectuar esta actuación. El palacio nobiliario de carácter urbano sede del actual Ayuntamiento de Segura, se asienta sobre cuatro solares medievales teniendo la particularidad, muy poco frecuente en los palacios del País Vasco, de contar con un amplio patio ajardinado. Fue ordenado construir por Francisco Lardizábal a Domingo de Amis entre los años 1687 y 1699 obedeciendo tipológicamente a las tradicionales casas-palacio del País Vasco. Su fachada principal (hacia el oeste) orientada a la calle, nos muestra un paño compacto de forma rectangular, y presenta una traza de tres plantas (baja y dos alturas) y tres huecos por planta, marcados los niveles en la fachada por medio de líneas de imposta. Entre ellos destaca el cuerpo central con balconada individual para cada uno de los vanos. Su eje de simetría queda así mismo potenciado por el acceso principal (puerta con clavos de estrella), el balcón de homenaje (almohadillado) y el blasón esculpido del paño central. La fachada labrada en sillería de arenisca de color dorado, está enmarcada por esquineras de sillares almohadillados y vanos adintelados, todo ello cubierto por un tejado a cuarto aguas con un potente alerón de madera decorada que sale hacia el exterior. La distribución interior corresponde a la típica de las casas palacio del momento; amplio zaguán, planta noble, planta alta con dependencias de la familia, una escalera principal que conecta todas las estancias, zonas de servicio… Las fachadas secundarias hacia norte, sur y este son de mampostería y marcan el contorno de la planta rectangular del palacio con un ancho de 11.80 y un fondo medio desde la calle de 21.80m. En la segunda mitad del siglo XVIII se amplió el palacio original hacia el sur con un cuerpo lateral de menor altura. Este anexo que hoy en día no corresponde a dependencias municipales, se articula en torno a un pequeño patio, es de dos plantas, de buena traza, construido en mampuesto y originalmente estaba dedicado a establos, almacenes y dependencias de la servidumbre. En 1819 se realizaron importantes obras de remodelación interior en el edificio principal, producto de las cuales son tanto las actuales escaleras, como los techos de bovedillas neoclásicas que lucen los espacios más nobles. Con estos antecedentes, la Casa Palacio antes de su adaptación para Ayuntamiento tenía en general un buen estado de conservación. Para adaptar esta Casa-Palacio a la nueva función pública, el arquitecto José Ignacio Linazasoro llevó a cabo en 1983 una intervención respetuosa con el entorno y ajustada al programa establecido. Se decidió desde el comienzo limitar las intervenciones a los elementos del palacio incompatibles con el nuevo destino y a las partes que habían sido objeto de malas o perjudiciales transformaciones posteriores. Al parecer el trabajo estuvo concentrado esencialmente en la creación de un nuevo acceso para los jardines y la mejora y urbanización de éstos. La apertura de una puerta de entrada a cota del jardín, exigía reestructurar la parte central de la fachada norte, una fachada que antes de la intervención parece que mostraba huecos sin uniformidad de número por planta, dimensiones y tratamiento. La idea de la apertura del gran arco en ladrillo, rememora un encuentro con la arquitectura tradicional del caserío. En cuanto al jardín antes de la intervención ofrecía un aspecto bastante deplorable; con un importante arbolado abandonado por falta de cuidados, unas veredas y un estanque central en malas condiciones y unos importantes muros que lo cerraban hacia el este y el oeste. En vista de ello se eliminaron los muros y desde la calle lateral se hace un pasage acompañado de una pérgola que ha sido creada en el emplazamiento del muro este donde concluye el jardín, coincidiendo con la antigua muralla. Así mismo la nueva restauración ha tenido en cuenta el reempleo de elementos y materiales existentes. Así la antigua escalera de acceso al jardín ha sido recuperada como escalera de acceso a la pérgola.