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Iglesia de San Pedro y San Pablo de Teposcolula

  • 1520 - 1550
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  • ARTIGAS, Juan Benito Restauración   2009 - 2011
    Restauración de la Cúpula hexagonal del presbiterio
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  • Teposcolula (Oaxaca)
  • México

Este templo mandado construir durante el siglo XVI por sacerdotes españoles que se encontraban evangelizando en el actual estado de Oaxaca, es uno de los más representativos de la cultura mixta que se fue desarrollando con el paso del tiempo entre los españoles y los indígenas del actual México. Su particularidad consiste, en que en su concepción se entremezclan las costumbres cristianas hispanas y las propias del lugar, dando como resultado un ejercicio arquitectónico híbrido que se puede ver de forma coherente en una región como la que nos encontramos.


Son conocidos los cultos al aire libre que tienen los pueblos prehispánicos de América, y también la influencia evangelizadora de estos primeros tiempos, que se refleja de hecho en la construcción de iglesias cada vez más sofisticadas, donde la tradición arquitectónica española, se entremezcla con elementos decorativos de carácter autóctono. Pues bien, si algo distingue a la Iglesia de San Pedro y San Pablo de Teposcolula, es esta mezcla de tradiciones. Este templo a cielo abierto es de gran importancia, ya que refleja mejor que ningún otro la adaptación de la fe cristiana a las costumbres y los usos de los pueblos mesoamericanos.


 Si bien el interior, el claustro y la fachada de la iglesia, no muestra una gran diferencia con respecto a otras obras religiosas de carácter plateresco-renacentista que se hacían en este tiempo en España, si lo hace la realización de grandes capillas abiertas que dan a un amplio zócalo o atrio. El atrio es pues en su conjunto un elemento esencial de esta arquitectura religiosa del siglo XVI mexicano y no meramente una estructura arquitectónica subsidiaria del templo, tal cual era habitual en el viejo continente. La necesidad de albergar multitudes que no cabían en las iglesias, potencia los cultos al aire libre de tradición prehispánica, eliminando la presunta claustrofobia de los indígenas a permanecer en el interior de las iglesias dentro de las vastas superficies cubiertas. La estructura templaria indígena expresaba lo esencial en la capilla abierta, potenciando este proceso de síntesis cultural que “obliga” a generar nuevas respuestas arquitectónicas


 Junto a los rincones del atrio, se alzaban las capillas posas que constituían los elementos ordenadores del espacio y potenciaban el recorrido procesional dentro del atrio. Así mismo estos espacios disponían también de cruceros de piedra sacralizando el espacio público


 Por tanto, las capillas abiertas nacen de requerimientos funcionales, encontrando estos modelos en distintos países del continente, pero sin llegar a la veriedad y riqueza que este tipología ofrece en México. Otros ejemplo notables, los podemos contemplar en: Actopan, Tlahuelipan, Huexotla o Tepeapulco, ALfajayucan, Tlaxcala y Atlatlahuacan.


Ana Cecilia LÓPEZ

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