KLEIN, Bruno., El Gótico. Arquitectura, escultura, pintura.Edit. Könemann. Colonia, 1998.
"Comienzo y formación de la arquitectura gótica"
pág. 63. Así es como el primer arquitecto de Amies no estuvo dispuesto a repetir una serie de "extravagancias" propias de Chartres y de Reims. El incendio de la vieja catedral consagrada en 1152 dio pié a la reealización de una obra completamente nueva, que se comenzó en 1220 en época del obispo Evrar de Fouilloy. El primer arquitecto conocido es Robert de Luzarches, al que sucedieron Tomás de Cormont y su hijo Renaud, quien finalmente en 1288 hizo colocar el laberinto de la nave mayor (conservado hoy en una copia), cuya función era recordar las más importantes personalidades y fechas relacionadas con la construcción.
La serie de brillantes logros arquitectónicos llevados a cabo en la Catedral de Amiens debió de comenzar ya en la etapa de la realización de trazas y organización de la secuencia de obras. La vieja catedral ocupaba solamente el lugar del actual cuerpo longitudinal, mientras que por donde hoy se alza el coro todavía pasaba la muralla defensiva de la ciudad; al Oeste se encontraba el Hospital de San Juan y en el lugar del brazo norte del crucero existía una iglesia dedicada a San Fermín.En el momento de poner la piedra fundacional no se hallaba por tanto disponible toda la superficie a construir, ni siquiera todos los terrenos eran propiedad del comitente. Si bien esto no constituye un caso aislado, raramente una catedral se empezó por su mitad, es decir por el brazo sur del crucero,para poder continur luego con la fachada, el coro y el otro brazo del crucero, en algún momento que no se sabía exactamente cual sería. Pese a todo el gigante edificio pudo realizarse en lo esencial entre los años 1220 y 1288. Como consecuencia de este rápido avance de obras, su cronología no estuvo clara hasta hace pocos años. Dicha cronología fue resonctruida partiendo del análisis de diferencias decorativas entre el cuerpo longitudinal y el coro, que finalmente se revelaron como resultado de un proyecto unitario según el cual ambos sectores del edificio recibieron diferente jerarquización formal.
Sólo gracias a esta perfecta planificación, unida a una racionalización de la técnica construrctiva, y de la renuncia a la acumulación de exageradas masas de piedra, Robert de Luzarches consiguió construir una catedral todavía mayor que la de Chartres y Reims. En lugar de imitar el gran diámetro de los pilares de aquellas, eligió el pilar delgado del tipo de Soissons, que era perfectamente suficiente para la estática estructura, proveyéndolo del acantonado que había aparecido en Chartres. Lo que falta en volumen de los pilares de Amiens lo ha ganado en altura, de manera que tanto el trabajo como los costos no debieron ser en este aspecto mayores que en las otras catedrales. En el coro se renuncia a la pared trasera del triforio, de manera que esta zona que siempre había sido oscura queda incorporado a la fuente lumínica del claristorio.
A diferencia de Soissons, Chartres y Reims, el piso de arcadas y el claristorio no tienen la misma altura, ya que sólo la arcada alcanza la altura equivalente al triforio más la ventana. Quien entra al recinto por el portal oeste carece de puntos de orientación que se encuentren a la altura de la vista: los soportes extremadamente delgados convierten las paredes de la neve central, que están separadas de las arcadas por un friso de hojas, en zonas inalcanzables. Al mismo tiempo la alta nave central parece empujar el coro hacia la lejanía. El interior de Amiens se muestra en todo su esplendor visto desde el portal principal, lo que reviste doble mérito, ya que el edificio fue comenzado por otro lugar totamente distinto. Todo parece indicar que el primer arquitecto de Amiens tomó más en cuenta en su proyecto el punto de vista del observador que ninguno de sus colega de los siglos anteriores. La fachada delante de la cual las casas se apiñaban de tal forma en le Edad Media que era imposible ver como totalidad, no es más que una lámina antepuesta a la iglesia, a la que falta por completo el poderío de Laon, Paris o Chartres. Tanto más imponente resulta la perfecta articulación de sus portales, que muestran sólo pequeños relieves a la altura del observador, mientras que las grandes estaturas y las escenas de la historia de la Salvación se encuentran mucho más elevados que en los edificios anteriores. Ya aquí se obliga a quien visita el templo a alzar la cabeza para levantar la vista, la misma posición que debera tomar frente a la arquitectura interior.
Como en Reims, en la cabecera exterior va creciendo considerablemente la riqueza de las formas de abajo arriba. Los contrafuertes, que entre las capillas son todavía sencillos, se transforman sobre éstas en elementos finalmente articulados, a partir de los cuales se extienden los arbotantes -abiertos en arcadas- hasta la pared del claristorio. Sendos gabletes traspasan la cornisa final del tejado, convirtiendo cada tramo en una fachada dela "ciudad celestial". El motivo del gablete también aparece en el interior de la cabecera sobre las arcadas del triforio, con lo cual se manifiesta que este es el lugar del altar mayor, delante del cual se reúnen el obispo y capítulo. Aunque los habitantes de la rica ciudad de Amiens hubieran desempeñado un papel importante en la construcción de la nueva catedral, no puede decirse que su arquitecto quisiera congraciarse con ellos. Más bien ocurrió lo contrario....
pág. 66 (La Catedral de Bourges).... está en una relación estilística tan íntima con la obra de Amiens, comenzada poco antes, que por momentos resulta difícil de comprobar cual de ambas sirvió de inspiración a la otra...