Inprimatu

Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro

Edificio Gustavo Capanema
  • 1936 - 1945
  •  
  • VASCONCELLOS, Ernani
  • COSTA, Lucio
  • NIEMEYER, Oscar
  • LEAO, Carlos
  • REIDY, Alfonso Eduardo
  •  
  • Río de Janeiro
  • Brasil
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CURTIS W.,  La arquitectura moderna desde 1900.Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs.. 491-511.“Proceso de asimilación. Ame. Latina, Australia, Japón”. 


Hay que guardarse de tratar la 'invasión moderna' como un hecho monolítico e invariable. La situación alcanzada por las ideas en los países influyentes condicionaba, en cierta medida, el punto de partida de los países influidos Brasil, Suráfrica, México y Japón, por ejemplo, recibieron la arquitectura moderna cuando ésta todavía era joven, en las décadas de 1920 y 1930, y crearon sus propias variantes en el periodo de entreguerras. Comparar, digamos, los proyectos de casas de Martienssen en Ciudad del Cabo con el Ministerio de Educación de Costa y Niemeyer en Rio de Janeiro (ambos de mediados de los años 1930) y poner ambos junto al proyecto casi coetáneo de Sakakura para el pabellón de Japón en París, es tomar conciencia del extraordinario peso de la 'visión internacionalista incluso con esos sutiles acentos nacionales mencionados anteriormente (véase el capítulo 21); también en este caso los tres proyectos derivaban en gran medida de las obras de Le Corbusier en la década de 1920....


...En Brasil, los cimientos de un movimiento moderno nacional se pusieron en la década de 1930, cuando arquitectos como Lúcio Costa y Oscar Niemeyer(tomando a Le Corbusier como uno de sus puntos de partida) centraron el espíritu progresista del estado brasileño en torno al importante proyecto del Ministerio de Educación en Río de Janeiro (página 386). La arquitectura moderna supuso una clara ruptura con el eclecticismo anterior pero también abrió el camino a una mitología autóctona basada en una reacción metafórica al paisaje mismo.


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MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


... Lucio Costa (1902-1998) fue uno de los primeros en reclamar este valor central de la expresión arquitectónica; una expresión que ha de surgir del mismo vigor geométrico y tecnológico de la arquitectura moderna. En su obra y en sus escritos, Lucio Costa ha defendido la pervivencia de ciertos criterios compositivos académicos, tales como el concepto de carácter. Según él, la búsqueda de una intencionalidad plástica en el contexto brasileño debe desarrollarse recurriendo a las formas del lugar y reinterpretando la arquitectura colonial. Esto debe de entenderse en la medida que Lucio Costa se formó en la Escola Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro -de la que pasó a ser director en 1930 para modernizarla- y que en Brasil, entre 1900 y 1930, se vivieron unos prolíficos epígonos de la arquitectura eclecticista. Fue entonces cuando se construyeron los grandes edificios públicos de las principales ciudades y cuando se produjo el intento de crear un estilo neocolonial postizo para la arquitectura residencial. Según Lucio Costa, la arquitectura colonial no se deben copiar sus formas, sino “aprender de las buenas lecciones que nos da su simplicidad perfecta, adaptación al medio y a la función y consecuente belleza”. Para Lucio Costa, la arquitectura debe seguir el espíritu inexorable de la época de la máquina, pero sin olvidar aquello que la caracteriza: su pertenencia al lugar y su relación con la naturaleza. En definitiva, la teorización de Lucio Costa ha tenido como objetivo legitimar una arquitectura moderna en el contexto brasileño.... 


Dicha actividad se inicia espectacularmente con el Ministerio de Educación y Sanidad en Río de Janeiro (1936-1945), obra de un equipo dirigido por Lucio Costa con la colaboración de Oscar Niemeyer, Alfonso Eduardo Reiby, Carlos Leao, Jorge Moreira y Ernani Vasconcellos, que tenía a Le Corbusier como consultor; le siguen el Pabellón Brasileño en la Feria Mundial de Nueva York en 1939, también de Costa y Niemeyer, y los edificios de la urbanización de Pampulha (1943), de Oscar Niemeyer.


...Como Louis Kahn, también Lucio Costa intenta mantener vivos los conceptos de la tradición académica dentro de la nueva tradición moderna. Defendiendo la caracterización de los edificios, Lucio Costa manifiesta que la severidad dórica del Ministerio de Educación y Sanidad contrasta con la elegancia y gracia jónica del Pabellón de Brasil y que en Pampulha la sala de baile y restaurante tiene una forma primitiva y femenina, mientras que el casino posee una forma vigorosa y masculina.


Una lección de esta voluntad expresiva la ofrece la comparación entre la solución final del Ministerio, realizada por el equipo local encabezado por Costa y Niemeyer, en relación a las propuestas previas para el nuevo edificio planteadas por el mismo Le Corbusier. La tendencia a la intensidad de los prismas puros y autónomos, a la frontalidad, al edificio simplemente sobre pilotis, a la autonomía e identidad de cada elemento, a la regularidad y otorgonalidad de la arquitectura maquinista y cartesiana del primer Le Corbusier -pongamos como ejemplo el Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria de París, (1930-1932)-, es superada por los brasileños con una obra llena de quiebros e itinerarios tangenciales con visiones hacia la vegetación. En la planta baja se constituye un atrio con elegantes y abstractas columnas, entre muros, rememorando la entrada a un templo o palacio, con mayor porosidad y carácter expansivo, con una intensa relación con el jardín circundante, que permite que el alto bloque no corte el espacio urbano. Nada que ver con los industriales, vigorosos y estructurales pilotis de hormigón armado de Le Corbusier. Las columnas del Ministerio tienen un tratamiento de columna clásica en relación al muro – como en un templo griego- y en relación al atrio que se configura. A ello colabora el tratamiento cromático de los muros a base de cerámica y la solución de las cubiertas con jardines y volúmenes expresivos. En definitiva, los elementos de la arquitectura moderna se articulan en una composición más abierta, oscilante, amalgamada y oblicua, recordando a los rasgos formales que Heinrich Wölfflin otorgó al barroco en relación al renacimiento. Esta composición de carácter barroco culminará en el rascacielos curvo del edificio Copan en Sao Paulo, de Oscar Niemeyer (1961), con una omnipresente caligrafía de brise-soleils continuos.


Y para corroborar el valor monumental alcanzado por la arquitectura moderna del Ministerio proyectado por Costa y Niemeyer, se debe recordar, que los cariocas denominan al edificio el Palacio de Cultura.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.252-265.“El Estilo Internacional: tema y variaciones, 1925-1965”


 En 1936, Le Corbusier se apuntó un impacto directo en Sudamérica cuando fue invitado a Brasil para trabajar como consejero en el diseño de un nuevo edificio para el Ministerio de Educación en Río de Janeiro. Después de trabajar con Costa y su equipo de proyectistas, al parecer Le Corbusier dio el visto bueno a la solución de un edificio de dieciséis plantas que se alejaba notablemente de sus esbozos iniciales. Sin embargo, la versión final, alzada sobre un peristilo de pilotis, fue ocasión para la primera aplicación monumental de muchos de los característicos elementos corbusieranos, entre ellos el toit-jardín, el brise-soleil y el panverre. Los jóvenes seguidores de Le Corbusier transformaron inmediatamente estos componentes puristas en una expresión nativa altamente sensitiva que con su plástica exuberante recordaba el barroco brasileño del siglo XVIII.


El exponente más brillante de esta modalidad retórica fue Oscar Niemeyer, que había trabajado con Costa, Alfonso Reidy, Jorge Moreira y otros en el diseño del ministerio de educación.


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MONTANER Josep Maria., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . Gustavo Gili. Barcelona, 2002.


págs.25-58 “Espacio y antiespacio. Lugar y no lugar en la arquitectura moderna”  


Todo el espacio moderno gira en torno a un protagonista estructural y formal a la vez: el pilar. Ya sea el pilar de hormigón en Le Corbusier, de sección cuadrada, más cartesiana, el pilar de hormigón del Ministerio de Educación y Sanidad en Río de Janeiro, de Lucio Costa y Oscar Niemeyer, de sección circular, más sensual; o los pilares de acero de Mies van der Rohe, en los que la planta en cruz persigue una solución isótropa al máximo, asegurando la presencia de dos ejes de simetría hasta en los menores detalles, Con ello, Mies consigue la máxima ligereza y desmaterialización del pilar.


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COLQUHOUN Alan.,"Pax americana: la arquitectura en Estados Unidos, 1945-1965" en La arquitectura moderna una historia desapasionada. Gustavo Gili. Barcelona, 2005.


págs. 231-245El primer edificio de oficinas construido por SOM fue la Lever House en Nueva York (1951-52), uno de los cuatro edificios norteamericanos que hicieron realidad por primera vez esas visiones del rascacielos de vidrio imaginadas por Mies van der Rohe y Le Corbusier antes de la guerra. Los otros tres eran: el edificio de la compañía Equitable Life Assurance en Portland, Oregon (1944-47), de Pietro Belluschi (1899-1994); el Secretariado de la Naciones Unidas en Nueva York (1947—1950) de Wallace Harrison (1895-1981) con Le Corbusier como consultor; y las viviendas de Lake Shore Drive en Chicago (1948-1951) de Mies van der Rohe. A esta lista debería añadirse el Ministerio de Educación y Salud de Rio de Janeiro (1936-1945), construido antes de la guerra por un equipo que incluía a Lucio Costa y Oscar Niemeyer, con Le Corbusier como consultor.


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La obra realizada por el equipo encabezado por Oscar Niemeyer y Lucio Costa para el gobierno brasileño, no exenta de polémicas y problemas burocráticos, puede calificarse de precedente y referencia en cuanto a arquitectura de Estilo Internacional en Sudamérica se refiere. El asesoramiento de Le Corbusier tuvo una notable influencia en el devenir del proyecto quedando plasmado en diversos matices conceptuales y formales todos y cada uno de los principios y axiomas marcados por el suizo para la nueva arquitectura, a saber, la elevación del edificio sobre pilotis, el uso de la planta libre, la fachada totalmente libre de carga estructural, el uso de la cubierta como jardín y la implementación de la ventana apaisada. Sin embargo, en la presente obra los autores logran enlazar modernidad y tradición obteniendo un resultado novedoso pero con un marcado carácter local. La distribución volumétrica es contundente y directa, dos prismas rectangulares intersectados que se orientan en el plano horizontal y el vertical respectivamente. No obstante, se trata de un conjunto equilibrado en cuanto a composición y masa. La armonía compositiva se impone en todos los aspectos del proyecto, frente a la verticalidad de un volumen se impone la horizontalidad del otro; cuando la estructura columnaria del bloque bajo sale al exterior contraponiéndose a su horizontalidad en el bloque vertical ésta desaparece en el interior y los cantos de forjados marcan una horizontalidad en fachada incrementada aún más por el primer caso de despliegue masivo de Brise-Soleil inspirados en la tradición brasileña de parasoles. Por otra parte, a pesar de sus diferencias en cuanto a orientación, ambos volúmenes comparten el mismo sistema reticular estructural y la elevación respecto al plano del suelo generando, así, un espacio porticado de influencia clásica que permite el flujo urbano y permeabilidad en una ciudad densamente poblada como Rio de Janeiro. En cuanto a la distribución interior, huelga mencionar la inconfundible impronta dejada por Niemeyer y Costa traducida en una espacialidad fluida y orgánica en contraposición al exterior racional y ordenado.


Fergus SCOTT

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