CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial.Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.
pág.20 " Las bibliotecas se han construido siempre con intenciones socio-políticas concretas. Transmiten el deseo de conocimiento de individuos y organizaciones y, en el caso de las bibliotecas públicas, pueden implicar así mismo un gesto filantrópico y cívico. En los casos mas sencillos su alcance posiblemente termine ahí. Por lo general, sin embargo, transmiten un mensaje más explícito.... Las bibliotecas del Rococó que presentan un diseño más complejo, como las de Altemburgo y Wiblingen, exhibieron sofisticadas iconografías, plenas de elementos pictóricos y escultóricos, para transmitir al lector una actitud intelectual específica con respecto al conocimiento y al lugar ocupado por este en el conjunto de la sociedad civilizada o en alguna institución concreta. La interpretación de este tipo de mensajes resulta relativamente fácil cuando los mecenas o los responsables del diseño de las bibliotecas han dejado una declaración escrita de sus intenciones."
pág.187-188. "El Monasterio de Wiblingen se encuentra en Alemania en la región de la Alta Suabia y cerca de la ciudad de Ulm. Fundado en 1095 y al igual que otros monasterios importantes, consiguió atraer el dinero de los peregrinos que visitaban su sagradas reliquias, en este caso fragmentos de la cruz de Cristo. En el siglo XV Wiblingen fue uno de los cenobios que participaron en la reforma de Melk, un movimiento originario de esta abadía que buscaba revitalizar el monacato en la región mediante el seguimiento estricto de las reglas benedictinas. El fomento del estudio que implusó la reforma resultó fundamental en la propagación del ideal humanista en Austria y en el sur de Alemania. En Wiblingen como en otros monasterios adscritos al movimiento, el estudio y la erudición se beneficiaron enormemente de este impulso. La abadía, que ya tenía un scritorium bastante activo, consiguió hacia mediados del siglo XVIII disponer de una biblioteca de más de 15.000 libros. Más tarde, y a lo largo de los siglos, Wiblingen sufrió varias reconstrucciones. Los edificios actuales datan de 1714-1785, pero una de las alas no fue completada hasta el siglo XX. La iniciativa de construir el complejo hay que atribuírsela a Christian Wiedermann (1680-1759), aunque el ala que incluye la biblioteca y que no se empezó hasta 1757, fue realizada por su sobrino Johannes, la edificación de la biblioteca terminó en 1740, y la mayor parte de la decoración, incluidas las pinturas de Franz Martin Kühn estuvo finalizada en 1744, con la excepción de la parte inferior de las galerías, inconclusas hasta 1750. Lo primero que llama la atención del visitante es la rica paleta de colores pastel escogida para las columnas de estuco - mármol (en rojos y azules que no guardan relación, con los colores del mármol verdadero), así como el perfil ondulado de la balconada. Las estatuas alegóricas de las virtudes (Obediencia, Soledad, Teología y Devoción) y las disciplinas (Filosofía, Historia, Derecho y Teología), talladas en madera están pintadas para asemejarse a un mármol sumamente pulido. Las puertas que dan a la galería se encuentran ocultas por unas hornacinas que contienen sendas estatuas de la Autoridad Civil y Regia, y que se desplazan sobre unos rodillos, haciendo el efecto de una puerta.
La Biblioteca de Wiblingen ocupa un pabellón ubicado en la parte central de un largo recinto, un emplazamiento que no está señalizado en el exterior del edificio. Posee dos alturas, cada una con sus respectivas ventanas, y el tejado ligeramente elevado del pabellón aporta el espacio adicional necesario para acomodar en el interior un techo en cúpula. La biblioteca ocupa la anchura completa de la estancia. Este tipo de disposición resultaba ideal, pues permitía que la habitación se iluminara desde ambos laterales, aunque conla evidente desventaja de que dificulataba la circulación por el interior del edificio (a menos que se permitiera a la gente cruzar por la biblioteca para acceder a las habitaciones del fondo). Esto último no siempre resultaba posible por motivos de seguridad... La alternativa al diseño de Wiblingen, enque la biblioteca ocupaba el ancho completo del ala en la que estaba situada, fue una disposición al estilo Monasteriode San Florián, en la Alta Austria, donde la biblioteca quedaba iluminada desde un costado del recinto al tiempo que el otro lo ocupaban pasillos u otras estancias construidas en paralelo.