CURTIS, W.,La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.
pág.637. "Lo universal y lo local, paisaje, clima y cultura".
“La casa Ramada en Tucson, Arizona (1980), de Judith Chafee, combinaba el espacio, la estructura y la abstracción de la arquitectura moderna con un recuerdo de los antiguos métodos de afrontar el clima cálido y seco del desierto y el implacable sol del suroeste norteamericano. El edificio estaba formado por un parasol protector hecho de esbeltos postes de madera y tablillas para aportar sombra, situado por encima de una subestructura de adobe con muros planos encalados medio enterrados en el terreno. La casa Ramada vivía en tensión con su entorno desértico, y la atmósfera y la luz cambiaban de un instante a otro. La estructura de esqueleto enmarcaba vistas cercanas y lejanas, y la cubierta era un episodio horizontal y estable en un turbulento paisaje de cactus, arena y peñascos. En los dibujos, la Casa Ramada era un proyecto inequívocamente moderno que combinaba las ideas de Le Corbusier (como la planta libre, la retícula de pilotis y la losa para dar sombra) con conceptos derivados de Wright (Taliesin West) o Schindler (conjunto El Pueblo Ribera), pero enlazaba con estos precedentes en el plano de los principios y no sólo en el de las apariencias. Con el mismo espíritu, sacaba a luz arquetipos del desierto procedentes de la tradición nativa norteamericana: el sencillo refugio con cactus, troncos y ramas de los nómadas (reinterpretando en los ranchos coloniales españoles como una capa de hojas de saguaro sobre postes, llamada ‘ramada’), y las viviendas semienterradas de barro o albañilería de las comunidades más sedentarias. Chafee rechazaba el término ‘regionalista’ como algo demasiado restrictivo; la casa Ramada captaba el espíritu del lugar usando medios traídos de cerca y de lejos, interpretaba las condiciones naturales a través de la herencia de los mitos, y enlazaba con la idea misma de los orígenes arquitectónicos.”