Inprimatu
Biblioteca Pública de Nueva York

Biblioteca Pública de Nueva York

  • 1902 - 1911
  •  
  • CARRÈRE AND HASTINGS, Studio
  •  
  • Nueva York
  • Estados Unidos
obras/21970_8.jpg

CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial. Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.


pág.251-253."Los movimientos Arts and Crafts y Art Nouveau no fueron universales. El clasicismo que se creía garante de la solidez y dignidad requeridas, siguió imperando en las grandes construcciones. No cabe duda de que los mecenas, tanto grandes como modestos, gustaban de los aspectos más monumentales del diseño clásico. La Biblioteca Pública de Boston se había terminado de construir en 1895 y la del Congreso en 1897. La biblioteca clásica de mayor envergadura construida a comienzos del nuevo siglo fue la Biblioteca Pública de Nueva York. En el siglo XIX, la ciudad podía presumir de dos centros de considerables dimensiones: la Biblioteca Astor y la Lenox. Hacia 1892 ambas padecían la merma de las donaciones económicas y el incremento del número de volúmenes. Revertir la situación fue posible, gracias al cuantioso legado que dejó Samuel J. Tilden con el propósito de “fundar y mantener una biblioteca y una sala de lectura de libre acceso en la ciudad de Nueva York”. Se concibió un plan que aunara las dos colecciones existentes albergándolas en un edificio de nueva planta que pudiera ampliarse en un futuro. Una vez aprobada la estrategia, los patronos procedieron al nombramiento de un bibliotecario. Escogieron al doctor John Shaw Billings (1838-1913), un médico militar que ha había reorganizado la biblioteca de la oficina del cirujano general del ejército estadounidense creando el Index Medicus, un índice completo de publicaciones médicas pensado para que profesionales e investigadores estuvieran al tanto de las últimas novedades.


Fue Billings quien diseñó la estructura del nuevo edificio. Su proyecto conjugaba ideas tradicionales con nuevos planteamientos. Lo innovador consistía en consistía en colocar la sala de lectura encima del depósito. Desde el punto de vista del bibliotecario, semejante disposición resultaba ideal. Por medio de montacargas eléctricos y cintas transportadoras, se trasladaban los libros directamente desde los depósitos hasta las mesas de la sala de lectura. El ingreso, desempaquetado y catalogación de los volúmenes se realizaban en el nivel inferior, tras lo cual los libros se guardaban en las estanterías superiores.


La filosofía de esta disposición era parecida a la de los estudios de tiempos y movimientos tan populares desde las primeras décadas del siglo XX. La biblioteca se concebía por tanto, como una máquina para ejecutar con eficiencia las tareas de depósito, localización y reordenación de los fondos. La sala de lectura se situó en lo más alto del edificio; allí se podía colocar el techo a gran altura y disponer de amplios ventanales que dejaran entrar tanta luz como fuera posible.


Sólo cuando hubo acuerdo sobre la configuración de la nueva biblioteca se nombró un arquitecto. Para ello se recurrió a un concurso al que los principales estudios neoyorquinos presentaron proyectos. Sin embargo, el diseño ganador fue obra de un estudio poco conocido entonces, Carrère and Hastings. La primera piedra fue colocada en 1902, y el tejado se terminó en mayo de 1906. Finalmente, el edificio quedó inaugurado el 23 de mayo de 1911. En el momento de su apertura, contenía ya un millón de volúmenes y 120 Km de estanterías. Se llegó a afirmar en la época que la principal sala de lectura era la más grande del mundo en su categoría; medía 23,8 metros de ancho por 90,3 m. de largo, y sus techos alcanzaban los 15.5 m de altura.


Adicionalmente se habilitaron numerosas salas de lectura suplementarias para las colecciones especializadas. El motivo por el que las bibliotecas solían ubicar las salas de lectura en la misma planta del depósito, y no encima, evitaba situar el recinto de lectura a una altura innecesaria. En la Biblioteca pública de Nueva York, los lectores tienen que ascender largos tramos de escalera y atravesar una serie de monumentales salones revestidos de mármol, antes de alcanzar las estancias dedicadas a la lectura en el nivel superior del edificio.


El estilo constructivo resulta conservador y clásico. Su exterior es de mármol, como los muros de carga; sin embargo en el interior los suelos, fabricados en estructura de acero y autoportantes, soportan estanterías de gran capacidad. Por entonces, el acero dulce estaba sustituyendo paulatinamente al hierro como material de construcción.


En la primera parte del siglo XIX, edificios como la Biblioteca de Santa Genoveva, obra de Labrouste, habían empleado el hierro, en lugar de la madera y la mampostería, porque se consideraba ignífugo. Aunque el hierro no es inflamable, su pérdida de rigidez en caso de incendio conduce al colapso de los edificios. Diferentes incendios de consecuencias desastrosas acaecidos a mediados del siglo XIX, pusieron claramente de manifiesto que las estructura de hierro o acero necesitaban ser revestidas con cemento, piedra o ladrillo para quedar aisladas del fuego. No obstante, el acero no fue la única tecnología novedosa empleada en la Biblioteca Pública de Nueva York, pues destacó entre todas el uso de la electricidad."


 

Igo