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Parque y paseo para la colina del Filopapo

Parque y paseo para la colina del Filopapo

  • 1957 -
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  • PIKIONIS, Dimitris
  •  
  • Atenas
  • Grecia

FRAMPTON Kenneth., “Regionalismo crítico: arquitectura moderna e identidad cultural” en Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 317-331."Un espíritu regionalista mucho menos equívoco impregna el parque y el paseo que Dimitris Pikionis diseñó en 1957 para la colina de Filopapo , próxima a la Acrópolis de Atenas. En este paisaje arcaico como señalan Tzonis y Lefaivre:


"Pikionls decide hacer una obra de arquitectura libre de todo exhibicionismo tecnológico y de toda presunción compositiva (todo ello típico de la corriente dominante en la arquitectura de los años cincuenta), un objeto severo y desnudo casi desmaterializado, una ordenaclón de lugares hechos para la ocasión, que se despliegan en torno a la colina para dar pie a la contemplación solitaria, a la discusión intima, a una pequeña reunión, a una vasta asamblea. (...) Para tejer esta extraordinaria secuencia de nichos, pasadizos y situaciones, Pikionis identifica los componentes adecuados a partir de los espacios habitados de la arquitectura popular, pero en este proyecto el vínculo con lo regional no se hace a base de una emoción tierna. Con una actitud completamente distinta, estos receptáculos de acontecimientos concretos se estudian con un frio método empírico, como si estuvieran documentados por un arqueólogo. Ni su selección, ni su colocación se hacen para despertar una fácil emoción superficial. Son plataformas para ser usadas en un sentido cotidiano, pero también para proporcionar todo eso que, en el contexto de la arquitectura contemporánea, no proporciona la vida cotidiana. La investigación de lo local es la condición para alcanzar lo concreto y lo real, y para humanizar la arquitectura."


Tzonis considera que la obra de los Antonakakis combina el sendero topográfico de Pikionis con la retícula universal de Konstantinidis. Esta oposición dialéctica parece reflejar una vez más esa decisión entre la cultura y la civilización comentada por Ricoeur. Tal vez ninguna obra exprese esta dualidad más directamente que las viviendas de la calle Benakis en Atenas, construidas por Amonakakis en 1975: una construcción estratificada en la que un recorrido laberíntico extraído de la tradición vernácula de las islas griegas se teje dentro de la retícula regular de la estructura portante de hormigón.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 471- 489.“Disyunciones y discontinuidades en la Europa de los años 1950” 


Aunque la búsqueda de un patrón en las tradiciones vernáculas campesinas fue un tema recurrente de la década de 1950, siguió varias direcciones distintas.


Un arquitecto como Van Eyck deseaba encontrar, al parecer, cierta dimensión “universal” del cobijo y la comunidad, y fue esto lo que finalmente le llevó a las aldeas del pueblo dogón en el norte de África.


Utzon también tenía interés en estas cualidades generales, pero era un “ecléctico” en el mejor sentido de la palabra, pues en un proyecto como las casas Kingo (o la Fredenborg, posteriores) fue capaz de unir tipos de patios similares procedentes de culturas distintas (el patio mediterráneo, el danés y la casa de labranza china). Pero hubo algunos casos, especialmente en el sur de Europa (y, podríamos añadir, en Turquía y Egipto), en los que se buscaban unas interpretaciones más “culturalmente específicas” de las formas rurales: concretamente en Grecia, Portugal y España.


En el pabellón cercano a la iglesia de San Dimitris Loumbardiaris (ambos de 1951-1957), bajo la acrópolis de Atenas, el arquitecto griego Dimitris Pikionis consolidó su investigación anterior sobre los supuestos orígenes de la escultura mediterránea griega buscando correspondencias entre los fundamentos del clasicismo (visualizados mediante una especie de cabaña primitiva) y los arquetipos de la casa. Más allá de estas cuestiones de representación, Pikionis quería explorar, al parecer, un sentido del espacio arcaico e intemporal que no tenía nada que ver con las intenciones tecnológicas de la arquitectura moderna, pero que, no obstante, recurría a los esquemas geométricos de una genealogía parcialmente moderna.


El parque y el paseo que diseñó para la colina de Filopapos en Atenas (1950-1957) incorporaban trozos de ruinas, rocas ciclópeas y gravilla tosca en un trazado de texturas, intensidades y ritmos variados. De este modo, el terreno se transformaba en una serie de “lugares” sumamente cargados –con niveles, ramas y recorridos– con algo de esa atmósfera espiritual de una vía sacra antigua.


Pikionis trabajó en este caso con una estética de fragmentos y rastros que tenía vagas afinidades con el método –aunque no con la forma real– de las obras de Scarpa en este mismo periodo. Lo que estos dos artistas tenían en común era una fina sensibilidad para el genius loci, el “espíritu del lugar”.


 

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