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Plan de reconstrucción de San Sebastián

  • 1814 - 1816
  •  
  • MIRANDA, Alexo de
  • UGARTEMENDÍA YNCIARTE, Pedro Manuel de
  • PÉREZ Y MARTÍNEZ, Silvestre
  • MIRANDA, Alejo; UGARTEMENDÍA YNCIARTE, Pedro Manuel de Proyecto previo   1814
    Propusieron dos planes urbanos muy novedosos para la reconstrucción, aunque finalmente fueron desechados debido a las criticas de los ciudadanos al no situar correctamente en este nuevo plan sus terrenos
  • GOGORZA, Manuel Proyecto previo   1814
    Popuesta elegida para la reconstrucción urbana, en la que se levantaban de nuevo los edificios y calles destruidos, pero mejorando algunos trazados, como alineando algunas calles y cerrando callejones
  • PÉREZ Y MARTÍNEZ, Silvestre Ampliación   1819
    Casa consistorial de San Sebastian
  • UGARTEMENDÍA YNCIARTE, Pedro Manuel de Ampliación   1829
    Edificio de la alhondiga y las esculas públicas
  • ECHEVESTE, Ramón Ampliación   1840
    Construcción del Hospital Civil y Casa de Misericordia en 1840 sobre las ruinas del convento de San Francisco, destruido en 1813
  •  
  • Donosti-San Sebastian. Euskadi-País Vasco
  • España
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CENICACELAYA, J. RUIZ DE AEL, M., SALOÑA, I.,El gusto neoclásico. Arquitectura del País Vasco y NavarraEdit. Nerea. San Sebastián, 2014.


Págs.67-73. "La Guerra de la Independencia, coincidió con una etapa de madurez académica en la arquitectura, cuyos mejores resultados estaban por llegar. Grandes proyectos ingenieriles, arquitectónicos y urbanos, como la realización del puerto de la Paz de Bilbao o el canal navegable del Ebro desde el Mediterráneo hasta el Atlántico por los ríos del País Vasco, permanecieron tan sólo en el papel. Pero entre todos ellos, vamos a destacar por su importancia en la configuración de una ciudad moderna, el esfuerzo proyectual que llevó a cabo el arquitecto e ingeniero militar Pedro Manuel de Ugartemendía, para la reconstrucción de la ciudad de San Sebastián, prácticamente desaparecida en su caserío tradicional, tras la contienda bélica finalizada en 1813.


 Sobre el solar de la antigua ciudad mercantil y militar, de la que tan sólo quedaron en pie cerca de 40 edificaciones, se pretendía reconstruir una nueva ciudad. Potenciando el lugar originario, en su perímetro y límites naturales, con un proyecto moderno, de fácil y pronta ejecución, que colmase las necesidades de un futuro inmediato.


 La concepción urbanística de Ugartemendía, resultó profundamente renovadora y atrevida. En su proyecto inicial presentado en 1814, tenía en cuenta todas las disposiciones de una ciudad moderna; salubridad, comodidad, ornato público, armonía, simetría, calidad de los materiales… destacando su componente igualitario de aspiración utópica. El único plano que nos ha quedado para poder analizar el proyecto, nos muestra una trama reticular de parcelas iguales, con una plaza central, octogonal y porticada, de carácter representativo, que genera y define un espacio, en donde se ubicarían los edificios civiles más significativos. El resto era entendido como una ciudad residencial, en donde los intereses generales estaban por encima de los particulares, teniendo todas las viviendas las mismas dimensiones y distribución interior, con un idéntico modo de vida colectiva, tanto en vivienda particular, como en el espacio público de la plaza.


 Los numerosos escritos que han evaluado el proyecto de Ugartemendía, hablan de precedentes, y de la influencia de este ilustrado, que es considerado junto con Silvestre Pérez, uno de los más grandes conocedores del urbanismo en su momento. Lo que parece claro, es que su concepción de ciudad, está en la línea de las nuevas ciudades racionales. Su formación militar y la influencia que sobre él parece que ejercieron otros destacados ilustrados vascos, como Vatentin de Foronda, hace que el proyecto se aproxime al urbanismo anglosajón y americano de inspiración vitruviana. Señalando entre los precedentes, la reconstrucción de Londres de C.Wren, las nuevas poblaciones de Andalucía creadas por Carlos III y Olabide, los escritos de Ortiz y Sanz y Benito Bails, e incluso la plaza de Amalienborg en Copenhague.


Se considera por tanto ésta reconstrucción de San Sebastián, por parte de la crítica especializada, como uno de los proyectos más renovadores existentes por aquel momento en toda Europa. Todo esto en un País Vasco, que en el último tercio del siglo XVIII, conoció una época excepcionalmente importante en arquitectura y urbanismo.


Como cabía esperar, un proyecto tan innovador, no estuvo exento de suspicacias y controversias, ya que la trama urbana no sólo afectaba al diseño, sino también a personas de carne y hueso, con familias fuertemente arraigadas en la ciudad, que hicieron de San Sebastián su proyecto profesional y de vida. Ese igualitarismo que promovía, a pesar de resultar novedoso, no era apreciado por los vecinos, ni si quiera por la Academia de San Fernando, ya muy reacia tras la guerra y la llegada del nuevo monarca Fernando VII a este tipo de diseños ilustrados. Las presiones de los propietarios del suelo, cuyo reflejo visible lo podemos apreciar a través del manifiesto de los 77, y del plan alternativo presentado en 1814 por el regidor M.Gogorza, hizo cada vez más fuerte la protesta y acabó por hacer inviable el proyecto .


 Esto obligó a presentar un segundo plan híbrido de reconstrucción de la ciudad en 1815, firmado por el mismo Ugartemendía y por Alexo Miranda, en el que de forma clara aparecían las reivindicaciones de los propietarios, jerarquizando nuevamente el callejero y reeditando como se pretendía la trama de la ciudad quemada. Se prefirió reconstruir la ciudad a crear otra nueva ciudad.


 Sin embargo todo el esfuerzo de Ugartemendía no fue en vano, y de su primera propuesta se adoptó el sentido igualitario del diseño de fachadas, homogenizando “democráticamente” el caserío construido. Respetándose así mismo las ordenanzas que redactó para la reconstrucción de la ciudad. La codificación se convierte así, en un elemento integrador del desarrollo de las nuevas construcciones, ofreciendo un carácter armónico de ciudad, por encima del gusto personal. Lo que hace hoy en día que este casco “antiguo” de San Sebastián, resulte tan homogéneo y agradable. Esta labor fue llevada a cabo inicialmente por el mismo Ugartemendía, que permaneció como arquitecto municipal hasta 1833, para continuar con ella posteriormente Mariano José de Lascurain y Ramón Echeveste, con actuaciones puntuales de Silvestre Pérez, quienes supieron mantener con su trabajo, esa continuidad clasizante que ofrecen los edificios del casco antiguo en la actualidad.


Tras el derribo de las murallas de San Sebastián en 1863, el nuevo ensanche donostiarra prolongará el esfuerzo de hacer ciudad a través de una nueva codificación. Codificación que con el tiempo se va transformando, con actuaciones contemporáneas, que pretenden “modernizar” la ciudad".

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