Inprimatu
Port Moresby

Port Moresby

  • 1960 -
  •  
  • Papúa Nueva Guinea

CURTIS William. J.  La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. 567- 587. “ Modernidad, tradición e identidad en los países en vías de desarrollo” 


En todo caso, a finales de los años 1960 los conceptos de planificación total estaban en entredicho. Esta actitud anti-absolutista se reflejó muy bien en un experimento realizado en Perú para el conjunto residencial La Barriada en 1968, en el que un grupo de bienintencionados arquitectos internacionales proporcionaron un plan racional basado en los patrones de vida que había surgido en los propios barrios degradados, y dejaron a cada familia libertad para alterar a su voluntad su casa. En Papúa-Nueva Guinea, en poblaciones como Port Moresby, se animaba a los habitantes nativos que habían llegado recientemente del campo a que transformasen los modelos vernáculos rurales, que aguantaban bien el clima tropical, en vez de atenerse a los tipos de casas importadas, deprimentes y mal adaptadas. Un teórico, Z. Plocki, llegó incluso a proponer un estilo arquitectónico ‘Nueva Guinea’, propugnando una especie de planteamiento ‘regionalista moderno’ y argumentando en favor de una nueva construcción vernácula aplicable a una amplia gama de programas edificatorios, grande y pequeños:


La mayoría de los estilos arquitectónicos fueron fruto de sus propias sociedades. Sus valores religiosos, el clima, la tecnología y las estructuras sociales y políticas dictaban la necesidad y el estilo de los edificios. Las figuras, proporciones y decoraciones eran simbólicas y tenían significado, llegando a convertirse con frecuencia en estrictos órdenes arquitectónicos. Este ‘estimulo interno’ creaba culturas y expresiones arquitectónicas que diferían muchas unas de otras […]. Muchos de los mejores ejemplos se están conservando, pero raramente se están copiando, y cuando esto sucede es evidente que no tienen significado [ …]. Hoy en día, con viajes en reactor, los medios de comunicación intercontinentales, el cine, las estructuras políticas y los intercambios culturales el mundo es más pequeño y la magnitud de las influencias que dictan un estilo son internacionales, basadas en la tecnología y la economía [ …].  Pero incluso aceptando el Estilo Internacional, la tecnología y el estímulo del exterior, y no copiado lo tradicional, es posible formular reglas según las cuales los arquitectos puedan crear una arquitectura y un carácter que puedan convertirse en el estilo neoguineano


Con ello admitía que los nuevos trazados urbanos requerían una nueva arquitectura que no imitase ni las formas tribales tradicionales ni las importadas. Las pretensiones de la ’universalidad’ del movimiento moderno destacaban con una embarazosa claridad, al igual que las limitaciones de un regionalismo superficial y nostálgico.  Es más, Plocki extendía sus argumentos a las construcciones sencillas y autoconstruidas, no sólo a las creaciones de la gente adinerada. Los escasos toques de color local exigidos por la industria turística apenas eran adecuados para resolver el problema de definir un nuevo estilo poscolonial.


Este pretendía que surgir en parte desde ‘dentro’ y ser expresión directa de los nuevos patrones de vida,


Donde el simple cobijo era el problema, la sensibilidad regionalista podía parecer un lujo remoto, pero todavía era posible tratar los encargos institucionales o de clase media como un laboratorio para la exploración de ideas que pudiesen tener una aplicación más amplia en el futuro. Como siempre el valor arquitectónico residiría en la síntesis convincente de lo práctico, lo estético y lo simbólico, y en la creación de cierta unidad en armonía con el entorno. Las construcciones vernáculas podían proporcionar algunas claves para alcanzar estos fines al revelar modelos de adaptación seculares. Pero la intención rara vez era hacer una arquitectura ‘local’; más bien se trataba de recurrir a las corrientes vitales del desarrollo del mundo contemporáneo y adaptarlas a las circunstancias particulares. Los principios en que se apoyaban las campesinas y esos monumentos del pasado que se creía que ejemplificaban los rasgos nacionales o regionales, debían traducirse en materiales y vocabularios completamente distintos. En una situación poscolonial, la búsqueda de las ‘raíces’ con frecuencia iba acompañada por una intensa necesidad de pertenecer a un mundo grande. Los arquitectos de los países en vías de desarrollo en las décadas de 1960 y 1970 descubrían a veces paralelismos entre los principios autóctonos y las ideas modernas con un carácter arcaico o primitivista.

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