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Bottega d'Erasmo

Bottega d'Erasmo

  • 1953 - 1957
  •  
  • GABETTI, Roberto
  • D’ISOLA OREGLIA, Aimaro
  •  
  • Turin
  • Italia

FUSCO Renato de ., Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992.


Págs.445-549. “Un código virtual” 


Si el neorrealismo es uno de los diversos movimientos regionales de revisión postracionalista, el neoliberty participa y quizá se anticipa a una actitud que será siempre más próxima a la investigación arquitectónica actual; aquella en que la componente «historia» de nuestro código virtual adquiere características tan evidentes que constituye una auténtica y verdadera tendencia, el historicismo. Nos referiremos a éste en un apartado específico, limitándonos aquí a su manifestación italiana.


 El neoliberty no nos interesa sólo por algunas de las realizaciones de los arquitectos de Turín R. Gabetti y A. D'Isola, que en su Bottega d'Erasmo produjeron el edificio más típico de esta corriente; ni por la producción de algunos jóvenes arquitectos milaneses; ni por sus particularidades morfológicas y sintácticas tan difundidas que influyeron en muchas obras no siempre clasificables como neoliberty, sino sobre todo como actitud de revisión crítica y de recuperación histórica de algunos aspectos del Movimiento Moderno, que habían quedado, como se ha señalado más arriba, sin expresarse del todo o sin explorar. Esta actitud pertenece a la tendencia internacional que acabamos de mencionar con el nombre de historicista. Veamos ahora sus motivaciones y sus experiencias más destacadas en la situación italiana. Esta registró precisamente en los años cincuenta una importante expansión en la edificación, que no se correspondió ni con una planificación urbanística adecuada ni con una renovación lingüística y arquitectónica, como era de esperar con tal cantidad de personas trabajando. Así pues, la esperada expansión del Movimiento Moderno aparece como un mero fenómeno cuantitativo, rico en contradicciones, con costosas contrapartidas y con exiguos márgenes para intervenciones correctoras. Ante esta situación rechazable, la cultura arquitectónica italiana, especialmente bajo el efecto de la falta de voluntad política en el tema del urbanismo, se dirigió en primer lugar hacia sectores extradisciplinares: la sociología, la economía, o al compromiso directo en la actividad administrativa. De ello derivaron algunas ventajas indudables, como una mayor, toma de conciencia de la realidad social, la aspiración a un mayor rigor crítico y operativo, la exigencia del análisis y de la investigación interdisciplinar. Pero este tipo de orientación, por así decirlo, «no proyectual, tuvo también resultados negativos: un anquilosamiento de la disciplina arquitectónica y de su didáctica, una sensación de desconfianza en sus posibilidades autónomas, una cierta actitud de frivolidad y el propio desplazamiento de la componente arquitectónica de los grupos de trabajo interdisciplinar, sustituida por una ingeniería civil más práctica y dispuesta». Con el neoliberty se intentó invertir esta tendencia, aunque fuese polémicamente; fue una tentativa por parte de los arquitectos para corregir los errores de funcionamiento, actuando principalmente sobre los términos propios de su disciplina. En otras palabras, se creyó oportuno modificar el lenguaje, las técnicas y las tipologías en tal grado que pudiera esperarse un cambio consiguiente en los significados y en los comportamientos. Esta revisión operativa se asoció a otra de carácter histórico y crítico. Se determinaron en el Movimiento Moderno algunas posibilidades todavía vivas, se reconoció que muchos códigos, subcódigos y léxicos habían quedado inoperantes e incompletos, marginados ante otras tendencias de la misma época, pero más pregnantes y afortunadas....


...Por otra parte, se ha observado que en esta revolución disciplinar del neoliberty hubo más de una intención sociológica:


 Para los turineses, de extracción predominantemente católica -escribe Portoghi- significaba volver a interesarse por los valores supervivientes de la burguesía, reconocer la responsabilidad de esta clase en los conflictos de la transformación de las estructuras, replantearse una temática de adecuación del nuevo orden social compuesto, a los modos de decoroso autocontrol de la burguesía europea más progresista (...). Para los milaneses, de formación fundamentalmente marxista, el neoliberty representó un gesto de protesta, una voluntad de reflejar una situación ya juzgada negativamente, una especie de irónico retrato de la burguesía italiano, frenada todavía por prejuicios precapitalistas, que trataba de malgastar de golpe los jugosos beneficios de cincuenta años de experiencias europeas.


 Aunque no quieran reconocerse estas intenciones, es cierto que el neoliberty planteó el problema de encontrar un significado para la arquitectura de la sociedad opulenta; de someter a duda la función como único sentido de la arquitectura; de enriquecer el vocabulario arquitectónico; de considerar, sobre todo, el problema. de la continuidad o la crisis del Movimiento Moderno, como argumentaba Rogers en un editorial de la revista Casabella-continuità que en aquel tiempo reclamó las mejores energías y penetró en el núcleo de todo el debate arquitectónico italiano


 

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