Págs.59. “La búsqueda de nuevas formas y el problema del ornamento”
Trabajando diez años después de una sala mucho menor, en su propia casa en su propia casa y estudio, no muy lejos, Guimard fue capaz de de infundir en el proyecto el carácter bulboso e hinchado de un crecimiento natural y de modelar las superficies de ladrillo y los detalles de hierro para que pareciesen estar subordinados a un único impulso estético. La planta con sus suaves enlaces entre formas ovales y distintos ejes diagonales, indican que Guimard pudo haber consultado las sofisticadas soluciones para los angostos solares urbanos de lo hoteles o mansiones parisienses del siglo XVIII; de hecho, la naturaleza juguetona y curvilínea del Rococó puede contarse entre las posibles fuentes del ornamento art nouveau.
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Págs.64-73 "El racionalismo estructural y la influencia de Viollet-le Duc; Gaudí, Horta, Guimard y Berlage, 1880-1910 “
Cabe suponer que lo de Guimard, al igual que Gaudí y Horta, imaginaba una “evolución de los elementos constructivos” de un estilo nacional, tal y como lo propugnaba Viollet-le-Duc. Sin embargo, al cambiar el siglo, había por lo menos tres versiones del estilo Guimard: una expresión mezclada, rústica, tal como la hallamos en los chalets suizos rurales que construyó entre 1899 y 1908, y de la cual es típico su Castel Henriettede 1900; un estilo urbano de ladrillo, cuidadosamente unido y de obra de piedra dramáticamente esculpida, tal como lo hallamos en su propia casa de la Avenida Mozart de Paris, en 1910; y finalmente una manera ferrovitrea, aracnoidea, que fue producida en serie poco después de 1899, cuando se le paso el encargo de las estaciones de metro de Paris. Las entradas fueron construidas con piezas de hierro en serie e intercambiables, fundidas en forma de elementos naturales y que enmarcaban acero esmaltado y vidrio. Paradójicamente, se acercaban más a la expresividad lineal de Horta que al rigor moral de un Baudot, y Guimard incluso trató la tipografía y la iluminación de estas estructuras, como la continuación sinuosa de su forma. A partir de entonces, durante los cuatro años siguientes, estas emanaciones aparentemente naturales de un mundo subterráneo prodigioso hicieron erupción en las calle de Paris, para dar a Guimard la fama como creador del “Style Métro”.