Págs.79-85.“La primavera sagrada: Wagner, Olbrich y Hoffmann, 1886-1912”
En 1911, la “clasicistación” de la secesión quedó completada, y todo el interés que pudiera seguir teniendo se plasmó en la evolución de un Heimatsil apropiado. Hoffmann representó a Austria en la Exposición Internacional del Arte en Roma, en dicho año, con un diseño de pabellón cuyo clasicismo atectónico anticipó la monumentalidad retórica de la Nueva Roma de Mussolini. Igualmente profética fue la representación de Prusia, obra de Behrens, en San Petersburgo, con una embajada cuya solemnidad señala ya la retórica oficial del Tercer Reich. En semejante clima, le correspondió a Wagner clausurar la secesión tal como ésta había comenzado, es decir, con el vigor de su extremadamente austera pero elegantemente proporcionada segunda villa, construida en Hütteldorf en 1912. En esta mansión lúcidamente planificada, líricamente decorada por Moser e influenciada en igual grado por la obra de los alumnos del propio Wagner, y las obras de Wright, de reciente publicación, Wagner pasaría sus últimos seis años.
Pág.111-117 “La Deutsche Werkbund, 1898 - 1927”
Está formula atectónica de flanquear estructuras adinteladas ligeras con esquinas macizas caracteriza prácticamente todas las construcciones industriales que Behrens diseño para la AEG. Allí donde la estructura de esqueleto no era una condición funcional, como en la neoclásica embajada de Alemania en San Petersburgo, de 1912, este énfasis en la esquina, con cierto sabor a Schinkel, es evidente pero menos pronunciado.
Págs. 163-169. Al dejar su empleo con Behrens en 1911, tras un breve periodo como director de las obras de la embajada de Alemania en San Petersburgo.
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