Inprimatu

PEEL L, POWELL P, GARRET Alexander.,Introducción a la Arquitectura del siglo XX. CEAC. Barcelona, 1990.


Págs.32-35. “Ideas nuevas”  


En 1916, el ingeniero Eugène Freyssinet empezó a construir los angares para aviones en Orly que tenían cada uno de ellos más de 61 m de altura. Tenían la forma de bóveda de cañón y componían un espacio cubierto inmenso.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


 Págs.81." El racionalismo, la tradición de la ingeniería y el hormigón armado"


"Los vastos hangares para dirigibles de Freyssinet en Orly (1916-1921) eran de sección parabólica y se servían de componentes pretensados mientras que los puentes de Maillart solían descansar sobre delgados apoyos, losas o vigas esbletas; los experimentos de Maillart contribuyeron a emancipar el hormigón armado del pensamiento tradicional de la construcción de fábrica, pero también entraron en conflicto con esa versión de la ingeniería que insiste en los cálculos a expensas de la economía conceptual y visual. 


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 29-40.“Transformaciones técnicas: ingeniería estructural, 1775-1939”


Los altos angares gemelos para dirigibles que el ingeniero francés Freyssinet realizó en Orly, entre 1916 y 1924, cada uno de ellos con 62,5 m de altura y 300 m de longitud, fueron uno de los primeros intentos, tras los proyectos realizados por De Baudot, para diseñar estructuras monolíticas, cuyos elementos armados fueran capaces de soportarse a sí mismos. Estas construcciones precursoras a base de elementos prefabricados influyeron una serie notable de angares de aviación diseñados por Nervi en la segunda mitad de la década de los años treinta.  Mientras seguía trabajando en Orly, Freyssenet diseñó para el contratista Limousin una serie de estructuras de “cuerda de arcos” en hormigón armado para almacenes, así como para varios hangares y edificios fabriles iluminados a través de luces de control en el techado. La culminación de todo este trabajo fueron dos grandes puentes de cuerda de arco en hormigón armado, construidos en St. Pierre-du-Vauvray(1923) y en Plugastel (1926-29); este último atravesó el estuario de Elorn, en Bretaña, mediante tres luces  con una longitud total de 975 m.


El problema de las intensas fuerzas de compresión y tensión inducidas en la carga de grandes arcos parabólicos movió a Freyssinet a experimentar, a mediados de la década de 1920, la inducción artificial de tensión en la armadura antes del reparto de cargas. A los pocos años, se había inventado el hormigón pretensado tal como hoy lo conocemos. Éste sistema extremadamente económico para las grandes luces, capaz de reducir la profundidad de la viga casi en su mitad para la misma sección de hormigón, fue patentado por Freyssinet en 1939.


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KOSTOF, Spiro., Historia de la arquitectura. Alianza Editorial. Madrid 1988. Tomo 3


págs.1167-1209. “Los ensayos de la modernidad”


 pág. 1187.Hacia una arquitectura del siglo XX.


pág. 1194. Europa entre la tradición y la rebelión.


El mérito especial de Perret fue introducir el hormigón en la corriente principal y convertirlo en una alternativa aceptable para el repertorio normal de un arquitecto. En un edificio de apartamentos y un garaje de París, y más tarde, en los primeros años veinte, en una iglesia de Raincy, perfeccionó un sistema en el que las columnas o pilares de hormigón reforzado ocuparon el lugar de los muros de partición sustentantes. Tanto visualmente como estructuralmente, en otras palabras, se consigue que el hormigón se comporte de la misma forma que la arquitectura arquitrabada. Sólo en la obra de algunos ingenieros, como los puentes de Robert Maillart (1872-1940), o en los hangares de Eugene Freyssinet (1879-1962), se dio cierta animación a la adecuación del nuevo material para salvar espacios mediante bóvedas o arcos. Y ahora, en la segunda década del siglo, unos pocos ensayos expresionistas insistieron en esta misma dirección en programas no industriales. El Palacio del Centenario de Max Berg para la exposición de Breslau de 1913, con su cúpula de nervios gigante sobre arcos-pechinas muy abiertos, es el ejemplo más dramático.

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