Durante la posguerra, Gropius pudo realizar también algunos proyectos de importancia en su antigua patria. La joven República Federal de Alemania se esforzaba abertamente por conseguir la integración de su propia actividad constructiva en el contexto cultural de occidente. Por un lado se consideraba como una especie de reparación histórica el encargarle proyectos a los protagonistas del "Movimiento Moderno Clásico", cuya carrera se había visto obstaculizada en la Alemania posterior a 1933; por otro lado, ello era la prueba de estar de nuevo "al día" internacionalmente. En cambio, en la República Democrática Alemana, al menos en los años 50 y debido a la imposición de levantar fronteras al pretendido "formalismo occidental", no hubo ningún intento de reanudar el desarrollo del Movimiento Moderno Internacional.
En el sector occidental de Berlín, en el así llamado Hansaviertel, tuvo lugar la Exposición Internacional de la Construcción (Berlín 1957), mas conocida como Interbau, que en ese contexto tendría un importante papel propagandístico. Arquitectos como Wassili Lucjhardt, Paul Baumgarten o Egon Eierman participaron en ella junto a numerosos representantes internacionales del Movimiento Moderno. Entre estos últimos se encontraba Gropius con el grupo TAC, a quienes se les encargó el proyecto de un bloque de viviendas dentro de un solar con abundante vegetación.
El edificio-pantalla de ocho pisos se compone en planta de cuatro unidades individuales alineadas a lo largo de una forma básica ligeramente arqueada hacia dentro. Para la construcción, Gropius y su colaborador Norman Fletcher adaptaron plantas que ya se habían utilizado en los años 20 en Karlsruhe-Dammerstock o en la Siemensstadt de Berlin. El diseño de la fachada del lado sur del bloque resulta especialmente vistosa y sirve para atraer la atención dentro del barrio de Hansaviertel. Si el reticulado de la fachada sur, con sus grandes aperturas para las ventanas, se va dinamizando por la forma básica cóncava del edificio, este efecto se continúa con los balcones contrapuestos.
Este proyecto supuso el regreso de Gropius durante la posguerra, a la actividad arquitectónica en la Alemania Occidental. Aunque nunca abandonó los Estados Unidos como sede de la actividad laboral, en los últimos años que siguieron al "Interbau" mantuvo su presencia en Alemania realizando diferentes construcciones, proyectos y dictámenes periciales. Por último, aunque no menos importante, Gropius y TAC volvieron a convertirse en el centro de atención por la denominada "Gropius-stadt" (Ciudad Gropius), ciudad satélite en la periferia sur de Berlín cuyo plan general básico empezaron a desarrollar en 1960. Esta gran colonia fue construida entre 1963 y 1973 y se convirtió posteriormente en el foco de duras críticas. Su composición disgregada, sus bloques aislados y su estética serial muestran de forma ejemplar las tendencias y la problemática de la concepción urbanística del Movimiento Moderno tardío.
Alguno de estos aspectos como los bloques aislados, pueden hacerse extensibles a las construcciones comentadas en Hansaviertel, en torno al parque de Tiergarten, en el que intervinieron arquitectos destacados del panorama moderno internacional como: Le Corbusier, Alvar Aalto, Arne Jacobsen, Oscar Niemeyer o el ya citado Walter Gropius. Sus realizaciones, contrastan con la tradicional ciudad compacta Guillermina, abriéndose a la idea de la moderna ciudad dispersa, en el que la ciudad se extiende a lo largo del parque.
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Págs. 547- 565.“ Extensión y crítica en la década de 1960”
En la Alemania de los años 1960 también surgieron varias escuelas de pensamiento contendientes, en especial cuando se trataba de la ciudad. La exposición Interbau, celebrada en 1957,había cumplido algo así como la función de una Weissenhofsiedlung de posguerra, con aportaciones de reconocidos arquitectos internacionales como Aalto, Niemeyer y Le Corbusier, junto a creaciones alemanas; Berlín obtuvo su propia versión de la Unité d'Habitation y un museo de arquitectura moderna. Pero —como señaló el historiador Wolfgang Pehnt— se trataba de «una mezcolanza de notables edificios individuales» sin un principio urbanístico nuevo y relevante
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Pág. 813-941. "La segunda posguerra en Europa"
4.- La reconstrucción en Italia,Francia y Alemania.
El Interbau 1957 es, en cierto sentido, la conclusión y la recapitulación de esta fase de la arquitectura alemana. En 1953, el Senado de Berlín decide que la reconstrucción del Hansaviertel - un barrio del siglo XIX, situado en una posición central, entre Spree y el Tiergarten, casi completamente destruido por la guerra - se destine a exposición internacional de arquitectura moderna, con el fin de ofrecer a los arquitectos, a los institutos científicos y a las industrias, la ocasión de experimentar las más modernas soluciones a los problemas urbanos.
Se convoca un concurso para la ordenación urbanística, que ganan G. Jobst y W. Kreuer. Desde el principio se decide que el nuevo barrio se compondrá de edificios aislados en zona verde y que la densidad establecida se alcance con edificios altos, dejando libre la mayor parte del terreno; mientras tanto se constituye una sociedad para adquirir el terreno necesario a sus antiguos propietarios y volverlos a distribuir racionalmente, según el nuevo plan. En 1954, Jobst modifica el proyecto urbanístico para introducir una mayor variedad de tipos, los presenta al grupo de los cuarenta y siete proyectistas invitados a construir los edificios y, por fin, un comité reducido, presidido por O. Bartning lo redacta en forma ejecutiva. La unidad de composición inicial se pierde, naturalmente, y el barrio se compone de muchos edificios distintos, muy separados entre sí y situados libremente en el uniforme tejido verde.
Como en la Weissenhof de 1927, la variedad de la tipología - casas altas, medias, bajas, aisladas y alineadas - sirve de ejemplo para las alternativas que plantea una ciudad moderna; pero, en aquel entonces, la libertad concedida a los distintos arquitectos servía para subrayar el acuerdo del lenguaje y presentaba una imagen persuasiva de la futura ciudad, mientras que, ahora, el Interbau refleja una situación cultural mucho más confusa. Cada uno habla por su cuenta - quizás exista un estrecho plano de entendimiento que es la técnica constructiva, donde las distintas soluciones se comparan útilmente entre sí -, pero parece que entre decisiones técnicas y decisiones formales se hubiera vuelto a abrir el abismo que treinta años antes parecía casi colmado: el proyecto general y los detalles de ejecución se superponen a menudo como dos factores independientes y, en muchos casos, representan el trabajo de dos personas distintas, el proyectista extranjero y el colaborador local.
En definitiva, las instituciones urbanísticas - heredadas de antes de la guerra y modificadas o creadas ex novo por los distintos estados de la República Federal - han paliado con éxito discreto los efectos del desarrollo económico en el territorio recortado de la nueva Alemania. La técnica constructiva ha alcanzado un alto grado de perfección técnica, y los arquitectos de la antigua o de la nueva generación han seguido realizando obras de una gran categoría. Sin embargo, estas aportaciones aún no están integradas en un sistema coherente como en Gran Bretaña: la forma del nuevo paisaje sigue contusa y discontinua.
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