Inprimatu

GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”


La nueva concepción del espacio: la perspectiva y el urbanismo


La capilla Pazzi de Brunelleschi, es la primera construcción renacentista en la que tanto el interior como el exterior son de un tamaño y un carácter monumentales; se comenzó en 1430, unos diez años después de los Innocenti, y cuando Masaccio ya había muerto. La capilla propiamente dicha se terminó en 1442; su decoración no se completó hasta 1469. Brunelleschi reemplazó las bóvedas esféricas usadas en el hospicio con bóvedas de cañón dispuestas transversalmente, y no hacia dentro como están en el fresco de La Trinidad de Masaccio. (Las bóvedas de cañón transversales pueden encontrarse en las arquitecturas bizantina y siria.) Estas bóvedas, junto con la cúpula situada sobre su punto de intersección en el centro, dan una impresión de superficie plana en lugar de esa perspectiva fugada hacia dentro que buscaban Masaccio y el Renacimiento posterior.


El interior de la capilla Pazzi constituye el punto de partida para todas las iglesias renacentistas de tipo centralizado; está compuesta mediante la adición de piezas espaciales cuya forma geométrica resulta fácil de comprender, todas ellas claramente marcadas por un armazón de piedra de un color que contrasta con las paredes; tiene toda la originalidad inimitable de una nueva creación, pero las dos pequeñas bóvedas de cañón, con sus cautelosas dimensiones, muestran que aún no se había alcanzado la confianza en la nueva visión. Cuando se compara con el fresco de La Trinidad de Masaccio, por ejemplo, la solución del problema del abovedamiento muestra –en todo lo relativo a las formas recién introducidas– una apreciable timidez. Es con casos como éste con los que nos percatamos de lo difícil que resulta para el espíritu humano meterse de lleno en una nueva concepción del espacio. El Brunelleschi que en este caso muestra indecisión es el mismo que –mientras trabajaba dentro la tradición gótica que le era familiar– se lanzó a las más atrevidas empresas. Una total confianza queda patente en su proyecto para la catedral de Santa María del Fiore en Florencia, con su inmensa cúpula con un sistema de nervaduras radiales.


Hay una característica del exterior de la capilla Pazzi que debemos mencionar aquí: la manera audaz de presentar el muro como una superficie plana. (La pequeña cubierta actual es un añadido posterior.) Este muro, con sus delicadas subdivisiones, no tiene nada que sostener. Es como una pantalla que oculta el final de la bóveda de cañón. La emancipación del muro que se aprecia en este caso es importante para el futuro en su conjunto. El muro tomado simplemente como superficie será pronto objeto de importantes innovaciones arquitectónicas.

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