CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. (edición original 1982).
Págs. 547- 565.“ Extensión y crítica en la década de 1960”
Aunque la intención de la generación del Team X era 'humanizar' la tecnología, los resultados arquitectónicos reales estaban expuestos a la crítica de que eran demasiado abstractos: que eso del hombre en la calle y las manipulaciones de la estructura y la planta eran simplemente una versión más compleja de un modo de construir moderno y básicamente alienante. La crítica de izquierdas a la arquitectura moderna alcanzó su punto culminante a finales de los años 1960, con la acusación de que la planificación urbana era simplemente el disfraz de un alarmante neocapitalismo, de que se había convertido, de hecho, en un instrumento para manipular a los pobres. Se suponía que la respuesta radicaba en consultar a los usuarios, en añadir toques neovernáculos o en transformar todo el sistema social. O bien debía consistir en reconsiderar el 'texto' de la ciudad tradicional con todos sus significados latentes. Los escritos de teóricos urbanos como el de Kevin Lynch(La imagen de la ciudad, 1960) se aducían para apoyar una cartografía de la forma urbana en función de 'hitos' y 'bordes'. Más desafiantes para la mitología progresista de la ciudad tecnológica (y para la ruptura y la fragmentación que parecían caracterizar la realidad) eran los escritos de Aldo Rossi (por ejemplo, el libro ya mencionado La arquitectura de la ciudad, 1966), que hablaba sin reparos de la 'memoria' y el 'monumento', abordaba la significación social de las calles y plazas tradicionales, y abogaba por la transformación de los antiguos tipos históricos. En una época en la que estaban en boga las 'megaestructuras' de ciencia ficción como las de los metabolistas japoneseso del grupo británico Archigram, estos recordatorios de la continuidad urbana eran inquietantemente razonables.