CURTIS, W., La arquitectura moderna desde 1900.
Págs. 547- 565 “ Extensión y crítica en la década de 1960”
Cada arquitecto tenía su propio lenguaje, su genealogía y su centro de actividad, y cada cual ocupaba su propio lugar en una tradición más extensa. Por ejemplo, el holandés Aldo van Eyck era plenamente consciente de los elevados objetivos sociales y espirituales, y de las extraordinarias cualidades formales, del movimiento moderno holandés de entreguerras. Van Eyck intentó inyectar en su trabajo un humanismo que era un descendiente respetable (aunque menos extremo) del utopismo del periodo anterior a la guerra. Preocupado por la degradación provocada por la tecnología («kilómetros y kilómetros de nada»), trataba de contrarrestar esto con una arquitectura fundamentada en valores espirituales y (lo que él consideraba) significados arquetípicos.