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 PENN, William

PENN, William

  • Filósofo y empresario
  •  
  • 1644 - Londres. Reino Unido
  • - Berkshire (Inglaterra). Reino Unido

BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs.217-241.”La tradición norteamericana”  


La arquitectura colonial. Como mejor pueden valorarse las tendencias que actúan ya en la arquitectura americana es considerando los organismos de las ciudades que siguen los modelos españoles del siglo XVI de la ciudad colonial.  heredados por la colonización europea, en todo el mundo.


 Muchas se han fundado según plantas geométricas regulares, como la que trazara W. Penn para Filadelfia (1862), semejante en apariencia a las habituales plantas reticulares del barroco (por ejemplo la de Mannheim de 1699) y genéricamente inspirado por tales modelos.


 Pero la diferencia entre las dos formas de pensar aparece claramente. En Europa los planes barrocos se basan en la idea de extender a todo el organismo urbano los criterios volumétricos que regulan la composición de un edificio dominante el que rige la composición, y la ciudad o el barrio se apoyan en los ejes que nacen del edificio. Esto exige que el conjunto no sólo sea geométricamente regular, sino también que se pueda ver en perspectiva como una unidad precisa que generalmente coincide con el recinto amurallado. En América se da la regularidad, pero no la jerarquía de volúmenes; la red viaria se presenta indiferenciada, los escasos elementos singulares –una calle más ancha, una plaza o un edificio importante—interrumpen, simplemente, el tejido uniforme, sin producir ninguna intensificación en la perspectiva, desde sus proximidades; el organismo queda limitado provisionalmente por los límites naturales o por líneas geométricas, pero está abierto en todos los sentidos y las calles trazadas de forma que sugieren por sí mismas su posible continuación indefinida por los campos circundantes.


 Tratando de dar con un término de comparación europeo, vienen a la memoria, más que las ciudades barrocas, las bastides tardomedievales, como Montpazier; no hay naturalmente, ninguna relación directa, sino una notable coincidencia de circunstancias: en el siglo XVIII en Europa, como en el XVIII en América se plantea un problema de colonización y una voluntad de economía material y mental que produce resultados en parte análogos.


 La verdadera naturaleza de estos planes americanos se descubre considerando, no los dibujos, sino el procedimiento de aplicación. Un europeo traslada inmediatamente el dibujo a términos de arquitectura, como si se tratara del proyecto de un conjunto de edificios en tanto que a Penn no le interesa proyectar un conjunto determinado de construcciones, sino sólo establecer una correspondencia biunívoca entre ciertos números y ciertas parcelas de terreno. No se dice ni se ha previsto, qué objetos ni qué actividades se deben localizar en aquellos terrenos, de hecho podrán cambiar continuamente; se fija no obstante, el cuadriculado del terreno según un módulo determinado, la adjudicación a cada cuadrado de un número invariable. Este sistema sirve para dar identidad a las manzanas de casas de una ciudad, pero tras la Land ordinance de 1875 sirve también –aumentando las dimensiones del módulo—para distribuir las propiedades agrarias o –aprovechando como retícula los meridianos y paralelos—para delimitar los estados de la Confederación.


 Se hace evidente en seguida que estos planes constituyen una de las tradiciones americanas. Algunos elementos se fijan rígida e invariablemente, pero sólo a título de término de referencia común e indiscutible; a partir de esta trama elemental, todo lo demás es susceptible de variar indefinida y continuamente.

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