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OLMSTED, Frederick Law

OLMSTED, Frederick Law

  • Arquitecto paisajista, periodista y botánico
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  • 1822 - Island. New York. Estados Unidos
  • 1903 - Belmont, Massachusetts. Estados Unidos

 CURTIS William. J., La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs.33-51.La industrialización y la ciudad. El rascacielos como tipo y símbolo”


  "La incierta identidad del rascacielos aludía al problema mismo de la arquitectura moderna, y a la herencia de los dilemas norteamericanos con respecto a los valores relativos de las formas ‘culturales’, ‘vernáculas’ e ‘industriales’. Después de todo, el país era una creación colonial: había importado los estilos europeos desde el comienzo, adaptándolos gradualmente para enfrentarse a las condiciones locales. A principios del siglo XIX, el clasicismo recibió el sello de aprobación para la nueva república por parte de Thomas Jefferson, y más tarde retornó con distintas apariencias. En las décadas siguientes, los Estados Unidos sufrieron algunas de las mismas crisis que Europa, en las que los historicismos griego, romano, gótico y otros adoptaron un acento ligeramente diferente. Fue en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil cuando unos nuevos aires de integración e identidad nacional influyeron en las artes, resaltando la ‘falsedad’ de las imitaciones importadas. Los escritos de Horatio Greenough-que destacaban el oficio, la elegancia y la economía de los barcos- dieron expresión a un funcionalismo autóctono. Estos antídotos contra el historicismo caprichoso y el materialismo vulgar iban acompañados de otros signos de independencia cultural: en esas democráticas ‘tierras vírgenes’ de los parques urbanos de Frederick Law Olmsted-que invadían la retícula de la ciudad capitalista para hacerla más humana- y en la arquitectura de Henry Hobson Richardson se usaban modelos de la ‘naturaleza’ para civilizar la máquina.


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MONTANER, Josep María., Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008.


págs.10-25." La crisis del objeto” 


"La arquitectura moderna rompe y supera este orden cerrado y jerárquico y, al experimentar con nuevos sistemas de relaciones mucho más flexibles, ofrece una libertad que incluye desde la tecnología de la construcción de edificios hasta la conformación de los espacios libres. La paulatina pérdida de peso y masa de la arquitectura tiene que ver con la búsqueda de la relación con el sol, el aire y las vistas, hasta llegar a una arquitectura racionalista, liviana y transparente, de forjados delgados, fachadas de vidrio y carpinterías con finos perfiles metálicos que interactúan con toda la energía del entorno. La libertad de los espacios naturales estaba ya en la propuesta de los sistemas de parques que había elaborado Frederick Law Olmsted en la segunda mitad del siglo XIX. Todo ello tiene que ver con la conciencia de proyectar sistemas capaces de adaptarse mejor al entorno.


... La misma evolución del espacio público había generado la opción por los sistemas como cadena secuencial de espacios libres formando un conjunto unitario, a la manera de sistemas de parques. La idea y puesta en práctica del Park System, o sistema de parques, fue desarrollada por Olmsted en las tres últimas décadas del siglo XIX. Su ejemplo más emblemático es el sistema de parques que proyectó en Boston: el Emerald Necklace (iniciado en 1876), que tiene unos 11 km de longitud. Después de haber realizado con el arquitecto británico Calvert Vaux el Central Park de Nueva York (iniciado en 1850), Frederick Law Olmsted (1822-1903) proyectó diversos espacios públicos en Boston. Tras formar parte de la comisión responsable de los parques a partir de 1875, comenzó por el Black Bay Fens(1879), replanteando unos pantanos existentes, continuó con el Muddy River Valley (1881) como nexo o riverway que enlazaba las reservas de paisaje existentes, y culminó con el gran Franklin Park(1885) proyectado como un parque rural, junto al Arboretum Arnold(1887). Así fue inventando y desarrollando la idea del Park System, basada en la articulación y concatenación de un sistema de parques que unían las preexistencias, aprovechaban pantanos, lagunas y ríos, y creaban dedos verdes o corredores ajardinados y parkways que formaban un parque continuo.Olmsted planteó la idea de un sistema complejo de parques con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las metrópolis, al prever el fenómeno de crecimiento incontrolable de unas ciudades que empezaban a depredar todas las reservas de paisaje.De esta manera, Olmsted proponía que las ciudades se organizasen en torno a esta nueva geografía de sistema de parques. Su estudio de paisajismo fue continuado en diversas ciudades norteamericanas por sus descendientes, empezando por John Charles Olsmted, y por su discípulo Charles Eliot (1859-1897), quien amplió la idea con la propuesta del Metropolitan Park System, según el cual se conservaban entornos naturales dentro de las ciudades.


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 "Los últimos años de la vida de Richardson serán de un trabajo abrumador. Nunca hasta entonces su estudio había tenido tantos encargos, ni tampoco tan variados ni de procedencia geográfica tan diversa. De estos trabajos finales destacan por su interés las pequeñas estaciones suburbanas que el arquitecto proyectó para la línea férrea Boston & Albany, y dos edificios monumentales, la cárcel y el Palacio de Justicia de Pittsburg y los almacenes Marshall Field de Chicago, obras que están entre sus proyectos más logrados. El conjunto de estaciones de la línea Boston & Albanv le será encargado a Richardson entre febrero de 1881 y julio de 1885 por su viejo compañero de estudios de Harvard, James Rumrill. Para él, Richardson diseñó las estaciones en su mayoría de pequeñas dimensiones y dentro del lenguaje pintoresco con la finalidad de dar que le caracterizaba, protección a quienes diariamente abandonaban los suburbios para ir a trabajar a las ciudades, personas comúnmente llamadas “commuters”, vocablo expresamente inventado en 1870 para definir a quienes ocupaban buena parte del día en ir de su lugar de residencia a su oficina o centro laboral. Uno de los méritos de Richardson será el de integrar sus rústicas estaciones dentro de un entorno paisajístico cuidado y respirable, para lo que contó de nuevo con la colaboración del teórico, jardinero y urbanista Frederick Law Olmsted."


URBIPEDIA. Archivo de Arquitectura


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”


Hacia 1891, la explotación intensiva del centro de las ciudades fue posible gracias a dos hechos esenciales para la construcción de edificios en altura: la invención del ascensor en 1853 y el perfeccionamiento de las estructuras de acero en 1890. Con la introducción del ferrocarril subterráneo metropolitano (1863), el tranvía eléctrico (1884) y el tránsito ferroviario suburbano (1890), el suburbio jardín surgió como la unidad 'natural' de la futura expansión urbana. La relación complementaria de estas dos formas de desarrollo urbano típicamente norteamericanas —el centro a base de edificios altos y esos suburbios ajardinados a base de edificios bajos— quedó patente en el período de auge constructivo que siguió al gran incendio de Chicago en 1871.


El proceso de 'suburbanización' ya había comenzado en 1869 en torno a Chicago con el trazado de Riverside, según los proyectos pintoresquistas de Olmsted. Basado en parte en los cementerios ajardinados de mediados del siglo XIX, y en parte en los primeros suburbios de la costa este estadounidense, estaba unido con el centro de Chicago mediante un ferrocarril y un camino de herradura.


El proceso de 'suburbanización' (de la ciudad de Chicago) ya había comenzado en 1869 en torno a Chicago con el trazado de Riverside, según los proyectos pintoresquistas de Olmsted. Basado en parte en los cementerios ajardinados de mediados del siglo XIX, y en parte en los primeros suburbios de la costa este estadounidense, estaba unido con el centro de Chicago mediante un ferrocarril y un camino de herradura.


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COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 35-55“Organicismo frente a clasicismo: Chicago, 1890-1910”.


La Exposición Universal Colombina


 El giro hacia el clasicismo que provoca la Exposición Universal de Chicago de 1893 estuvo relacionado con una serie de acontecimientos coetáneos, políticos y económicos, acaecidos en Estados Unidos. Los mas importantes de ellos fueron el paso del liberalismo económico al capitalismo monopolista, la inauguración de la política comercial de puertas abiertas en un país que por entonces ya estaba listo para ocupar su lugar en la escena mundial, y el surgimiento de una política colectivista que reflejaba y cuestionaba al tiempo el naciente corporativismo de la industria y las finanzas. En su Autobiografía de una idea, Sullivan recordaría estos avances: «Durante este periodo (la década de 1890) se pusieron en marcha corporaciones, consorcios y fusiones en el mundo industrial (...), la especulación se torno galopante, el crédito abandonó la tierra firme (...) los monopolios Notaban en el aire». En opinión de Sullivan, Burnham era el único arquitecto de Chicago que captaba este movimiento, porque «en su actitud hacia lo grande, hacia la organización, la delegación y el comercialismo intenso», sentía las contorsiones reciprocas de su propia mente. Estos avances fueron los responsables de dictar la sentencia de muerte para esa filosofía del individualismo que había inspirado a la Escuela de Chicago y que había sido el fundamento de la teoría de Sullivan. Pese a sus propensiones generalizadoras y tipológicas, Sullivan se resistió a esa naciente tendencia hacía el colectivismo, la normalización y la masificación que Burnham había recibido con tanta avidez.


 Aunque Chicago había sido elegida como sede de la Exposición Universal porque se la consideraba representante del dinamismo del Medio Oeste, los promotores del evento estaban muy interesados en la creación de una mitología nacional que, en una regional, lo que buscaban era un lenguaje arquitectónico ya formado que pudiese representar alegóricamente a Estados Unidos como una potencia imperial unificada y culturalmente madura. Según Henry Adams, Chicago era «la primera expresión del pensamiento norteamericano, como unidad: un punto de partida».


La planificación de la Exposición Universal comenzó en 1890, bajo la dirección conjunta de Frederick Law Olmsted (1822-1903) para el paisajismo, y el propio Burnham para los edificios. El emplazamiento escogido fue el del proyecto no construido de Olmsted para el sistema de parques del sur, este se componía de dos parques (el Jackson, a orillas del lago, y el Washington, w oeste) unidos mediante una franja larga y estrecha llamada Midway Plaisance. El núcleo de la exposición era el Jackson Park, donde estaban situados todos los pabellones norteamericanos. Midway Plaisance contenía los pabellones extranjeros y las diversiones, mientras que el Washington Park se trazo como un jardín paisajista.


El Jackson Park se concibió según los principios beaux arts. Este sistema ya se había introducido en la Costa Este norteamericana a mediados de la década de 1880. Al asegurarse de que al menos la mitad de los arquitectos seleccionados para proyectar los pabellones viniesen del este, los promotores indicaban su apoyo al clasicismo como el estilo de la arquitectura de esta exposición. Esta elección invertía la costumbre de la Escuela de Chicago en dos sentidos: proponía, primero, que los grupos de edificios debían quedar sometidos a un control visual total, y segundo, que la arquitectura era un lenguaje ya formado en lugar de ser fruto de la creación individual en un mundo regido por la contingencia y el cambio.


 Burnham no tuvo dificultades para adaptarse a estas ideas. A diferencia de Sullivan, Burnham era capaz de entender el funcionalismo corno algo válido para una arquitectura comercial controlada por los costes, y el clasicismo como algo válido para una arquitectura que representaba el poder nacional y la cultura cosmopolita. Esta teoría del carácter era compartida por Charles B. Atwood, un joven y brillante arquitecto formado en Harvard a quien Burnham había contratado para ocupar el puesto de John Root tras la repentina muerte de este. Atwood fue capaz de proyectar en un austero estilo gótico los edificios Reliance y Fisher, con su ligero revestimiento de terracota, al mismo tiempo que diseñaba en un florido estilo barroco el arco de triunfo de la exposición.


 La planta del Jackson Park era un ejercicio colectivo de diseño paisajista y urbano. Tras llegar por tren o barco, se obsequiaba al visitante con el esplendor escénico del «Patio de honor», un enorme estanque monumental rodeado por los pabellones mas importantes. Un segundo grupo de pabellones, con los ejes en ángulo recto con respecto al del patio de honor, se disponía de un modo más irregular en torno a un lago de trazado pintoresco. Los propios pabellones eran enormes naves de dos alturas, recubiertas con fachadas clásico-barrocas, construidas con listones y yeso y pintadas de blanco (de ahí el nombre de Ciudad blanca, aplicado con frecuencia a la exposición). El contraste entre un espacio «fabril» estrictamente funcional y una fachada representativa seguía la tradición internacional del diseño de estaciones ferroviarias, y seria resucitado en la década de 1960 por Louis I. Kahn en el instituto Salk de La Jolla con un lenguaje moderno. Hasta la Exposición Universal de Paris de 1889, estas exposiciones internacionales habían fomentado en Europa la exhibición de las nuevas tecnologías dentro de los pabellones, pero la de 1900, celebrada también en Paris, supuso un cambio en un sentido mas decorativo y popular. Aunque carecía de los aspectos art nouveau de la Exposición de Paris y conservaba un persistente estilo pompier, la Exposición Universal de Chicago anunciaba ya ese enfoque y difería tan sólo en cuanto a la exhibición de un desbordante mundo kitsch (según el plan original, debían contratarse auténticos gondoleros para navegar por el estanque).


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 MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 27-78. “Historias”


LIBERACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS ESPACIALES


Jean Baudrillar analizó magistralmente en el sistema de los objetos, el cambio profundo que se produjo en el período de las vanguardias artísticas, que llegó a todas las escalas, desde el urbanismo hasta los interiores.  Los objetos pertenecientes al orden burgués formaban parte de un sistema cerrado, dentro de una estructura muraria de espacios muy subdivididos; desde la disposición de los muebles en el comedor de la casa patriarcal y burguesa hasta la situación delimitada de los parques en la ciudad. La arquitectura moderna consiguió romper y superar este orden cerrado y jerárquico, experimentando unas relaciones más libres, una libertad que va desde la tecnología abierta de la construcción hasta la conformación de los espacios verdes. De muebles pesados y estáticos de madera se pasó a un mobiliario de producción industrial, ligero, ransparente y plegable, montable y desmontable. De todas formas, algo ha fallado en los objetos de la modernidad cuando hoy siguen dominando los muebles pesados y convencionales en ciertos sectores sociales, y el orden patriarcal y burgués sigue vigente.


La paulatina pérdida de peso y masa de la arquitectura tiene que ver con a búsqueda de la relación con el sol, el aire y las vistas. Se consigue una arquitectura racionalista, liviana y transparente, de forjados finos, fachada de vidrio y delgadas carpinterías metálicas que interactúan con toda la energía del entorno y que empezó a realizarse en las primeras décadas del siglo XX, especialmente en la arquitectura holandesa de “la nueva objetividad”. Esta liberación había llegado hasta los espacios naturales en la propuesta de los sistemas de parques que había elaborado el paisajista Frederik Law Olmsted en la segunda mitad del siglo XIX, consciente de que el futuro dependía de la capacidad de proyectar y crear sistemas abiertos que se adaptasen mejor al entorno.


Todo esto se produjo también por exigencia de una fuerte transformación social a finales del siglo XIX y principios del XX; unos movimientos sociales formados por la clase obrera, por las mujeres, por los intelectuales y profesionales, que fueron consolidados por las aportaciones del pensamiento contemporáneo. Desde el marxismo hasta las interpretaciones del psicoanálisis potenciaron estos procesos de liberación que tuvieron reflejo en el espacio arquitectónico.


Tal y como se explica en el capítulo dedicado a las alternativas, la condición de insalubridad de las ciudades del siglo XIX llevó a la argumentación de un cambio necesario que se desarrolló según dos vertientes; una más moralista, mas victoriana, que rechazaba la promiscuidad de las familias no nucleares, que entendía que el espacio doméstico y el urbano debían potenciar relaciones ejemplares; y otra corriente más vanguardista que pensaba en una vivienda y ciudad que fueran menos jerárquicas, que tendieran a una mayor igualdad de oportunidades. Esta ambiguiedad dentro del discurso reformista llevará a soluciones arquitectónicas y urbanísticas que no siempre dejan clara su correspondencia con una de estas dos vertientes.


Desde cierta visión de género, puede interpretarse que el cambio no fue tan profundo, pues no eliminó la sociedad patriarcal; en cierto sentido, podría considerarse que la vivienda moderna no fue más que una reducción de la burguesa y que la auténticas aportaciones en el espacio doméstico, hechas por mujeres, fueron integradas de manera muy lenta y filtrada, cuando no olvidadas.


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