Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”
Aparte de acoger a las masas de obreros, la matriz de calles y plazas del Londres del siglo XVIII se amplió a largo de todo el siglo para satisfacer las exigencias residenciales de una clase media urbana en crecimiento. Sin embargo, no contento ya con escala y la textura de las squares aisladas y llenas de vegetación —delimitadas en sus cuatro lados por calles e hileras continuas de viviendas conocidas como terraces— el English Park Movement, fundado por el jardinero Humphrey Repton, intentó trasladar la 'finca campestre ajardinada' al interior de la ciudad. El propio Repton consiguió hacer una demostración de ello, en colaboración con el arquitecto John Nash, en el trazado de Regent's Park en Londres (1812-1827). Tras la victoria sobre Napoleón en 1815, el conjunto propuesto —que inicialmente fue ampliado, bajo el encerraba et parque— patrocinio real, mediante una continua fachada 'escaparate' que penetraba en el tejido urbano existente y se extendía como una banda más o menos ininterrumpida de residencias adosadas desde las aristocráticas vistas de Regent's Park en el norte hasta la urbanidad palaciega de St. James's Park y Carlton House.
...El lago irregular que Nash creó en St. James's Park en 1828 a partir del estanque rectangular que los hermanos Mollet habían hecho en 1662 puede verse como el símbolo de la victoria del pintoresquismo inglés frente a la concepción cartesiana francesa del paisaje, propia del siglo XVI]. Los franceses —que hasta entonces habían considerado la vegetación como otro de los órdenes de la arquitectura, y que habían configurado las avenidas como columnas de árboles— encontraron irresistible el atractivo romántico del paisajismo irregular de Repton. Después de la Revolución, remodelaron sus parques aristocráticos hasta convertirlos en secuencias pintoresquistas.
---
págs. 159-180. La evolución de la arquitectura y el urbanismo modernos no pueden entenderse sin tener en cuenta sus continuas relaciones con el arte. La admiración que la arquitectura ha tenido por las experiencias artísticas es una constante que ha ido en aumento. En la segunda mitad del Sº XVIII la estética pintoresquista, desarrollado en Inglaterra y Holanda, arranca de la inspiración de la pintura, en especial del clasicismo francés del Sº XVII. Las composiciones del los jardines diseñados por William Kent, Horace Walpole, Lancelot “Capability” Brown, Humphry Repton y Henry Hoare intentaban crear la disposición de las ruinas arquitectónicas y de los espacios tal y como aparecen en los paisajes de Nicolas Poussin (1594-1665) y de Claude de Lorrain (1600-1682).
---
Págs. 995-1051."El arte arquitectónico y el paisaje de la industria, 1800-1850 "
Pág. 1004, Una cuestión de estilos.
El revival gótico.
A partir de esta revisión destacamos tres características generales del clasicismo del siglo XIX: su internacionalismo, su sesgo urbano y su aplicabilidad universal a todo tipo de edificios. El revival gótico, por el contrario, es algo particularista, tanto en lo referente a lugares, como en tipología de edificios, y cuando no es explícitamente antiurbano, no tiene una posición clara, pragmática o teórica, de planificación urbana.
La defensa seria de la arquitectura gótica y los argumentos para su adopción comenzaron hacia 1800. El punto de arranque obvio era que el gótico, o más bien el amplio espectro de las formas medievales, era mucho más indígena para el norte de Europa que la capa clásica, comparativamente reciente. De aquí se seguían dos afirmaciones inevitables. El gótico expresaba un ethos nacional, era un vehículo de patriotismo más auténtico. Y era también, como dijo un escritor alemán en 1804, «el estilo de construcción que mejor se adaptaba a un clima del norte y a una zona más fría».
Más específicamente, el gótico, por su articulación esquelética y su estructura de tensiones, se adaptaba muy bien al hierro, el nuevo material de construcción.. Ya en 1803, el arquitecto de paisajes Humphrey Repton propuso un invernadero con una estructura de hierro fundido basado en las salas capitulares octogonales como la de la Catedral de Salisbury. Desde el punto de vista del diseño, la elección del gótico permitía el tipo de plantas irregulares que podían seguirse si uno pensaba realmente en simples términos funcionales, sin preocuparse de la etiqueta o del clasicismo. Tales plantas eran informales, menos inhibidoras, y por tanto, ideales para residencias rurales. Este era un acabado oportuno para una nueva moda, el cottagedecorado (o cottage orné), una segunda residencia en el campo para los acaudalados; John Papworth insistiría en sus Residencias Rurales de 1818 en que estos cottages«debían combinar correctamente con los objetos circundantes, y aparentar ser algo propio del terreno, y no una de esas crudas excrecencias de escuadra y cartabón de los alrededores de Londres, la familia ilegítima de la ciudad y el campo» (Fig. 23.22).
El gótico tenía, pues, su lugar, y debía ser desarrollado en serio, no para reemplazar a la arquitectura clásica, sino como una alternativa más adecuada para ciertas clases de edificios. Existía un consenso, básicamente en Inglaterra, acerca de que el estilo correcto para las iglesias y las casas de campo era el gótico, mientras que el lenguaje clásico debía ser restringido a los edificios públicos y a las mansiones. En donde la conformidad con las estructuras circundantes la constancia histórica lo hiciera deseable, en obras colegiales, por ejemplo, el dominio del gótico podría verse ampliado.