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Jean Rodolpje Perronet

PERRONET, Jean Rodolphe

  • Ingeniero y arquitecto
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  • 1708 - Suresnes. Francia
  • 1794 - Paris. Francia

BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs.14-60. 1ªPARTE. LA FORMACIÓN DE LA CIUDAD INDUSTRIAL. “La Revolución Industrial y la arquitectura (1760-1830)”


b.- El perfeccionamiento de los sistemas constructivos tradicionales.


La construcción de carreteras y canales se intensifica en los primeros años del XIX; mientras que los gobiernos se preocupan de modo especial de las carreteras, que cumplen, a la vez, funciones comerciales y estratégicas - es conocido el vasto programa vial realizado por Napoleón- los canales son frecuentemente construidos por los particulares, por necesidades estrictamente económicas: son las principales vías de transporte para las materias primas necesarias a la industria y para las mercancías que salen de las fábricas.


Las nuevas construcciones viarias entre finales del siglo XVIII y principios del XIX requieren una gran cantidad de nuevos puentes, con frecuencia de enorme luz. Este tema estimula, más que cualquier otro, el progreso de los métodos tradicionales de construcción en madera y en piedra tallada, y requiere el empleo de nuevos materiales: el hierro y la fundición.


Los nuevos conocimientos científicos permiten utilizar los materiales al máximo de sus posibilidades, y la experiencia así adquirida es aprovechada en gran número de temas más propiamente de edificación.


El uso de la madera en los puentes y en las grandes cubiertas tiene una tradición ininterrumpida desde el Medievo, y ha producido obras insignes y aparatosas que, sin embargo, no se apartan de los principios estáticos elementales: la viga, la viga en celosía, la cercha, el arco. En el siglo XVI PC. ladio formula una teoría de las vigas reticulares, pero son escasas las aplicaciones; ahora este concepto es usado de nuevo por los constructores suizos, y permite a Johann U. Grubemann (1710-1783) llevar a cabo puentes de luz muy grande: el puente sobre el Rin, en Schaffhausen, con dos arcos de 59 metros de luz cada uno, y aquel otro sobre el Limmat de Wettingen (1777-1778) con un solo arco de 119 metros; por desgracia, este último fue destruido en 1799 por razones bélicas" (fig. 5).


En América, en 1804, se construye un puente de 104 metros sobre el Schuylkill, cerca de Filadelfia; en este mismo año, Burr realiza el puente de Trenton, sobre el Delaware, con dos arcos de 59 y 61 metros. En 1809, Wiebeking - un ingeniero formado en Francia- realiza el puente sobre el Regniz en Bamberg, de 71 metros.


En Francia, mientras tanto, la construcción en fábrica de sillería alcanza el más alto grado de perfeccionamiento, y los constructores franceses sirven de ejemplo a toda Europa, como en los tiempos del gótico. También en este campo la obra de los ingenieros salidos de la Ecole des Ponts et Chaussées es determinante.


Jean-Rod. Perronet (1708-1794), director de la escuela parisiense desde su fundación (1747), renueva la técnica de los puentes de fábrica; es el autor del puente de Neuille (1768), del puente de la Concordie (fig. 6), acabado poco antes de la Revolución, al igual que de otros muchos en varias ciudades de Francia; él mismo se ocupa también de trabajos viarios, construye el canal de Bourgogne y parte de las alcantarillas de Paris. Muchas de las innovaciones introducidas por Perronet se encuentran todavía hoy en uso: el arco circular rebajado, la imposta más alta que el máximo nivel de las crecidas y los pilares de reducidas dimensiones que soportan únicamente cargas centradas; buscando aligerar las estructuras, descompone también – en el puente de Saint Maxence- los pilares en grupos de columnas y proyecta idéntica disposición para el puente de la Concorde, pero se ve obligado a renunciar a causa de la hostilidad de sus colegas. Tratando de aproximarse todo lo posible al límite de resistencia de los sistemas constructivos, es objeto de críticas constantes; las crónicas cuentan que un miembro de la Asamblea de Carreteras y Puentes, en 1774, exclamó irritado: “!Ah, maldita ligereza! ¿Será pues, necesario que se establezcan para siempre tu culto y tus altares en el seño de mi patria?”.


La “ligereza” de los puentes de Perronet se consigue cuidando al máximo el aparejo, las cimbras y los cimientos. En esta época Rondelet y otros dan forma científica a la estereotomía –“el arte de tallar las piedras según una forma dada”- fundada en los principios de la geometría descriptiva de Monge; cualquier junta o combinación de los elementos de piedra puede ser representado exactamente y puesto en obra, por complicado que sea.


Las obras de Perronet – puentes y canales, con todas sus peculariedades constructivas – se publican en 1782 en una serie espléndida de láminas; en 1788 se reimprime el volumen, al que se añaden otros proyectos y dos memorias sobre las cimbras y los movimientos de tierras. Durante, la Revolución, el anciano constructor se dedica a estudios teóricos, publicando en 1793 una Memoria sobre la búsqueda de los medios necesarios para construir grandes arcos de piedra de doscientos, trescientos, cuatrocientos y hasta quinientos pies de luz.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 29-40.“Transformaciones técnicas: ingeniería estructural, 1775-1939”  


Con la fundación de la École Polytechnique en 1795, los franceses pugnaron por establecer una tecnocracia apropiada para los logros del imperio napoleónico. Si bien este énfasis en la técnica aplicada solo sirvió para reforzar la creciente especialización de arquitectura e ingeniería (una división ya institucionalizada a través de la École des Ponts et Chaussées, de Perronet), arquitectos como J.B. Rondelet, que dirigió la terminación de Ste Geneviéve después de muerto Soufflot, Louis Brounet de Cessart y otros. Y mientras Rondelet documentaba los “medios” en su Traité de l´art de batir (1802)J.N.L. Durand profesor de arquitectura de la ecole Polytecnique, catalogó los fines en su Precís des leçons données a l´Ecole Polytecnique (1802-1809). El libro de Durand diseminó un sistema en el que cabía ordenar a voluntad formas clásicas concebidas como elementos modulares para la acomodación de programas de edificación sin precedentes, es decir, los mercados, bibliotecas y cuarteles del imperio napoleónico. Primero Rondelet y después Durand codificaron una técnica y un método de diseño en el que cabía que un clasicismo racionalizado pudiera llegar a acomodar no sólo a nuevas demandas sociales, sino también nuevas técnicas. Este programa comprehensivo influyó a Schinkel, quien al comienzo de su carrera arquitectónica en 1816, empezó a agregar complicados elementos metálicos a sus embellecimientos neoclásicos para la ciudad de Berlín.


 

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