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FRAMPTON Kenneth., “Regionalismo crítico: arquitectura moderna e identidad cultural” en Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Págs. 317-331. "Un buen ejemplo de regionalismo explícitamente anticentralista fue el movimiento nacionalista catalán que surgió por primera vez con la fundación en 1952 del Grup R en Barcelona. Este grupo, encabezado por Josep María Sostres y Oriol Bohigas , se encontró atrapado desde el principio en una situación cultural compleja. Por un lado, estaba obligado a reavivar los valores y los procedimientos racionalistas y antifascistas del GATEPAC ( el ala española de los CIAM antes de la guerra); por otro, seguía siendo consciente de la responsabilidad política de evocar un regionalismo realista, accesible para la población en general. Este programa doble se anunció públicamente por primera vez en el artículo “Posibilidades de una arquitectura barcelonesa” publicado por Bohigas en 1951. Los diversos impulsos culturales que configuraron este regionalismo heterogéneo tienden a confirmar la naturaleza inevitablemente híbrida de la cultura moderna auténtica. En primer lugar estaba la tradición catalana del ladrillo que se remontaba al período del Modernism o; luego estaba la influencia de Neutra y del Neoplasticismo , la de este último estimulaba indudablemente por el libro de Bruno Zevi La poética de la arquitectura neoplástica , de 1953. A esto seguía el influyente estilo neorealista del arquitecto italiano Ignazio Gardella , que empleó persianas tradicionales, ventanas estrechas y amplios aleros en voladizo en su casa Borsalino (1951-1953) en Alessandria, Italia. A esto debe añadirse, particularmente con respecto al estudio formado por Martorell, Bohigas y Mackay (MBM), la influencia del Nuevo Brutalismo británico ((véanse las viviendas en el paseo de la Bonanova, Barcelona, de 1973)."


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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Pág. 813-941. "La segunda posguerra en Europa"


6.-España.


Será precisamente en el contexto cultural catalán donde el esfuerzo de renovación se encarrilará de una manera más decidida, en la medida en que, dentro de las condiciones políticas del régimen franquista, la proximidad física de los arquitectos madrileños a la realidad, ideología y encargos oficiales condicionará una mayor continuidad en el centro y, en cambio, en las demás nacionalidades, el solo hecho de la afirmación de la propia personalidad será ya una cierta manera de desafío, produciéndose una mayor facilidad para el cambio y la renovación en la periferia. Y este esfuerzo se concretará en Barcelona con la formación del llamado Grupo R, en 1951.


A finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, ya se habían manifestado los primeros síntomas -que no constituirán más que una parte visible de un iceberg- de inicio de un esfuerzo de recomposición disciplinar 


Por una parte, en 1949 el Colegio de Arquitectos de Cataluña y Baleares convoca un concurso sobre el problema de la vivienda económica en Barcelona, en el que ganará la propuesta de A. de Moragas, J. M.ª Sostres, A. Balcells, F. Mitjans, R. Tort y A. Perpiñá, de los cuales los tres primeros formarán parte, posteriormente, del Grupo R. La propuesta ganadora propugna de nuevo, a la manera de manifiesto, el método científico y racional para afrontar el problema de la vivienda, mediante las estadísticas, el análisis de las causas, la racionalización de la célula de vivienda y el estudio del bloque higienista, reivindicado como ley urbana repetible hasta el infinito. Tras la ingenuidad y radicalidad de la propuesta está presente la conciencia del necesario compromiso con una nueva situación productiva que se va a basar en la racionalización de una demanda masiva y que va a necesitar los instrumentos ya puestos en funcionamiento en el período de entreguerras.


 Por otra parte, con motivo de la celebración en Barcelona de la V Asamblea Nacional de Arquitectura estarán presentes los arquitectos italianos Gio Ponti y Alberto Sartoris. La conferencia de Sartoris fue el catalizador de las inquietudes de debate y puesta al día existentes. Tanto en la intervención de Gio Ponti, como durante la travesía que llevaba a los arquitectos catalanes hacia Mallorca, donde se celebraba la Asamblea de arquitectos de Barcelona y Mallorca, se recordaron los nombres del GATEPAC y GATCPAC, produciéndose las consiguientes reacciones de tensión. Paralelamente irán apareciendo los primeros escritos de reflexión por parte de arquitectos como Sostres y Mitjans.


Dos generaciones distintas serán las que confluirán en la formación del Grupo R. Por una parte, gente de una generación contemporánea a la época republicana - Moragas, Pratmarsó y Mascaro - y, por otra, gente joven - Bohigas y Martorell - recién salida de la Escuela. Los verdaderos animadores del grupo, representantes de sus respectivas generaciones, serán Moragas y Bohigas, junto a la única persona capaz en aquellos momentos de hacer de puente cultural y de transmisor de los conocimientos sobre la arquitectura moderna, Josep M.ª Sostres...


...En el contexto catalán, manteniendo cierta autonomía de la dinámica de la más estricta Escuela de Barcelona, tendrán un peso y una claridad ineludibles las obras de Coderch y de Sostres.


Coderch seguirá desarrollando su arquitectura personal, la cual, en contextos no urbanos, seguirá interpretando los paradigmas de la arquitectura popular desde su racionalismo depurado y matizado, como en la casa Uriach en L'Ametlla del Valles Barcelona, 1962), y en contextos urbanos adoptará posiciones neutras y sutiles, como en el edificio de viviendas en la calle J. S. Bach de Barcelona (1957-1961), o posiciones más polémicas y experimentales como en el edificio Girasol en Madrid (1964).


Contemporáneamente, Josep M.ª Sostres (1915) realizará su obra más contundente: el edificio para el periódico El Noticiero Universal, en el Ensanche de Barcelona (1964-1965). Para él la tensión entre la necesidad de actuación colectiva y la inercia de la proyectación individual puede superarse con la adopción de la ciudad como marco de referencia. Mediante un proceso de reducción a la esencia, el arquitecto interpreta los principios objetivos que rigen en la ciudad: el trazado del Ensanche Cerda está definido por líneas que separan lo público de lo privado, la calle del edificio. Esta línea desarrollada es un plano liso. Sobre este plano liso la misma ciudad ha ido definiendo las formas de los huecos.


Si bien la presentación de la Escuela de Barcelona siempre se hará a partir de unos arquitectos concretos y de un delimitado número de obras representativas, en realidad será una actitud más generalizada, abierta y difundida la que irá ligada a los principios de la Escuela y, de hecho, con el tiempo, se irá extendiendo a diferentes arquitecturas tanto arquitecturas intermedias como obras de consumo, prolongándose sus referencias estilísticas durante todos los años setenta.


 

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