p. 53-55. "Con el estadio de hockey de Yale, Saarinen inició una nueva etapa en su trayectoria de exploración de formas orgánicas aprovechando las posibilidades del hormigón armado. Esa instalación deportiva, una de las primeras estructuras suspendidas del arquitecto, cubre un área de 25.90 po 60.90 metros y tiene capacidad para 3.000 espectadores. Aunque su función primaria era albergar partidos de hockey, el edificio tenía que servir también para otros usos. Saarinen trabajó estrechamente con Fred Severud, el ingeniero estructural del arco del monumento a Thomas Jefferson, y diseñó una cubierta ligera y ondulante que contrasta con la típica forma de los edificios circundantes. Un arco parabólico de hormigón armado, con curvatura inversa en sus extremos, surca el eje longitudinal. Desde esta especie de columnata vertebral, cables metálicos transversales, de 25 centímetros de diámetro, insertados a intervalos de 1,80 metros, se extienden hasta fijarse en dos vigas, también de hormigón y de perfil similar, a la altura del suelo.
Poco después de la muerte de Saarinen, su socio Kevin Roche, apareció en un documental que conmemoraba el trabajo del arquitecto y comentó: "La gran lección que nos da esta obra es sobre la habilidad de Eero para controlar la línea y la forma. Si se forma una línea recta, no hay dirección pero, si se la tuerce, dicha línea se convierte en una línea dinámica. El gran desafío consiste en controlar ese dinamismo y aplicarlo a la construcción de un edificio". La audaz geometría de este proyecto repercutiría más tarde en las escultóricas formas de la terminal de TWA en Nueva York. El escultor Oliver Andrews fue el autor de la iluminación instalada en la parte superior de una de las curvaturas que aumenta el efecto de elevación del cielorraso y señala el emplazamiento de la entrada principal. El estado de hockey aún es utilizado para su propósito original."