LOS Sergio., Carlo Scarpa 1906-1978. Un poeta de la arquitectura. Edit. Taschen. Colonia, 2009.
p.87. En 1974, el abogado Ottolengui encargó a Carlo Scarpa la construción de una casa a las orillas del Lago Garda, en la comuna de Mure, cerca de Bardolino. Los reglamentos para la edificiación no permitían más de un piso sobre el plano de tierra. Esta restricción se convirtió, como sucede con frecuentia, en el factor determinante del proyecto. La solución fue un edificio en parte enterrado y organizado alrededor de nueve pilares cilíndricos que determinaron la disposición de las habitaciones.
La casa casi no se diferencia del entorno natural en el que está inmersa. El proyecto convirtió la cubierta en "un sector de terreno accidentado sobre el que se puede caminar", afirmaba Scaroa. La construcción, de hormigón armado, presenta un techo de planos inclinados revestidos exterormente por baldosas cerámicas e interiormente por estuco pulido. El techo de la habitación debía recrear el paisaje extremo entre las columnas, como si el principio trilítico no pudiera aplicarse a su coherencia clásica, sino sólo ser evocado. Así, el interior con columnas recuerda un patio cubierto, del cual constituye una deformación. El edificio es también iluminado y ventilado, por medio de un pasadizo, llamado "la calle", que lo separa del muro de contención, y que queda definido por dos planos murarios paralelos, alternadamente curvos y rectos.
El elemento más importante del proyecto son las gruesas columnas conformadas por la superposición de hormigón y piedra sin tallar. El tratamiento de la piedra debería realizarse, según la idea de Scarpa, durante los trabajos de construcción. Pero no fue posible trabajar al mismo tiempo la piedra y el hormigón. Primero se eligió una piedra de la región, piedra caliza de Prun, pero después se tomó la decisión de emplear también algunas hiladas de piedra de Trani para lograr un equilibrio más refinado de los colores. Recuerdo que pilares muy similares, en las proporciones y en la técnica constructiva pero no en los materiales, se encuentran en la iglesia románica de San Severo en Bardolino. Scarpa, sin embargo, no conocía el interior de este edificio y la obra que lo inspiró fué más el proyecto de Frank Lloyd Wright para la casa jester en Palos Verdes, California, 1938, aún cuando, considerando la tradición del Veneto, no podamos menos que pensar en la villa Sarego de Andrea Palladio, siempre en el estilo veronés. Estas columnas masivas y dominantes, se encuentran también en otros proyectos de Scarpa, pero sólo en la Villa Ottolenghi las hizo realidad. Como ejes de una disposición poligonal, las columnas vinculan las diferentes áreas dispuestas según una insólita estructura geométrica. Si no supiéramos que Scarpa evitaba las formas figurativas, se podrían reconocer en este proyecto algunas antelaciones de la experimnjtación compositiva del Deconstructivismo.
La dicontomía entre tradición e innovación inspiró el diseño del solado - una mezcla de cemento y grava, vertida y después ilustrada- en la que se incluyeron trozos de cerámica y pequeñas piedras de colores, cuya disposición crea un motivo que anticipa ya eventuales fisuras o les prepara el camino. De los episodios que estructuran la circulación interior destacan la chimenea, el mármol de Calacata y el estucado brillante y colorido del cuarto de baño, realizado por Eugenio de Luigi. El cuarto de baño se convierte en el elemento central. Su forma surge de la intersección de dos círculos, un motivo recurrente en la obra de Scarpa. El cuarto de baño funciona como división entre el dormitorio y la amplia sala de estar. En él, un vidrio reflejante hizo posible la idea de Scarpa de ver hacia afuera sin ser visto. Para quien se encuentre en el baño, el espacio parece continuar en el dormitorio abyacente. También el proyecto de interiorismo estuvo a cargo del arquitecto quien, entre otras cosas, diseñó el sofá "Cornaro" y la mesa "Scarpi".