FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
Pág.284-316. “Lugar, producción y escenografía; práctica y teoría internacionales desde 1962”
"Nada más lejos de este juego de resistencia con múltiples niveles de realidad (de Hollein) que el megaclasicismo neosocialrealista del Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill , ejecutando con una construcción prefabricada de hormigón armado. Frente a la realización de estos grandes proyectos públicos de vivienda en algunas ciudades nuevas de Francia -el barrio conocido como ‘Les Arcades du Lac’ en St-Quentin-en-Yvelines (1974-1980) y la teatral manzana cerrada llamada ‘Abraxas’ en Marne-la-Vallée (1979-1983)-, sería difícil pensar en otro profesional occidental coetáneo que haya gozado de una relación tan estrecha con el poder a este nivel. No hace falta decir que esta identificación, junto con el éxito mundial que inevitablemente conlleva, no sirve para legitimar esta ‘encarcelación’ de las viviendas colectivas dentro de un carcasa de clasicismo ramplón . Este paralelo, técnicamente conseguido, del ‘populismo maquinista’ de John supone comprensiblemente un rechazo total de los valores atribuidos por las Tendenza a los monumentos , pues aunque ésta no es en absoluto la primera vez que se da al alojamiento colectivo una forma monumental (compárese con el Karl Marx Hof de Karl Ehn en Viena, de 1927, y con la Unité d’habitation de Le Corbusier en Marsella, de 1952), desde los tiempos de la Ringstrasse -la ‘ciudad potemkizada’ de Loos - la agrupación de viviendas no había recibido un tratamiento tan escenográfico . Seguramente era sintomático de un período reaccionario , desde un punto vista tanto social como arquitectónico, el hecho de que en la obra de Bofill hubiera poco sitio para esos 'condensadores sociales' -parvularios, salas de reuniones, lavanderías y piscinas-, que debería exigir la vivienda pública. La ausencia de tales servicios es tan reaccionaria como la naturaleza brutal de los apartamentos convencionales, que están obstinadamente encajonados en esos arquitrabes falsos y esas columnas vacías. Privados de terrazas, pues no encajan con la sintaxis adoptada, los residentes en pleno ascenso social tienen que contentarse con la ilusión operística de vivir en un palacio".