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En las casas trogloditas de Dietikon, los montículos viridescentes de la tierra tienen las casas escondidas debajo de ellos, manteniéndolos casi ocultos. Es como tropezar con una sociedad clandestina secreta que ha equilibrado lo mejor del diseño moderno y la vida con la eficiencia energética.
Parecen cabañas acogedoras para vivir, pero en realidad son bastante espaciosas por dentro.La finca de 4.000 metros cuadrados incluye: 9 casas separadas, con tres casas de 3 habitaciones, una de 4 habitaciones, una de 5 habitaciones, tres de 6 habitaciones y una casa de 7 habitaciones. Incluso hay un lago artificial en el centro, un estacionamiento subterráneo y espacio para cultivar vegetación en la propiedad.
Dado que las casas están protegidas por una capa de tierra, tienen un aislamiento natural durante el invierno que les permite usar solo un tercio de la energía que consumiría una casa normal. Las casas también cuentan con temperaturas frescas durante el verano, lo que hace innecesarios los aires acondicionados y otras formas de dispositivos de modificación de temperatura.
Vetsch también se enorgullece de la integración natural de los hogares sin tener que agregar o quitar terrenos adicionales ni comprometer la integridad del paisaje natural. Él dice que "no están poniendo una caja encima de la naturaleza, sino que hacen que la arquitectura esté subordinada a la naturaleza, integrada".
Tienen ya más de 30 años, pero en el tranquilo barrio residencial donde se construyeron, en la época, provocaron una pequeña revolución. ¨Yo construyo casa subterráneas, casas cubiertas de tierra desde hace más de 30 años.¨ Para él: ¨Una casa debe estar integrada en la naturaleza y no construida sobre el terreno, si la casa está integrada en la naturaleza eso significa que se aprovecha el calor de la tierra. Para la calefacción tenemos una bomba de calor, se absorbe el calor de la tierra o el calor del aire, tenemos las dos posibilidades y consume una tercera parte que una casa convencional¨ afirmaba Peter Vetsch.
Para Peter Vetsch estas casas son como una tercera piel para el hombre.¨Yo creo que la buena arquitectura es también una escultura, es muy parecido, pero se trata de una escultura en cuyo interior podemos vivir.¨ afirmaba Peter Vetsch. El mismo Peter colaboró en la construcción de la primera casa, según él los vecinos creían que estaba loco, ya que según ellos ¨nosotros no hemos podido hacer un balcón y él va a hacer una casa redonda¨.
Son casas muy espaciosas, de entre 200 y 280 m2. Con esta propuesta demostró tener visión de futuro. Sin duda un gusto adquirido, las casas terrestres del arquitecto suizo Peter Vetsch son toda una experiencia en la arquitectura ecológica. Una construcción que se integra con el suelo del cual nacen unas estructuras orgánicas y sostenibles que intentan fundirse con sus alrededores, así hacen el mejor uso de su entorno natural.