Imprimir

CRIPPA, María Antonietta., Antoni Gaudí 1852-1926. De la naturaleza a la arquitectura. Edit. Taschen. Colonia, 2007


p.31-33. "El edificio ya estaba iniciado cuando, en 1899, Enric d´Ossó i Vervelló, sacerdore fundador de la nueva orden religiosa femenina de Santa Teresa de Jesús, llamó a Gaudí para que lo completase con más originalidad. El proyecto inicial preveía la construcción de varios edificios, en aquel entonces en los alrededores de Barcelona, pero sólo se realizó la construcción detinada a la escuela y a la residencia de las hermanas. Por falta de fondos, el arquitecto catalán no pudo completar ni siquiera  este único edificio. De hecho, la capilla interior, no accesible desde la calle, no es suya, sino posterior.


La construcción consiste en un paralelepípedo compacto cuyo aspecto exterior es el de un austero castillo. Sus paredes permiten leer, en los ritmos compositivos, los cuatro pisos de altura gradualmente decreciente. Una crestería en forma triangular corona el último piso. En el centro de la fachada de la planta baja sobresale un cuerpo menor del edificio que hace las veces de pórtico de entrada y, en los dos pisos superiores, tiene función de mirador. En la fachada posterior, emerge un cuerpo más voluminoso y en posición simétrica respecto a la entrada principal, que cubre la entrada secundaria y la escalera.


Toda la construcción, tanto la parte estructural como la ornamental, se realizó con materiales pobres. Al arquitecto se le pidió una intervención original, pero de bajo coste, algo inusual para él. Se puede afrimar que alcanzó resultados brillantes gracias a la gran esencialidad con la que trabajó.


Se emplearon ladrillos de arcilla amarilla y roja para dibujar los huecos de las venanas, los arcos apuntados, las almenas, las divisiones de los pisos, los marcos que contienen la piedra tosca de color ocre. Es constante el intercambio de la función de carga y la decorativa, con una calidad que puede tildarse de caligráfica. Las sutiles diferencias en los pisos de las fachadas permiten acentuar los juegos de luces y sombras. La precisión en las proporciones confiere al conjunto un carácter unitario. 


En las cuatro esquinas del edificio se alzan pináculos de ladrillo. En cada uno de ellos, una ménsula sostiene una columna helicoidal realizada con ladrillo e interrumpida en el centro por un escudo cerámico con los símbolos de la orden relilgiosa de las teresianas;el monte Carmelo coronado por la cruz, la coronación de la Virgen  coronado por epinas y la de Santa Teresa atravesado por la flecha. Cada pináculo concluye con una cruz cerámica cuyos brazos están orientados a los puntos cardinales. Las iniciales de la orden,SHS, de cerámica vidriada de color rojo oscuro, se repiten como un motivo recurrente de la decoración que marca el cambio de piso de todas las fachadas. La puerta de entrada está dominada por una verja de tres batientes de hierro forjado, con figuras geométricas o vegetales y símbolos teresianos.


Si en el exterior domina la técnica y la composición del volumen, el tinterior transmite enorme espacialidad con gran carga emotiva. La planta está articulada en tres sectores. El área central facilita la rápida circulación vertical y horizontal de los usuarios, a la vez que permite la iluminación y la ventilación interior del edificio, unos problemas exquisitamente técnicos a cuya solución Gaudí siempre se entregaba con gran entusiasmo. Muchos expertos consideran que este edificio es una metáfora de el castillo interior, obra mística escrita por santa Teresa de Jesús, en la que compara el alma con un castillo, cuyo centro más secreto irradia la luz de la presencia divina hacia el interior.


Con su gran habilidad constructora, Gaudí realizó dos patios interiores muy luminosos - las almas del convento-castillo- unidos longitudinalmente por pasillos cubiertos por una densa secuencia de arcos catenarios. Algunos de ellos reposan en columnas muy delgadas, a veces del grosor de un solo ladrillo. La luz se difunde en las blancas superficies de los arcos enyesados, generando un fuerte contraste con las columnas estrechas y el pavimento de ladrillo cerámico oscuro. Desde la planta baja al tejado, la estructura de carga de ladrillo macizo se concibió como un rico tejido de ladrillos de sólido rigor constructivo, que protege los centros de irradiación de desarrollo vertical, donde la luz cae desde arriba y penetra por las ventanas perimétricas."


 

Subir