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BENEVOLO, L., Historia de la Arquitectura Moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 438-493. "La Bauhaus y el exordio de los maestros"


4.- La herencia holandesa


Así, en Hilversum, poco a poco, logra traducir a términos modernos los métodos berlaguianos de composición de conjunto, pasando de los bloques cerrados a los bloques abiertos, de la sistematización simétrica, donde todos los ambientes se hallan vinculados entre sí por correspondencias especulares, a los grupos de ambientes asimétricos, dimensionados según las diferentes funciones. 


El opus magnum de Dudok, donde su empirismo sube de tono, es el Ayuntamiento en Hilversum de 1924. El Ayuntamiento representa el símbolo de la ciudad, la recapitulación de todo el organismo urbano y aquí las complicaciones formales tienen una función convincente, conmemorativa. El Ayuntamiento tradicional era un bloque cerrado, una ciudad en la ciudad: éste, al contrario, es  un organismo abierto, un elemento singular que se destaca del tenue y lo entramado de la ciudad, sin interrumpir su continuidad. Las elaboradas ordenaciones que le rodean, el estanque, los jardines, los céspedes lisos y los grupos de árboles, vinculan todo el edificio con el ambiente circundante y la torre, mostrándose en cada dirección con un aspecto diferente, resume las distintas indicaciones espaciales, incluso para quien le ve desde lejos. 


Después Dudok no siempre ha sabido mantenerse a la altura de esta obra. A menudo los tradicionalistas se sirvieron de su ejemplo para convalidar un artificioso camino, a medias entre lo antiguo y lo moderno. Así, la crítica, hasta ahora, ha insistido en el contraste entre Dudok y los demás maestros de su tempo, mientras hoy es posible conocer la cualidad complementaria entre su obra y la de los demás. 


Gracias a él, la herencia de Berlage y la más remota de la arquitectura doméstica holandesa reciben una formulación actual, facilitando su inserción en el Movimiento Moderno; en el periodo de mayor intransigencia teórica y más aguda polémica contra la tradición, Dudok mantuvo silenciosamente viva la exigencia de una continuidad entre presente y pasado, entre arquitectura y urbanística, preparando un precedente indispensable para sus próximos desarrollos. 


 Por primera vez, después de más de un siglo, las experiencias más modernas de la cultura arquitectónica se mueven, en toda Europa, de manera convergente, y no divergente. 

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