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Edificio de la Biblioteca Nacional de París

National Library of Paris

Biblioteca Nacional de Paris
  • 1853 - 1869
  •  
  • LABROUSTE, Pierre François Henri
  •  
  • París
  • Francia
imagenes/759_1.jpg obras/35584_8.jpg imagenes/758_1.jpg

KOSTOF, Spiro. Historia de la Arquitectura. Edit. Alianza Editorial.Madrid, 1988. (DUDA)


Págs. 995-1051."El arte arquitectónico y el paisaje de la industria, 1800-1850 "


pág. 1028-1051. La Edad del hierro. 


La nueva tectonologia.


Los edificios públicos eran una cuestión más seria. Cuando Labrouste se arriesgó a trabajar con hierro y cristal en la biblioteca de Ste. Geneviève de París, fue rotundamente ridiculizado. Su sala de lectura principal del segundo piso es actualmente muy admirada, precisamente por ser tan premonitoria de las cosas que iban a suceder. Está dividida en dos naves cubiertas con bóveda de cañón por una hilera central de delgadas columnas de hierro. Las bóvedas son delicadamente soportadas por arcos con una filigrana de volutas, mientras que los muros de mampostería, que presentan una estructura inspirada en el Renacimiento, pero muy original, tienen sus propias hileras de arcos de ventanas. La escala se aproxima a los interiores visionarios de Boullée -del que vimos un proyecto para biblioteca en el capítulo anterior-, y ciertamente la nueva tecnología llevó a los volúmenes vastos, puros y geométricos del neoclasicismo más cerca de la realidad. La biblioteca del Museo Británico, un poco más tarde, con su gran sala de lectura circular, también introduce soportes de hierro y suelos de hierro. Obviamente se fijó en el gran ejemplo de Labrouste, pero a su vez contribuyó a la gran obra maestra del autor francés de la década de 1860, la Biblioteca Nacional. Esta tiene una espléndida sala de lectura cubierta por una serie de ligeras bóvedas de terracota que descansan sobre columnas de hierro y arcos, y que están horadadas por óculos. Es un diseño seguro, la máxima expresión de la elegancia y la flexibilidad metálica. Pero paradójicamente, por esta época el hierro estaba perdiendo el favor popular que había obtenido en la primera mitad del siglo, especialmente desde que el Crystal Palace había sorprendido y deleitado a las muchedumbres que visitaban la Gran Exposición de 1851 en Londres, celebrando los logros de la industria moderna.


 


 

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