págs.1053-1105.“La experiencia americana”
El Jano del neoclasicismo
El fuerte del estilo Federal estaba en las residencias y en la decoración. Cualquiera de entre las muchas casas de Salem de McIntire puede dar testimonio de la enrarecida y soberbia urbanidad de sus diseños, de la pureza de su ornamento. Tomemos como ejemplo la casa Pingree, acabada en 1805. La planta rompe con la rigidez colonial. Hay ligeros toques de líneas curvas en la escalinata central y en el pórtico de entrada. La suave ondulación de este pórtico exquisitamente atenuado cobija una puerta con un abanico elíptico sobre ella y con estrechos cristales de iluminación laterales, un sello de estilo federal. La fachada, un rectángulo de ladrillo, tenso y ligero, sin ningún énfasis en las esquinas, está dividido por líneas horizontales de piedra en tres bandas de altura decreciente. Las ventajas recortadas de forma sencilla, con sus dinteles de piedra abocinados colocados a ras del plano del muro, añaden poca substancia a esta tupida pantalla que se levanta con muda dignidad entre la vida pública de la calle y la de los habitantes de su interior. No hay ningún tejado visible: la fachada como una cornisa de encaje. McIntire estaba empleando sus libros, por supuesto, pero ese control tan poco forzado tiene algo de innato, como tener el buen oído para la música.