Pág, 13. Introducción.
... las primeras manifestaciones arquitectónicas del clasicismo romántico no tuvieron lugar en el suelo de Italia.
Dos edificios comenzados a últimos de la década de 1750, uno de ellos una gran iglesia en Francia terminada en 1790, el otro un simple pabellón de jardín en Inglaterra, pueden considerarse como el anuncio de la revolución arquitectónica: Sainte-Geneviève de París, desacralizada y convertida poco después de su terminación en un Panteón secular, en 1791, es obra de J.-G. Soufflot (1713-80); y el templo dórico griego de Hagley Park, Worcestershire, obra de su contemporáneo James Stuart (1713-88). El Panteón sigue siendo uno de los monumentos más destacados de París del siglo XVIII; el templo de Hagley es hoy conocido sólo para los especialistas. Sin embargo, históricamente es mayor la importancia de Stuart que la de Soufflot, aun cuando su producción, como cantidad, fue casi insignificante. Nacido y formado en parte en Lyon, Soufflot estudió primero en Roma y volvió de nuevo a Italia a mediados de siglo. En su época de Lyon se había interesado mucho, igual que otros teóricos franceses de la época, por la construcción gótica. Su amistad con el Director General de Arquitectura de Luis XV, marqués de Marigny, hermano de Mme. de Pompadour, a quien había acompañado a Italia en 1749 con los influyentes críticos C.-N. Cochin y el Abbé Leblanc, influyó en su elección para proyectar la iglesia de Sainte-Geneviève en 1755....
... El arquitecto escocés James Stuart también había estado en Roma, y allí proyectó, ya en 1748, un viaje a Atenas. En 1751 se puso en camino acompañado de Nicholas Revett (c. 1721-1804), a quien le propuso realizar una obra de arqueología sobre las Antiquities of Athens. La publicación del primer volumen de este libro que hizo época se retrasó hasta 1762. En el ínterin, en 1758, el año en que Stuart proyecta su templo de Hagley, J.D. Leroy (1724-1803) se le adelantó al publicar Les Ruines des plus beaux monuments de la Grèce, pero las láminas de este libro, que eran muy pictóricas y poco exactas, ejercieron poco efecto práctico sobre la arquitectura.
La importancia del templo de Stuart es palpable. Aunque es pequeña, esta estructura fue el primer ejemplo de una vuelta al orden dórico griego tan bárbaro o al menos tan primitivo en apariencia para los ojos de la gente de mediados del siglo XVIII y el primer edificio que intenta una reconstrucción arqueológica de un templo griego. Para 1750 muchos arquitectos y críticos estaban dispuestos a aceptar la primacía del arte griego sobre el romano, aunque no la necesidad de imitar sus monumentos de forma tan exacta.