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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


 Págs. 621-669. ”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”


4.- Los países escandinavos...


El movimiento danés está influido por el sueco. Aquí también, en un ambiente dominado por un blando neoclasicismo, nace una breve polémica, suscitada por la revista Kritisk Revy, que se publica de 1926 a 1928, defendiendo un racionalismo ortodoxo.


 Entre los jóvenes se distingue Arne Jacobsen (1902-1971), autor, junto con F. Lassen, de una «casa del futuro», premiada en una exposición de la Akademisk Arkitektforening, en 1929. Jacobsen alterna construcciones de tipo tradicional (la casa Stensen. 1932) con otras de estricta observancia racionalista (la casa Rothenborg, 1931), hasta que, en 1934, realiza una obra de sorprendente originalidad: el conjunto residencial Bellavista en una localidad balnearia al norte de Copenhague.


Para esta área, Jacobsen había estudiado ya en 1932 una completa ordenación, que incluía también un restaurante, un teatro -realizados en 1935- y una torre atalaya, que no se realizó por motivos de protección paisajística. Mientras que cada uno de estos edificios constituye un episodio arquitectónico por sí mismo, en cada uno de ellos -sobre todo en el conjunto residencial- cada elemento está incorporado de una manera extraordinariamente hábil. La sabia disposición retranqueada, la gradación del número de pisos, la conformación de los elementos terminales, disimulan la uniformidad de la tipología de la edificación y permiten que la intervención constructiva se incorpore al paisaje boscoso y a la presencia del mar, sin recurrir a ningún disfraz tradicional.


 Jacobsen alcanza aquí, por primera vez, un resultado que será típico, en adelante, en su producción: la composición rígida y cerrada de los elementos se compensa con un cuidadoso control cromático, al cual se confía principalmente la unidad de composición del conjunto y la continuidad paisajística. Considérese en este caso la perfecta fusión del claroscuro entre las fenêtres en longueur y los balcones macizos, que disminuye el escalonamiento de los cuerpos de fábrica, y la disposición de las pantallas de vidrio sobre la prolongación de los planos de los muros, que prolongan, en el aire, el apretado juego de los volúmenes. Como Aalto en Finlandia, pero por un camino más sutil y riguroso, Jacobsen demuestra aquí que el lenguaje internacional permite una gama de efectos todo lo amplia que sea preciso para satisfacer cualquier exigencia, incluso el pintoresquismo y el charme caros a la tradición nórdica.

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