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CURTIS, W., La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong. 2006.


pág.137."Mitos nacionales y transformaciones clásicas" 


"La iglesia de Grundtvig a las afueras de Copenhague ptoyectada por Peder Vilhelm Jensen-Klint justo antes de la I Guerra Mundial (pero no llevada a término hasta 1940), revela otro aspecto del romanticismo nacional: la abstracción de una manera de construir regional en unas audaces formas tectónicas. El proyecto de Jensen-Klint se basaba en una simplificación radical de prototipos vernáculos daneses de iglesias, construidos con madera y muros de ladrillo, pero su silueta dentada y sus formas verticales escalonadas también evocaban una formación geológica. Las indicaciones autóctonas se traducían en un sistema angular y casi cristalino de muros, pilares y fustes biselados. El interior se presentaba como una versión sumamente simplificada del gótico danés, pero llevada a cabo en simple ladrillo, y bañada por una luz uniforme. La referencia básica era un tipo de iglesia rural de la región de Seelandia en la que los hastiales escalonados de ladrillo se usaban no sólo en la nave y la entrada, sino también en las torres. Recursos similares iban a encontrarse en el estílo vernáculo de las granjas y los establos, de modo que al indagar en esta zona de la memoria colectiva Jensen-Klint entendía que se estaba aproximando a una respuesta arquetípica al llano paisaje danés y sus antiguas tradiciones rurales. Sin embargo, su edificio evitaba cualquier caída en el mero provincianismo y trascendía su programa "regionalista" con un evocador orden geométrico propio. La iglesia de Grundtvig tenía su sitio dentro de una pequeña familia de edificios "tradicionalistas" concebidos en las primeras décadas del siglo XX, que se servían de los principales fundamentos de la forma, la luz, las proporciones y los materiales (el monumento a los caídos de Thiepval, de 1924, obra de Edwin Lutyens, sería otro) y que procuraban alcanzar la máxima sencillez sin tener ninguna pretensión de "modernidad".  


Págs.287-303."La continuidad de las antiguas tradiciones”


Aunque las revitalizaciones manifiestas de la arquitectura gótica hechas en las primeras tres o cuatro décadas del siglo XX solían ser parientes poco convincentes de sus predecesores del siglo XIX (que eran rechazados por el dogma moderno en todos los casos), la herencia de las formas y los principios estructurales medievales siguió transformándose de diversas maneras. La espléndida iglesia de Grundtviga las afueras de Copenhague, obra de Jensen- Klint (proyectada en 1913, pero no terminada hasta 1940). Proporciona un ejemplo de una vigorosa reinterpretación que lograba un nuevo orden y una nueva integración (figura 151). En Alemania y Austria, en la década de 1920, hubo varias fusiones de formas tradicionales y modernas que aspiraban a lograr un escenario evocador para la liturgia, el culto o los funerales: nos referimos a obras como el crematorio de Viena (1922-1923), de Clemens Holzmeister, la iglesia danesa de Berlín (1922), de Otto Bartning, o la iglesia de Neu-Ulm (1927), de Dominikus Böhm. Como regla general, estos proyectos se inspiraban en el interés expresionista por los motivos alargados y las acentuaciones formales pensadas para evocar estados de ánimo. En cuestiones tecnológicas eran conservadores, en especial si se juzgan a la luz de expresiones del hormigón armado como la iglesia de Saint-Jean-de-Montmartre (1897-1905), obra de Anatole de Baudot (figura 69).


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RIVERA, David.,  La otra arquitectura moderna. Expresionistas, metafísicos y clasicistas. 1910-1950.


Edit. Reverté. Barcelona, 2017.


Págs. 220-365. "El optimismo del Art Déco"


 de los rasgos básicos del Art Déco habían sido anticipados por algunos movimientos anteriores, especialmente la Seccesión vienesa, la Escuela de Amsterdan y el expresionismo del norte de Europa. Los planos nítidamente recortados, las cuñas , el zigzag, los tonos oscuros y la combinación de materiales suntuosos aparecen sucesivamente en el Palais Stoclet de Josef Hofmann (1905-1911), en la Scheepvaarthuis de Johan van der Mey (1912-16) o en la Grundtvigs Kirke de P.V. Jensen-Klint (1913-26), mientras que las ondas radiantes y la luz difusa y escondida, formaban parte de la Grosse Shauspielhaus construida por Hans Poelzig (1919). Pero un auténtico edificio art déco no se confunde con estos precedentes, sobre todo en los Estados Unidos, donde el estilo alcanzó su madurez más completa, y donde sería la tendencia dominante durante al menos veinte años.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.194-204. Inicialmente, el romanticismo nacionalista fue tan corriente en Suecia como en Finlandia, particularmente en la obra del arquitecto Gustaf Ferdinand Boberg, que fue responsable, en el parque de bomberos de Gävle, de la introducción en Escandinavia de la obra de Richardson. Sin embargo, en general, los arquitectos suecos fueron incapaces de transformar este gusto neorrománico en un estilo nacional convincente. Y algo similar ocurrió en Dinamarca, donde el ayuntamiento de Copenhague, neomedieval y de gran aceptación popular, construido por Martin Nyrop en 1892, seguía anclado complacientemente en una clase historicismo sumamente ecléctico pero de éxito, totalmente indiferente a la convicción y al integridad del ejemplo heroico de Richardson. En realidad los suecos y los daneses sólo fueron capaces de lograr una auténtica revitalización estilística nacional una vez que impulso principal del movimiento cultural nacionalista ya había pasado, especialmente el Ayuntamiento, a modo de Castillo, de Estocolmo (1909-1923), de Ragnar Östberg, y en la iglesia protoexpresionista de Grundtvig, en Copenhague, de P.V. Jensen- Klinit en 1913, pero no realizada hasta 1921-1926.


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