Págs. 29-40. “Transformaciones técnicas: ingeniería estructural, 1775-1939”
Durante los treinta años siguientes, Telford siguió demostrando su talla sin precedentes como constructor de carreteras y puentes y como el último gran ingeniero de canales de la era de las rutas acuáticas ya en pleno declive. Su carrera como precursor comenzó con sus almacenes de ladrillo y estructura de hierro construidos en el muelle de Santa Catalina, en Londres, proyectados junto con el arquitecto Phillip Hardwick y construidos en 1829. Se basaban en el sistema de la construcción fabril de varias plantas a prueba de incendios desarrollado en los Midlands durante la última década del siglo XVIII. Los principales antecedentes estructurales para estos almacenes del muelle fueron las fábricas de tejidos de calicó de William Sturtt de seis pisos y construida en Derby en 1792, y la hilatura de lino de Charles Bage, erigida en Sherwsbury en 1798. Si bien estas dos estructuras emplearon columnas de hierro colado, la necesidad acuciante de perfeccionar, un sistema a prueba de incendio para los edificios fabriles, condujo en el espacio de cuatro años, a la sustitución de las vigas de madera utilizadas en Derby por vigas de hierro y de sección T. En cada caso las vigas soportaban bóvedas de ladrillo de escaso radio, reforzándose el conjunto mediante una vuelta exterior, y por tirantes de hierro forjado que embrindaban la estructura en una dirección lateral. Este uso de la bóveda parece derivado directamente del desarrollo, a partir del siglo XVIII, de la bóveda rosellonesa o catalana en Francia, adoptada allí por vez primera como medio para conseguir una estructura a prueba de incendio en Château Bizy y construida en Vernon por Constant d´Ivry en 1741.
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Págs.112-115.“Reconstrucción y renovación”
A pesar de determinados “errores” y del trabajo rápido de los constructores (como la demolición algo precipitada de la fábrica Art Deco Firestone en Londres, en 1980, justo antes de que le correspondiese ser catalogada) hubo una tendencia de apartarse de la demolición masiva de edificios, tan popular en los años cincuenta y sesenta. Los constructores comienzan a tener un enfoque más reflexivo, influenciado por un fuerte sentimiento público y una visión más organizada y a nivel mundial de quienes están a favor de la conservación. El movimiento de conservación ha estado funcionando desde hace décadas, pero hasta llegar a algunos de los excesos de los años sesenta, había estado a punto de disolverse por estar lleno de fantasías. Cuando varios de los planes del Movimiento Moderno fracasaron de manera tan dramática a los ojos del público, en particular las grandes urbanizaciones de viviendas, y cuando se destruyeron referencias muy familiares, aunque no siempre populares, para dar lugar a nuevos proyectos...
...En Boston (Estados Unidos) se llevó a cabo una renovación similar y también en Bristol (Gran Bretaña), donde el muelle está en el centro de la ciudad; y hasta cierto punto, también se llevó a cabo en Londres. Sin embargo, el muelle londinense cubre una zona mucho más amplia y la construcción implicó muchos edificios nuevos, aunque en áreas como St. Katherine´s Dock y West India Dock se intentó conservar el sabor de la zona conservando algunos de los edificios originales. Viejos molinos obsoletos dese la recesión de los años setenta y los cambios en las técnicas de fabricación y en la demanda, también son susceptibles de reconversión. En este terreno los líderes son los franceses con empresas importantes como Reicken&Robert, que construye, renueva y modifica muchos edificios vacíos en Elbeuf, cerca de Rouen en Normandía.
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Págs. 995-1051."El arte arquitectónico y el paisaje de la industria, 1800-1850 "
pág. 1028-1051. La Edad del hierro.
La nueva tectonologia.
No debemos perder de vista dos ideas acerca de la arquitectura industrial. Primero, las construcciones como fábricas de cerveza, presas y viviendas de trabajadores no desdeñaban en absoluto las bellezas estilísticas. Y segundo, el diseño despojadamente utilitario que predominó no era algo peculiar de la escena moderna. Cada época tiene su estilo llano, y no estoy hablando de arquitectura popular. Incluso el barroco, la Age de Grandeur, produjo grandes estructuras sin adornos como hospicios, hospitales, etc., sin detalle clasicista alguno.
Y a menudo lo que comienza como una exigencia utilitaria de función y economía puede asumir un aura estética y pasar a influir en la alta arquitectura. Ocurrió así en la antigua Roma, por ejemplo, donde un estilo de ladrillo sin ornamentar de casas, bloques de apartamentos y almacenes se convierte con el tiempo en algo elegante. También las soluciones nuevas de los programas industriales, divorciadas de su contexto original, se convirtieron frecuentemente en clisés de diseño para los arquitectos posteriores; las grandes ventanas horizontales de las hilanderías textiles y laneras, una extensión de las «ventanas de tejedores» de la industria temprana de cottages, están tras las bandas horizontales acristaladas del Movimiento Moderno. Las ventanas verticales de los almacenes, bajo arcos envolventes sin marcos, prefiguran las estructuras comerciales de Louis Sullivan. Pero de estas décadas primeras de la tradición funcionalista ha sobrevivido lo suficiente como para mostrar la ingenuidad y la rápida imaginación de los hombres que le dieron vida. Una prueba de esta riqueza roza al menos los tipos constructivos que mencionaremos a continuación:
1. Los molinos de agua eran notables por esta atrevida unidad voladiza llamada lucam, que contiene la maquinaria de montacargas.
Nuestro ejemplo muestra los almacenes que bordean los Muelles de St. Katharine justamente río abajo respecto a la Torre de Londres. El complejo, diseñado por Telford inmediatamente después del Puente de Menai, consta de dos dársenas cerradas a las que se accede por una tercera, a la que a su vez se entra desde el Támesis por un muelle. Aquí los barcos cargaban y descargaban su mercancía, sin verse afectados por las subidas y bajadas de las mareas. Los pisos apilados estaban elevados sobre pesadas columnas a ras del borde del agua. A intervalos, las fachadas retrocedían con el fin de dejar espacio para grúas.