Imprimir
Le Bon Marché

Le Bon Marché

  • 1878 - 1880
  •  
  • BOILEAU, Louis-Charles
  • BOUCICAUT, Aristide
  • LAPLANCHE, Alexander
  • EIFFEL, Gustave
  •   1869 - 1872
    Nuevo edificio en la esquina de la rue de Sèvres y la rue Velpeau.
  •   1912
    Se inauguraron las Nuevas Tiendas en el lugar de la actual Grande Epicerie de Paris, al otro lado de la rue du Bac.
  •   1899
    Ampliación al otro lado de la rue de Babylone.
  •   1905
    Se unificó y se completó la obra de Le Bon Marché hasta el aspecto con el que lo conocemos hoy.
  •   1923
    Reconstruido en estilo Art Deco y reabierto.
  •  
  • París
  • Francia
obras/14594_8.jpg obras/11112_8.jpg obras/11113_8.jpg obras/20629_8.jpg obras/6358_8.jpg

GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 186-302. La evolución de las nuevas posibilidades.


pág. 250 Grandes almacenes.


Productos de la industrialización. Los grandes almacenes son un producto de la era industrial; tienen su origen en el desarrollo de la producción en serie y en una de sus consecuencias: la pérdida de contacto directo entre el productor y el consumidor. Los grandes almacenes no tienen un precursor de semejante tamaño en el pasado. A este respecto, son como los mercados cubiertos, las estaciones de ferrocarril y los pabellones de exposición del siglo XIX; y su objetivo es el mismo: la organización de actividades comerciales que implican grandes cantidades de consumidores. Al igual que esos otros edificios citados, los grandes almacenes surgieron a partir del crecimiento de la población de las ciudades, el acelerado ritmo de vida y la demanda de artículos más baratos.


El nombre de ‘almacén', en lugar de ‘tienda', indica las condiciones de su origen: es más bien un lugar de almacenaje en el sentido habitual de la palabra. Por ejemplo, los primeros almacenes abiertos en París durante la década de 1860 se conocían como docks à bon marché ('depósitos a buen precio'), pues eran simplemente lugares donde los artículos se guardaban en grandes cantidades para venderlos baratos al por menor. Para resultar adecuado a tal propósito, un gran almacén - al igual que el depósito de una biblioteca o de un mercado - debe ofrecer una visión clara de los objetos que contiene, tener la máxima cantidad de luz y contar con amplios espacios de circulación. Todos estos requisitos podían satisfacerse con los nuevos medios a disposición de los constructores. 


Incertidumbre sobre sus comienzos. Los economistas nos dicen que “es casi seguro que los grandes almacenes tuvieron su origen en Europa, probablemente en París, y que  éstos precedieron a los norteamericanos en varios años. Con frecuencia se reconoce que Au Bon Marché. fueron los primeros grandes almacenes del mundo”. La falta de interés en el trabajo de investigación sobre los orígenes de estas instituciones contemporáneas hace imposible hablar de ellas con más exactitud. Los orígenes de los grandes almacenes norteamericanos son particularmente oscuros; nadie ha determinado de un modo concluyente cuándo y dónde se inauguró el primer almacén de esta clase. Lo único que podemos hacer es esbozar los tipos generales a partir de los cuales ha evolucionado esta importante institución de nuestra vida económica....


... El Magasin au Bon Marché, Paris, 1876 construido por Eiffel. EI primer gran almacén moderno de hierro y vidrio, con entrada libre de luz natural por todas partes, fue el Au Bon March. de París. Este edificio presentaba un contraste total con el tipo del depósito y sus plantas superpuestas e iluminadas con luz artificial. En el momento de su construcción, en 1876, se consideró. un modelo de elegancia.


EI Bon March. fue obra del ingeniero Gustave Eiffel (que más tarde construiría su famosa torre) y del arquitecto Louis-Charles Boileau (hijo de uno de los grandes pioneros franceses en el uso del hierro en la arquitectura).


Boileau entendía que los muros gruesos eran inadecuados para edificios de este tipo: “solo son admisibles pilares de pequeño diámetro”. Y seguía diciendo que estos pilares “no deberían ser más que un hors d’oeuvre, (los ‘entremeses’) de la construcción”. La planta baja del edificio ya muestra el uso de grandes superficies de vidrio colocadas en secuencias ininterrumpidas. Una marquesina de vidrio recorre en una línea continua todo el frente del almacén por encima de los escaparates, y refuerza la impresión creada por las superficies de vidrio que los definen.


La esquina del almacén, saliente como un pabellón. La esquina de este almacén sobresale como un pabellón, lo que recuerda las torres redondas de los châteaux franceses. Los ejemplos posteriores no pudieron apartarse de este precedente. Un recurso similar aparece en los almacenes Printemps de París (1881- 1889), de Paul Sedille. Incluso los almacenes Carson, Pirie, Scot de Chicago, obra de Louis Sullivan, construidos en torno a 1900, reflejan en la forma de la esquina la persistente memoria del pabellón.


 El sello del gran constructor Eiffel es visible en el tratamiento del interior de Au Bon Marché. Su superficie, de más de 2.700 metros cuadrados, está dividida en una serie de patios de diversas formas, cada uno cubierto por un gran lucernario de vidrio. EI paso de un patio a otro se simplifica gracias a la presencia de puentes elevados de hierro o passerelles, como las que Labrouste había usado, casi dos décadas antes, en el depósito de libros de la Bibliothèque Natonale (figura 138).


Seriedad y sencillez. Nunca antes la luz había entrado a raudales en unos almacenes con tal intensidad. Por encima del armazón del edificio se había levantado una auténtica arquitectura de vidrio (figura 140). La fantasía creativa del siglo XIX puede apreciarse en esta combinación de lucernarios de vidrio, puentes de hierro en el aire, esbeltas columnas de fundición y esas curiosas formas ornamentales tan características de la época. Pese a toda esta variedad, hay una gran dosis de seriedad y sencillez en los almacenes Au Bon Marché considerados en su totalidad; se elude aquí. la pompa y la ostentación arquitectónicas aplicadas más tarde para atraer y seducir a las masas.


Relación con las obras contemporáneas Las grandes cantidades de luz que entran en el edificio a través de esa construcción refinada e incluso etérea anuncian una de las primeras preocupaciones de los arquitectos contemporáneos. Cinco décadas después de la construcción de Au Bon Marché por parte de Eiffel, el mismo placer en el juego de la luz a través de perforaciones espaciales puede encontrarse en los interiores y exteriores de Le Corbusier, y en el modo en que este arquitecto hacía que ambos se interpenetrasen.


La audacia del siglo XIX cuando nadie lo observa. El imaginativo planteamiento que hacía Eiffel de los problemas técnicos puede verse en las formas exteriores de la alta cubierta de vidrio construida por encima de los lucernarios de los patios. El observador corriente nunca ve esta parte del edificio. Las passerelles de comunicación están fantásticamente equilibradas sobre los planos inclinados de esta cubierta de vidrio a modo de tienda de campaña. Cuando el siglo XIX piensa que nadie lo observa y ya no tiene conciencia de que hay necesidad de hacer exhibición alguna, es cuando resulta verdaderamente audaz.


 De ahí en adelante, esas formas indisimuladas, con todo su contenido natural de sensibilidad, que componían las partes traseras e inadvertidas de las estaciones ferroviarias y las fábricas empezaron a hacerse presentes en las fachadas delanteras de los edificios


Distintas maneras de resolver un nuevo problema constructivo Comparando los grandes almacenes decimonónicos de Francia y los Estados Unidos, podemos observar cómo a un nuevo problema constructivo - aparentemente determinado sólo por consideraciones prácticas - se le dieron distintas soluciones en distintos países.


Como acabamos de ver, en los Estados Unidos los grandes almacenes siguieron el tipo del depósito de almacenamiento: una planta diáfana construida encima de otra. En Francia, el patio de luz y el espacio interior 'perforado' aparecieron incluso antes de Eiffel (figura 139), en grandes almacenes construidos en madera. El caso de Au Bon Marchè., de Eiffel y Boileau, revela con toda claridad una tendencia inherente a la arquitectura francesa. El impulso de vaciar los espacios interiores en la mayor medida posible apareció en los edificios franceses desde el Románico en adelante; es algo patente en esos atrevidos coros góticos que parecen haberse dejado casi demasiado frágiles para mantenerse en pie, y en las últimas obras de nuestros días. La audacia de la ingeniería francesa es solamente otra expresión distinta de esta misma corriente.


 


 

Subir